“México, el muro para los migrantes”: La 72, un refugio en la frontera sur

03/12/2017 - 12:05 am

Eran 58 hombres y 14 mujeres. 72 personas provenientes de Centro y Sudamérica que terminaron su ruta hacia Estados Unidos en San Fernando, Tamaulipas. Asesinados por Los Zetas en el rancho El Huizache, apilados, el uno junto al otro, amarrados y muertos por la espalda.

El hallazgo de la Secretaría de Marina fue el 24 de febrero de 2010. Más de siete años después, siguen siendo más las preguntas que las respuestas a la masacre. La migración en México continúa como un asunto de seguridad nacional y no de derechos humanos. Sin embargo, son también muchas las causas que buscan dar cobijo y ayuda para recuperar la dignidad perdida en el camino, una de ellas el Hogar-Refugio La 72.

Ciudad de México, 3 de diciembre (SinEmbargo).– Tenosique, Tabasco, es uno de dos los puntos en México para tomar “La Bestia”, el tren de carga que para millones de personas provenientes de América Central y Sur, significa la única manera de huir de la violencia, pobreza y opresión que sufren en los países de origen. Es también “la puerta del infierno, un campo minado donde las y los migrantes son víctimas de secuestro, asaltos, extorsión, discriminación y de un sinfín de delitos y violaciones a sus derechos humanos”, impulsados por ello, el 25 de abril de 2011 nació “La 72”, una casa para dar apoyo integral a aquellos en busca de refugio.

“Trabajamos es para reforzar al ser humano, recuperar su dignidad, darles esperanza y sanar los procesos de dolor, de persecución, de trauma, de pérdida que han tenido, para que cuando salgan de la casa se vayan con algunas herramientas que les sirvan en su camino futuro”, dice Ramón Márquez, director de La 72, en entrevista con SinEmbargo.

Ramón es parte del millón de extranjeros que viven en México. Es un migrante, que a diferencia de los 143 mil 226 centroamericanos que el Gobierno mexicano deportó en 2016, él viene de Europa.

“Soy originario de España, el que yo no esté en mi país obedece a un deseo profundo de ayudar y querer trabajar el tema de derechos humanos. Es romper con una vida bastante bien montada en mi país de origen y venir a México para buscar en qué puedo aportar mi grano de arena. Esto para mí no es un trabajo, es un proyecto de vida. Ser misionero sin ser religioso”, continúa

Tiene seis años viviendo en México, a los pocos meses de su llegada conoció a Fray Tomás, fundador de La 72, por lo que en 2013 se convirtió en voluntario y desde 2015 forma parte del equipo base de la casa.

“Desde mi experiencia, se ve mucho ahora al migrante centroamericano como el pobre, el delincuente, como si vinieran a cometer delitos, a robarnos los pocos recursos que tenemos, como si las mujeres vinieran a prostituirse. Y en caso de los europeos o de otras nacionalidades como de Estados Unidos y Canadá, pareciera como si viniéramos a aportar y a enriquecer la cultura del país.

Cuando el ‘pobre centroamericano’ tiene mucha cultura, mucha sabiduría y a pesar de que no hayan tenido acceso a niveles educativos altos, que muchas veces parecería una barrera, es un pueblo muy sabio, con muchos talentos, que tiene mucho que aportar y que cuando la gente le abre la puerta y le das una oportunidad la aprovecha al máximo”, menciona.

Otras organizaciones internacionales trabajan en conjunto con La 72. Foto: La 72

HACERLE EL “TRABAJO SUCIO” A EU

Fue en junio de 2015 cuando el entonces candidato republicano a la Presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, lanzó su primera amenaza hacia el pueblo mexicano: construiría un muro impenetrable entre la frontera de ambos países, pues, dijo, su vecino del sur mandaba crimen, drogas y violadores.

Ante estas palabras, autoridades y ciudadanos mexicanos expresaron su descontento. Los dichos causaron la indignación en redes sociales, se llamó al voto latino consciente y se empezó a temer por los resultados de la elección, que ahora todos conocemos.

“A nosotros eso nos causa un poco de ruido, que ahora se hable del muro cuando desde el año 2014 México se convirtió en un muro para los que transitaban por nuestro país. El 7 de julio de 2014, el Presidente presentó el Programa Integral de la Frontera Sur, que es un programa violatorio sistemático de los Derechos Humanos, donde incrementó muchísimo los delitos y la práctica habitual fue la persecución, la detención y la deportación.

En 2015, 2016 y los primeros nueve meses del 2017, el Instituto Nacional de Migración (INM) detuvo casi 400 mil personas de Honduras, El Salvador y Guatemala y de éstas deportó casi 370 mil. Son cifras muy significativas de lo que representa México como muro. Pasó a ocupar el papel como garante en control migratorio de la región y básicamente a hacerle el trabajo sucio a los Estados Unidos, con financiación de ellos mismo.

Ahora, con la nueva administración de Trump, nos choca este discurso pues el tema de la seguridad de la frontera sur, el control militar y de territorio, ya pasó durante muchos años desde antes del 2014, desde la Iniciativa Mérida en el 2007-2008 y que ahora se esté hablando tanto de todo esto cuando estamos sufriendo en nuestras carnes lo que nosotros le estamos haciendo a los centroamericanos”, dice el entrevistado.

LA 72, AYUDA ENTRE LA CRIMINALIZACIÓN

“Ponle el cascabel a La Migra”. Foto: La 72

La 72, Hogar Refugio para personas migrantes que nace el 25 de abril del año 2011 como un proyecto de atención integral para las personas migrantes y refugiadas, que se internan por la frontera sur, en concreto por la zona de Tenosique, Tabasco.

Es un proyecto franciscano, una sociedad civil que durante seis años y medio ha recibido aproximadamente a 80 mil personas de cinco nacionalidades distintas, el 95 por ciento son centroamericanos y de ellos, el 85 por ciento exclusivamente hondureños.

“Nosotros somos la primera casa del migrante en esa parte de la ruta, estamos a 64 kilómetros del puerto fronterizo de El Ceibo. El tren, ‘La Bestia’ pasa por Tenosique, que es uno de los dos puntos donde se puede tomar en dirección al norte, eso lo convirtió en un lugar estratégico en la geografía de la migración. Muchas personas vienen porque han viajado antes o dentro de la propia ruta escucharon de la casa o en las casas de migrante que están en Guatemala”, comenta Márquez.

La ayuda que ofrecen busca ser lo más integral posible y la dividen en cuatro áreas: la asistencia humanitaria, la promoción de derechos humanos, la atención a grupos y el cambio estructura. El director de la casa explica cada una:

“El primer nivel de intervención es la asistencia humanitaria, que tiene que ver con la acogida de las personas que nos llegan, el alojamiento, la comida, acceso a baños y duchas, comunicación, salud física y mental. Aquí contamos con el apoyo de Médicos Sin Fronteras que tiene un equipo de cuatro personas dentro de La 72.

El segundo nivel de intervención es la promoción de derechos humanos que es una de las líneas clave de la casa, aquí hay dos líneas muy marcadas: la atención a víctimas de delitos en territorio mexicano y la cada vez más creciente llegada de personas que huyen de la violencia en Centroamérica y necesitan protección internacional, es decir, la atención a refugiados. En los últimos años hemos atendido a poco menos del 10 por ciento del total de solicitantes a nivel nacional.

Personas migrantes provenientes de Honduras, exigen justicia para los 43. Foto: La 72

El tercer nivel de intervención es el de la atención a grupos, ya son familias completas, menores no acompañados, personas de la diversidad sexual, de la tercera edad, que vienen a pedir refugio y se están quedando con nosotros periodos de mínimo tres meses, algunas familias hasta nueve meses o un año. Aquí identificamos tres grupos con mayor vulnerabilidad: las mujeres, niños y adolescentes y las personas de la diversidad sexual.

El último nivel, es el que llamamos ‘cambio estructural’ que tiene que ver con el trabajo en red con organizaciones de derechos humanos, casas del migrante en México, Centroamérica, Estados Unidos y toda la región. Y trabajo de incidencia, para visibilizar el desplazamiento forzado por violencia y cómo podemos ir provocando cambios y generando comunidades más acogedoras”.

MÉXICO, LA PUERTA DEL INFIERNO

#NiUnaMenos. Foto: La 72

Ramón, los frailes y el resto de los voluntarios que conforman la organización, se mantienen gracias a donaciones, tanto de la población como de otras asociaciones civiles que los apoyan. Del gobierno nada, ni siquiera la garantía de seguridad.

“Hay criminalización y persecución de nuestro trabajo como defensores de derechos humanos por tener una posición muy crítica y apuntar a la colusión de autoridades con los criminales, nos ha costado múltiples amenazas. Este año, el propio INM, el delegado federal en el estado de Tabasco presentó dos denuncias ante la Procuraduría General de la República (PGR) contra uno de los frailes franciscanos del proyecto por tráfico de personas, cuando lo único que estaba haciendo era ir a comunidades donde van a celebrar misa y encontrarse a dos, tres, cuatro personas que no pueden caminar y traerlas a La 72, algo que hemos hecho desde nuestra creación y que vamos a seguir haciendo porque estamos brindando una labor de asistencia humanitaria.

Todo eso pareciera como que quieren minar nuestros esfuerzos para que nos cansemos y abandonemos, pero nosotros tenemos clarísimo que aquí vamos a seguir dando batalla, en la primera línea de la lucha sobre todo para exigir y defender los derechos de las personas que están pisando territorio mexicano”, dice el director.

“Es una gran vergüenza para nosotros que las y los migrantes encuentren en nuestro país sufrimiento y muerte”, escribe la organización en su Informe 2016 sobre la situación de los derechos humanos de las personas migrantes y refugiadas en Tenosique, Tabasco.

Héctor Márquez lo detalla: “Lo que estamos viviendo es un nivel de violencia brutal, desde el 2014 se incrementaron muchísimo los delitos. En 2015 y 2016 tuvimos más de mil 500 personas que habían sido víctimas de un delito en territorio mexicano, el tema de los asaltos con violencia, de los secuestros con colusión de autoridades locales. En esos años nos hartamos de denunciar que en el municipio de Cárdenas, la Policía Municipal estaba coludida con los grupos criminales y estaba secuestrando a la gente y entregándolos  para que pagaran rescate de hasta dos mil dólares, eso está perfectamente documentado con denuncias y averiguaciones previas ante la Fiscalía General del Estado de Tabasco, de la PGR.

La total impunidad y la falta de acceso a la justicia, de las más de 330 denuncias que nosotros presentamos ante el ministerio Público, en 2015 y 2016, absolutamente ninguna fue consignada, ninguna llegó a nivel de juicio ni hubo ningún tipo de arrestos”.

MÁS HUMANIDAD MENOS MILITARIZACIÓN

Refugiados de La 72 durante una protesta. Foto: La 72

¿Qué puede hacer México como sociedad civil y qué debe de hacer el gobierno para mejorar esta situación de las personas migrantes?

“Hay que hacer una reflexión muy profunda como sociedad, hay que volver a ese espíritu de acogida que México ofreció en sus mejores años con los refugiados de la Guerra Civil en España, la Segunda Guerra Mundial, los conflictos armados en Centroamérica, en los 80-90. México debería de asumir este liderazgo y avanzar para convertirse en un referente en toda la región porque tiene todo el potencial, es un tema de voluntad.

Es principal que tomemos conciencia de porqué estas personas están viniendo, cuáles son las causas reales de su desplazamiento forzado. Que cambie la voluntad del Gobierno mexicano en materia de migración, que no tenga un enfoque de seguridad nacional sino de derechos humanos. Que México realmente asuma su papel como garante de la protección internacional de todas estas personas que huyen de la violencia y necesitan un lugar en dónde restablecer sus vidas, que realmente se trabaje en programas de acogida y de integración. Muchas veces nos dicen que no hay recursos, pero México es un país con suficientes recursos, pero hay que usarlos correctamente.

Con esta nueva administración de Trump donde quieren cerrarnos y desvalorarnos, México debería mirar más hacia Centroamérica, hacia Latinoamérica. Convertirse en líder y empezar a trabajar en defensa de los derechos humanos de una manera sistemática e integral”, finaliza.

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