¿Quién para a Coca Cola?

11/09/2012 - 12:01 am

“¿Le daría usted doce cucharadas de azúcar a su hijo?, entonces por qué le da un refresco”, campaña contra el consumo del refresco en los Estados Unidos.

La semana pasada denunciamos en Sin Embargo MX cómo Coca Cola, junto con otras 17 empresas agrupadas en ConMéxico, viene utilizando un etiquetado que confunde y engaña a los consumidores sobre el contenido de azúcar en sus productos y cómo este etiquetado viola la norma oficial mexicana 051 que establece que los etiquetados en alimentos y bebidas no deben engañar o confundir al consumidor.

Dos días después de esta denuncia contra el etiquetado de ConMéxico, esta agrupación anuncia que lo promoverá a través de una campaña nacional en los medios de comunicación para que los consumidores “comprendan mejor su etiquetado”. Lo anterior ocurre ante el silencio de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios frente a una denuncia presentada desde enero pasado contra este etiquetado y frente a un estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud Pública que concluye que confunde y engaña.

Coca Cola va a la cabeza de esta campaña de ConMéxico y este lunes publicó dos medias planas completas en varios diarios nacionales, entre ellos Reforma y La Jornada. En la publicidad señala: “En Coca-Cola nuestras etiquetas incluyen Guías Diarias de Alimentación (GDAs), que informan la cantidad de calorías, azúcares, grasas saturadas y sodio de nuestras bebidas para que decidas según tus preferencias y estilo de vida”.

¿Qué hace la COFEPRIS ante esta campaña de Coca-Cola y el etiquetado de ConMéxico, cuando tiene las pruebas que engaña y viola la normatividad?, ¿qué hace el comisionado federal, Mikel Arriola, contra este atentado contra la salud?

El asunto con Coca-Cola está en el azúcar. No existe ninguna recomendación para el consumo de azúcar refinada añadida a los productos. Lo que existen son máximos tolerables establecidos para el consumo diario. En el caso de la Organización Mundial de la Salud este máximo corresponde a 200 kilocalorías, lo que equivale a diez cucharadas cafeteras de azúcar para todo un día. La Asociación Americana del Corazón es más estricta, establece el máximo de consumo de azúcar para todo un día en 100 kilocalorías, es decir, cinco cucharadas cafeteras.

Una sola botella de Coca Cola de 600 mililitros contiene 252 calorías, lo que equivale a 12.5 cucharadas cafeteras de azúcar. El mismo contenido se presenta en los demás refrescos. Coca Cola quiere guardar esta información fuera del acceso público tanto como su fórmula secreta.

La normatividad obliga a que la información sea veraz en el etiquetado. Coca Cola y Kellog’s, y posteriormente, 16 empresas más, han desarrollado su propio etiquetado, sin ningún aval científico, sin corresponder a los criterios de la Organización Mundial de la Salud, los organismos estadounidenses o las recomendaciones de los expertos en México.

Las empresas deciden cuál es la dimensión de las porciones para brindar información. Si el producto tiene mucha azúcar, entonces deciden dar información de una porción muy pequeña, para que aparezca que tiene poca azúcar. Este es el caso de la botella de Coca Cola de 600 mililitros en la que da la información de una porción de 200 mililitros, lo que equivale a menos de un vaso.

Otro ejemplo es el de Kellogs que da información de porciones de 40 gramos en su cereal All Bran y de 30 gramos en Zucaritas: mayor la porción en All Bran para que aparezca mayor el contenido de fibra, y menor la porción en Zucaritas para que aparezca una menor cantidad de azúcar. El caso de las Zucaritas es de llamar la atención ya que el 40% de su peso es azúcar y el resto harina refinada: una composición que representa un riesgo para la salud de los niños que lo desayunan de manera regular.  En realidad ya no se trata de un cereal, se trata de una golosina. En el mismo sentido, los refrescos con definidos por los expertos como un dulce líquido.

Si uno toma la botella de Coca-Cola de 600 mililitros verá que en su etiqueta dice 21 gramos de Azúcar y 17% del requerimiento diario recomendado. En primer lugar, no hay requerimiento diario recomendado para el azúcar, por lo tanto, con esta información se confunde. En segundo lugar, la información de los 21 gramos y el 17% se refieren a una porción de 200 mililitros y no a los 600 mililitros del envase: no es clara la información y se confunde al consumidor. En el estudio realizado por el INSP, más del 40% de los estudiantes de nutrición, a los que se les expuso a este etiquetado, no reconocieron que el producto contenía más de una porción. En tercer lugar, si los 21 gramos y el 17% se multiplicaran por tres, el consumidor concluiría que el envase contiene 63 gramos de azúcar (equivalente a 12 cucharadas cafeteras de azúcar) y 51% de los “requerimientos diarios de azúcar” (cuando no existe requerimientos de azúcar añadida).  Como lo explicamos anteriormente, estos 63 gramos equivalen a 252 calorías y a 126% del máximo tolerable de azúcar añadida establecido por la Organización Mundial de la Salud. Es decir, en un solo producto se rebasa el máximo establecido para un día.

ConMéxico y Coca Cola están lanzando la campaña para “orientar” a los consumidores a través del etiquetado que han elaborado a su gusto y sin criterios científicos. La autoridad tiene las pruebas del engaño que representa este etiquetado. Como lo declaró hace un par de días el Dr. Simón Barquera, director del Área de Investigación en Políticas y Programas de Nutrición y Salud del INSP, y coordinador del estudio que se realizó para evaluar el etiquetado que usa Coca Cola y otras 17 empresas agrupadas en ConMéxico: “Uno no puede ser juez y parte. Yo te vendo y yo te digo que es bueno, eso es ridículo”.

Ante las denuncias, Coca Cola responde con una avalancha de publicidad multimillonaria pagada por los propios consumidores a los que engaña y daña su salud. La pregunta es qué hace COFEPRIS, ¿quién para a Coca Cola?

Alejandro Calvillo
Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.
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