ENTREVISTA | Agustín Fernández Mallo explora la dimensión compleja de la realidad en su novela “Limbo”

23/07/2014 - 12:30 am
"Si tuviera que poner una etiqueta a mi literatura esa sería la de realismo complejo", dice. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
“Si tuviera que poner una etiqueta a mi literatura esa sería la de realismo complejo”, dice. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Ciudad de México, 22 de julio (SinEmbargo).- El secuestro, el tiempo de una secuestrada, ese estado de la existencia donde todo se detiene, como una foto fija que desvirtuara la realidad y la fulminara.

Es un limbo mórbido y desleal: aquel espacio que desdice todas y cada una de nuestras costumbres, uno a uno cualquiera de nuestros disfraces.

No estoy segura de que él estuviera dispuesto a bajar a las profundidades a las que hay que bajar para mirar a los ojos a una secuestrada y ver la clase de monstruo allí depositado. A veces he pensado que debe de ser similar a contemplar los ojos de un animal disecado que de pronto hubiera regresado a la vida.

Limbo, del español Agustín Fernández Mallo evoca el secuestro de una mujer en el Distrito Federal, en lo que podría ser un día más en la gran urbe. Más acá, una pareja viaja por las rutas estadounidenses en busca del sonido del fin.

Al norte de Francia, dos músicos se encierran para grabar una obra definitiva y en México, un escritor se enamora de una misteriosa mujer que conoce en una librería.

Todo está relacionado en un tiempo que se estira como una malla elástica. Lo que podría ser surreal es en realidad la realidad vista desde un páramo. Tal vez lo cotidiano, lo cercano, desmienta el libre albedrío, lo aplaste hasta que de él no quede huella alguna. Y sólo quedemos flotando allí, en el limbo.

Limbo, editada por Alfaguara, es la nueva propuesta narrativa de Fernández Mallo, nacido en La Coruña en 1967, conocido entre otras cosas por el Proyecto Nocilla, que inspiró su aclamada novela Nocilla Dream, a la que le siguieron Nocilla Experience y Nocilla Lab.

También es suyo el libro de cuentos El hacedor (de Borges). Es físico y tiene un grupo de música llamado Frida Laponia, entre otras muchas cosas que hace relacionadas con el arte y la ciencia, dos de sus pasiones esenciales.

“Cuando a una persona la despojan de todos los lazos que tiene con el mundo, lo único que le queda es su propio cuerpo y por tanto su identidad tiene que transformarse”, dice Agustín Fernández Mallo en entrevista con SinEmbargo.

“Y es lo que esta chica nos cuenta con su propia voz. La visión que tiene de ella misma, cómo le va otorgando valor a algunas cosas, quitando valor a otras”, dice el autor.

En Limbo, las cosas se vuelven fríamente científicas. Comer astillas, chupar cobre, masturbarse varias veces al día, se convierten en actividades con un sentido biológico, como de manual de medicina, en el relato de la secuestrada.

"Las teorías apocalípticas sólo sirven para meter miedo y controlar más a la gente". Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
“Las teorías apocalípticas sólo sirven para meter miedo y controlar más a la gente”. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Pese a ello, el escritor no se documentó especialmente para la novela, por no quitar precisamente el dedo del renglón estético ni quitarle a la historia su sustancia ficcional.

“Mi investigación es literaria”, afirma, al tiempo que reconoce que la mujer de su novela “es muy inteligente, más compleja en el buen sentido, atenta a todo lo que ocurre alrededor y tiene una sensibilidad muy superior a la del hombre que la acompaña”.

“Curiosamente, a pesar de ser un personaje femenino no me costó tanto construirlo. Me costó más construir el masculino”, agrega.

LA MÚSICA, ESE DESTINO

Agustín Fernández Mallo es un gran entendido en el tema de la música. No sólo porque lidera como dijimos su propio grupo, sino porque también junto a su colega y amigo Eloy Fernández Porta tiene un dúo de spoken word y a menudo ofrecen concurridos espectáculos de música y palabra.

Así las cosas, no siente de todos modos que la música sea sustancial en su narrativa. Antes, le otorga gran influencia al arte contemporáneo. No obstante, Limbo es una novela con soundtrack y de hecho se viaja alrededor del mundo para componer una música definitiva o para encontrar el sonido del fin.

“La música se introduce en mis novelas como un paisaje natural. Algo que está ahí y entonces por qué obviarlo, ¿no? Es verdad que en Limbo aparece más la música que en otras, pero más creo que se habla del sonido como un ente abstracto que como personaje no está muy tratado en la literatura”, explica.

–      ­Cualquier joven de la nueva generación pensaría que el Eisenberg de tu novela es el fabricante de metanfetaminas de Breaking Bad y no el del descubridor de la física cuántica.

–      Fíjate que esa es una cosa que me fastidió de Breaking Bad. Que se estableciera esa confusión. Por empezar, Walter White es químico. La física no tiene nada que ver con la química. Parece ser que la serie tenía muy malos asesores científicos y pusieron Eisenberg al personaje central. Mi cultura no me remite a Breaking Bad cuando escucho Eisenberg, sino a los estudios realizados y muchas veces padecidos durante mi formación como físico.

–       En la introducción hablas de nacionalismo versus nazismo, de la posibilidad de dejar de ver la historia en blanco o negro

–      Lo que me parecía apasionante es cómo en la historia de los científicos de la Segunda Guerra Mundial, algunos contribuyeron al auge del nazismo y otros no. En Limbo doy apenas una pincelada del tema para poder llegar a lo que me interesa realmente en esta novela que es lo del limbo. Hay una frase que pongo en el libro que dice que los científicos que colaboraron con el nazismo eran mentes brillantes pero muy infantiles en su relación con el Estado. Para ellos, todo lo que les pedía el Estado era igual que si se los pidiera la patria.

Foto: Especial
Foto: Especial

–      La idea de limbo en tu novela crea mucha angustia…por otro lado crea la certeza de que todos vivimos en una especie de limbo

–      Era eso precisamente lo que me interesaba remarcar. Si te fijas en los personajes, todos coinciden en tener una mirada de extrañeza frente al mundo, una mirada desenfocada creo que para mostrarnos que la realidad tiene otras aristas, otras caras…la forma que tienen los personajes de transitar por el mundo es permanecer en esa especie de limbo activo, un limbo que plantea preguntas. Desde luego que mi libro como todos mis libros no busca dar respuestas ni pastorear a nadie, sino plantear preguntas.

–      El tema de la muerte también habita en las páginas, en un momento un tanto escéptico del mundo…

–      Bueno, soy enemigo de las visiones apocalípticas. El ser humano lleva miles de años y se las arreglará para vivir otros miles de años. Somos la especie que más se adapta a cualquier medio y por otro lado no somos tontos, ya sabremos cómo sobrevivir a lo que venga.

–      ¿Cómo definirías a Limbo?

–      Creo que expresa lo que expresa todo lo que hago: la complejidad de la realidad. Si tuviera que poner una etiqueta a mi literatura creo que sería realismo complejo. Hablo de mi contemporaneidad, de toda la complejidad que nos rodea y en ese sentido Limbo es una novela de investigación de la realidad.

 

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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