Miami Heat enfrenta el segundo partido de la final de la NBA buscando empatar la serie con los Spurs

09/06/2013 - 12:00 am
Foto: Facebook
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Ciudad de México, 9 de junio (SinEmbargo).-  Al finalizar el cuarto partido de la serie final de la National Basketball Association (NBA) en 2007, los San Antonio Spurs barrieron a los Cleveland Cavaliers para lograr su cuarto campeonato en la historia. En los vestidores, en medio del festejo, Lebron James se acercó a Tim Duncan para felicitarlo. Después del abrazo entre las dos figuras, Duncan le agradeció a Lebron el haberlos dejado ganar ese campeonato. “Esta liga será tuya pronto”, le dijo mientras los dos reían.

Seis años después, Duncan lidera a unos Spurs que llegaron a la final del mejor basquetbol del mundo con todo el merecimiento  de un equipo consistente que posee la virtud de ser oportuno. San Antonio tiene un registro de 13-2 en estos Playoffs. El experimentado equipo tejano viaja en aguas tranquilas con rápidos movimientos del balón que vuelven el perímetro de los tres puntos una zona de tiro para acabar con el equipo rival. El ritmo de San Antonio se impuso en el oeste.

Lakers, Warriors y Grizzlies intentaron hacerle frente a Duncan, Parker y Ginobili quedando en la orilla vencidos por el talento de tres tipos creativos que saben identificar lo que el rival plantea para envolverlo en el plan de acción de San Antonio. El creador de esta filosofía que domina la conferencia oeste es Gregg Popovich. Un viejo entrenador canoso que sabe explotar las cualidades de cada uno de sus dirigidos para forjar una dinastía de época.

Desde qué James llegó a Miami, el Heat se convirtió en el equipo dominante de la liga. Tras su primer campeonato el año pasado, las apuestas daban todo para que el bicampeonato de Miami se hiciera realidad. Lebron lideró a un equipo que estuvo 27 partidos sin perder hasta que los Chicago Bulls les pusieron un alto. Con los Playoffs en puerta, James anunció total concentración en vista a la batalla que se avecinaba. Con Wade y Bosh perdidos en el limbo de la irregularidad, Lebron cargó la responsabilidad de un equipo que quiere ser dinastía.

El sueño del bicampeonato se ha vuelto un camino complicado desde la final de la Conferencia Este. Con los Indiana Pacers llevando al límite el nivel de juego de Miami, los siete partidos que duró la serie aportaron una pizca de incertidumbre al anhelo del equipo del sur de la Florida. Superada la prueba impuesta, el último escalón es aún más difícil. El Heat necesitará mucho trabajo de equipo si es que quiere lograr lo que todos anticipaban al principio del año.

El primer partido de esta serie final vislumbró el agasajo deportivo que los aficionados de la NBA tendrán. Un duelo de tú a tú aprovechando el mínimo error que el rival cometa. Serie donde los detalles tendrán una vital importancia. Con tanto talento en cada lado, serán las pequeñas distracciones lo que determine el rumbo del enfrentamiento. Con una predicción a siete partidos, la serie final de la NBA tiene en contienda a un equipo para el recuerdo frente al jugador más dominante de la liga al que sólo le importa el anillo de campeonato.

Tim Duncan no se equivocó aquella noche de 2007. La liga se ha vuelto propiedad de Lebron James. Un jugador que dejó Cleveland para formar parte de un equipo poderoso al lado de Wade Bosh. Luego del primer éxito, la pregunta que se formuló fue: ¿Cuántos años seguidos lo ganarán? Con la victoria de San Antonio en el primer partido de esta final, Duncan tan discreto en su discurso como en su forma de ser, le ha propuesto a James ganarse ese bicampeonato a coste de vencer a unos Spurs que lucen rejuvenecidos en las transiciones pero tan efectivos como siempre. La respuesta de Lebron, esta noche en el juego dos.

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