Autora: Fabiana Urbina
El 19 de marzo de 1882, se colocó la primer piedra de uno de los templos católicos más bellos, monumentales y simbólicos de la historia de España. Conocido mundialmente, el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia ubicado en Barcelona es la obra cumbre del arquitecto catalán Antoni Gaudí y la cual fue catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO junto con otras seis obras arquitectónicas del mismo autor.
Antoni Gaudí i Cornet nació el 25 de junio de 1852. Fue un niño con diversas complicaciones de salud, que le obligaron a permanecer largas temporadas aislado de la sociedad. Esto le permitió estar en constante observación de la naturaleza, lo que le concedería la enorme visión con la que se describe toda su obra arquitectónica y diseño en general.
Gaudí dedicó la mayor parte de su carrera a construir el Templo de la Sagrada Familia, labor que no abandonó hasta su muerte, en 1926. El templo siempre ha sido expiatorio; es decir, desde sus inicios, hace ya más de 130 años, se construye poco a poco a partir de donativos. En este sentido, el propio Gaudí dijo: “El Templo Expiatorio de la Sagrada Familia lo hace el pueblo y se refleja en él. Es una obra que está en las manos de Dios y en la voluntad del pueblo.”
Actualmente, la obra sigue avanzando por los donativos desinteresados y la recaudación procedente de la entrada de los más de dos millones y medio de visitantes anuales. Una fundación eclesiástica, administra el presupuesto y la ejecución del proyecto de construcción, siguiendo las directrices iniciales de Antoni Gaudí.
Continuar con la idea original del arquitecto catalán, ha sido uno de los mayores retos para los arquitectos que continuaron la edificación hasta nuestra época. La complejidad, dedicación y detalles con los que Gaudí contemplaba el proyecto integral, han sido las principales directrices de la obra nueva que se integra a la construcción antigua inconclusa y es por esto que el avance a sido lento. Muchas de estas directrices quedaron plasmadas en papel, como interpretaciones que solo Gaudí y sus trabajadores de la época entendían, otras muchas ideas no alcanzaron siquiera a ser plasmadas.
El 7 de junio de 1926 Gaudí se dirigía a la iglesia de San Felipe Neri, que visitaba a diario para rezar ya que era un hombre profundamente religioso; al cruzar la calle fue atropellado por un tranvía que lo dejó sin sentido. Siendo tomado por un mendigo al ir indocumentado y a causa de su aspecto descuidado, con ropas gastadas y viejas, no fue socorrido de inmediato y murió el 10 de junio de 1926, a los 73 años de edad. Fue enterrado el 12 de junio, con presencia de grandes multitudes que quisieron darle el último adiós, en la capilla de Nuestra Señora del Carmen de la cripta de la Sagrada Familia.
Publicado por Wikimexico / Especial para SinEmbargo