Hijo de ex Presidente catalán es investigado en España por engatusar municipios de México con “asesorías”

27/08/2014 - 10:08 am

Ciudad de México, 27 de agosto (SinEmbargo).- Jordi Pujol Ferrusola, el empresario español investigado en su país por cobros encubiertos en un proyecto turístico en México en el que supuestamente habría invertido el equivalente a un peso, también habría cobrado comisiones, a través de una empresa fantasma, en al menos cinco ayuntamientos por asesorar en proyectos de basura.

Entre los municipios que le habrán pagado al hijo del ex Presidente catalán y consuegro del presidente ejecutivo de Grupo México -su hija mayor, Mercé, se casó con Ignacio García de Quevedo, hijo de Xavier García de Quevedo, presidente ejecutivo del poderoso Grupo México- habría cobrado en 2010, vía la empresa GBI & Monic Productions, 243 mil euros (más de 320 mil pesos), “por el asesoramiento y estudio del proyecto de centro de tratamiento de residuos situados en el municipio de Ecatepec, Estado de México. Asistencia en el país, búsqueda de emplazamientos en Querétaro, Puerto Vallarta, Acapulco y DF, búsqueda de potenciales socios locales y de asistencia técnica local, con desplazamiento a México”, publica el diario español El País.

En entrevista con SinEmbargo, publicada el 18 de agosto, el escritor Oriol Mallol, autor del libro El Cártel Español, aseguró que Pujol es parte de una clase emrpesarial ibérica “protegida”, que desde mediados de los noventa llegó a México a hacer una serie de negocios basada en relaciones familiares y con altos funcionarios gubernamentales.

“Pujol llegó protegida por toda la clase empresarial española que se ha establecido en México ”, dijo el escritor Oriol Mallol.

“En pláticas con distintas personas, él siempre dijo que había llegado a México, básicamente a trabajar poco y hacerse de un gran capital”, agregó.

Según funcionarios mexicanos entrevistados por el diario los proyectos de Pujol no convencieron.

La Regidora del Ayuntamiento de Puerto Valarta, Susana Carreño, recordó, en entrevista con el rotativo, que una mañana de principios de 2013 le pidieron a ella y unos compañeros que se reunieran con “unas personas que venían de España”. La entonces nueva Administración de la ciudad estaba recibiendo constantes ofertas de compañías para encargarse de servicios municipales, pero no había tratado con representantes de otros países.

“Esas personas no trataron conmigo, que es lo normal. Llegaron directamente con la gente de Presidencia [municipal]. Supongo que vendrían recomendados”, dijo por su parte Roberto Ascencio, el Síndico de Puerto Vallarta.

“Lo escuchamos durante una hora, pero no nos convenció”, recordó Carreño sobre la reunión. Los edíles acordaron rechazar el ofrecimiento. Carreño cree que hubo una segunda visita del empresario, pero no encontró la fecha concreta en su agenda.

El Regidor de Ecología de Puerto Vallarta, Humberto Gómez Arévalo, otro de los presentes, cree que sumar a otra empresa privada a la gestión hubiera agravado el problema de la recolección de basura que presentaba el municipio. “Bastantes problemas teníamos aquí como para traernos otros de fuera, ¿no? Mejor lo bateamos”, dijo al diario español.

Según el diario, la influencia de Pujol Ferrusola en México no solo se limitaba a las empresas españolas que querían abrirse un hueco al otro lado del Atlántico, concepto por el que ha cobrado elevadas cantidades, sino que comenzó a tratar con importantes empresarios locales. Ello le abrió las puertas de la gestión pública mexicana. Las relaciones cada vez más estrechas de la familia Pujol con los magnates mexicanos quedan reflejadas en unas páginas de la revista Hola en 2012. La hija mayor de Pujol Ferrusola, Mercé, se casó con Ignacio García de Quevedo, hijo de Xavier García de Quevedo, presidente ejecutivo del poderoso Grupo México y uno de los hombres más ricos del país. El negocio principal de Grupo México es la minería, pero García de Quevedo ha reconocido en la prensa económica que, a través de sus filiales, realizará importantes inversiones en perforación de pozos, una vez esté en marcha la reforma energética del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto. Curiosamente, otra de las actividades que dice conocer Pujol Ferrusola, las refinerías petroleras.

UN NEGOCIO DE A PESO

El 30 de julio, el también diario ibérico, El Mundo, reveló que la Audiencia Nacional de España sospechaba que Pujol Ferrusola cobró una comisión encubierta de Isolux Corsán al vender a este gigante de las infraestructuras, contratista de la autoridad catalana, su parte en un macroproyecto turístico mexicano, obteniendo un beneficio de 13 millones de dólares (9.7 millones de euros) en sólo dos años.

El juez Pablo Ruz, que investiga la corrupción del clan Pujol (encabezada por Jordi Pujol, ex Presidente de la región autónoma de Cataluña), requirió a la empresa española toda la documentación sobre la compra del proyecto Azul de Cortez, el más importante desarrollo turístico de Baja California Sur, agrega.

“Se trata de un complejo que se extiende sobre una superficie de 800 hectáreas junto al golfo de California, también conocido como Mar de Cortés, y en el que está prevista la construcción de un campo de golf diseñado por Greg Norman, una marina, dos hoteles con 280 habitaciones y unas 2,000 residencias de lujo destinadas principalmente al público estadounidense y canadiense. El ambicioso proyecto Azul de Cortez engloba un volumen de negocio superior a los 3,000 millones de dólares, tal y como han certificado ya consultoras como Lazard o Deloitte, y en su génesis se encuentra el hijo del ex Presidente de la región autónoma catalana”.

El Mundo citó fuentes próximas a la operación realizada en México. Publicó que Jordi Pujol Ferrusola desembolsó a mediados de 2006 tres millones de dólares para hacerse con un 21.5 por ciento del desarrollo del negocio, “articulando los pagos a través del BBVA”. Adquirió entonces un paquete del fideicomiso en México. Pujol Ferrusola llegó a esa operación como “propietario del inmueble descrito [la finca de 800 hectáreas], del proyecto ejecutivo para la construcción del desarrollo turístico y las viviendas que se construyan sobre el inmueble descrito”. Pero el monto oficial de este nuevo negocio millonario es una incógnita: la cifra oficial de compra que consta en uno de los contratos asciende a “un peso mexicano”.

El Mundo acusó que Pujol Ferrusola instrumentó la operación a través de su sociedad limitada Iniciatives, Marketing i Inversions, entidad investigada por la Audiencia Nacional de España por lavado de dinero y delito fiscal, dedicada originariamente al negocio del mármol y del granito bajo la denominación de Natural Stone, y a la que la Agencia Tributaria ha detectado ya fondos en Luxemburgo.

“Pujol Ferrusola, que hizo las veces de mero conseguidor en el proyecto del Mar de Cortés, vendió poco después su paquete del 21.5 por ciento a Isolux Corsán. Lo hizo en diciembre de 2008, obteniendo una espectacular plusvalía: 13 millones de dólares. El miembro del clan catalán estableció personalmente los contactos con la directiva de la empresa española para proponerle el negocio en primera instancia, en el que entró con una pequeña participación, y le vendió su parte acto seguido sin haber llevado a cabo ninguna gestión relevante. No en vano, Pujol Ferrusola no dispone de capacidad de gestión ni infraestructura alguna para llevar a cabo un proyecto de estas características”, agregó El Mundo.

Al mismo tiempo que compró la parte de Pujol Ferrusola, la empresa española adquirió las participaciones en este fideicomiso a otros empresarios tanto españoles como mexicanos, desembolsando un total de 79 millones de dólares, con el objetivo de llevar a cabo en solitario el desarrollo del negocio inmobiliario.

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