Hábitat

#ANUARIO2020 | Privilegiar a Pemex y CFE alejó a AMLO de su promesa de una transición a energía verde

23/12/2020 - 12:05 am

Por su posición geográfica, la vulnerabilidad de México ante la crisis climática imprime un sello de urgencia a la transición energética. Pero la política actual del sector actúa en sentido contrario al privilegiar la industria estatal que ha sido “ineficiente y contaminante” y genera incertidumbre para la inversión privada, plantearon analistas. Incluso el Presidente Andrés Manuel López Obrador reconoce esta deuda a nivel nacional y global.

Ciudad de México, 23 de diciembre (SinEmbargo).– Parado frente al gabinete federal en Palacio Nacional, el Presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció durante su II Informe de Gobierno que uno de sus pendientes es la transición a las energías renovables. Sin embargo, agregó, será a través de las hidroeléctricas de la pública Comisión Federal de Electricidad (CFE)que también tiene entre su cartera combustibles fósiles con plantas de gas natural y contratos con mineras carboneras. A la par, Petróleos Mexicanos (Pemex) continúa con la técnica del fracking, busca refinar más y, de las concesiones mineras dadas en sexenios pasados, siguen brotando proyectos extractivistas.

Aunque la Ley de Transición Energética establece que para 2018 debíamos tener una participación mínima de 25 por ciento de energías renovables en generación de energía, no exentas de conflictos sociales por falta de consultas indígenas, el Wood Mackenzie Power & Renewables estima que se llegue al 26 por ciento hasta este 2020, cuando la meta ya es de 28.3 por ciento. En los dos años de la denominada Cuarta Transformación, en que se dio un portazo a la inversión privada en energías solar y eólica, México cayó del lugar 8 al 51 en el ranking sobre transición a energías renovables en el marco de la crisis climática ocasionada, en parte, por la quema de fósiles. Climatescope es un ranking de BloombergNEF sobre la transición energética en los países emergentes. De las 108 naciones monitoreadas en 2020, el país se colocó en el 51 frente a la posición 24 el año pasado y el octavo puesto en 2018.

“De 100 compromisos presentados hace dos años, hemos cumplido 97. Solo están pendientes o en proceso tres: descentralizar el Gobierno federal, impulsar el desarrollo de fuentes de energía renovables, mediante la rehabilitación de las hidroeléctricas y conocer la verdad acerca de la desaparición de los jóvenes de Ayotzinapa. En eso estamos”, dijo López Obrador el pasado 1 de diciembre, días después de que el Presidente electo de Estados Unidos Jode Biden aseguró que el combate a la crisis climática será una de las prioridades de su Administración.

El Plan de Negocios 2021-2025 de la CFE plantea que se modernizarán y repotenciarán ocho centrales de generación hidroeléctrica, proyectos que representan la ampliación de la capacidad de generación mediante el uso de energías limpias por 530MW. Además, plantea la inversión en centrales de ciclo combinado con gas natural que, aunque minimiza la emisión de gases de efecto invernadero, solo es una fuente de transición hacia las energías limpias.

“Hay experiencias territoriales donde se ve que las presas de minihidroeléctricas no son energía limpia. Tenemos que desmantelar ese discurso. Tienen los mismos impactos de una presa a gran escala que es desplazar a poblaciones”, dijo Angélica Castro Rodríguez, de la organización EDUCA en Oaxaca, quien compartió la experiencia del proyecto “Río Verde” para la minihidroeléctrica de la firma ENERSI en Santiago Jamiltepec, Oaxaca, donde la comunidad se opuso y logró dar revés a la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) por las irregularidades detectadas. Este año la empresa volvió a ingresar la MIA ante la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat). “Con el tema de las inundaciones en el sureste, quieren construir más presas cuando son las presas las causantes de las inundaciones”.

Presa Hidroeléctrica de Chicoasen de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en Chiapas. Foto: Cuartoscuro.

Analistas energéticos dicen que el sector energético mexicano aún es altamente contaminante, ya que 70 por ciento de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) provienen del sector energético, con una producción a la baja desde hace 15 años, lo que ha provocado que el 30 por ciento de la energía consumida sea importada. México, país costero altamente vulnerable a la crisis climática, está suscrito al Acuerdo de París, firmado en 2015 para mantener el aumento de la temperatura global promedio debajo de los 2 grados, por lo que se comprometió a reducir sus GEI un 22 por ciento en 2030. Pero si se continúa con su mismo ritmo de emisiones actual, tampoco se cumplirá.

Tonatiúh Vázquez, economista ambiental y coordinador de energía y finanzas del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), planteó que “la política energética actual apuesta a regresar a un modelo energético estatista que nos aleja de nuestros compromisos internacionales, donde las Empresas Productivas del Estado mantienen un papel protagónico en la producción y comercialización de energía. Sin embargo, la consecución de esta política costará ineficiencias y mayores emisiones de Gases de Efecto Invernadero”. Por un lado, justificó, la CFE planea aumentar su producción con plantas con tecnología “ineficiente y fósil”. Y Pemex, al aumentar su capacidad de refinación, generará combustóleo, un combustible altamente contaminante.

Plataforma marina en el Litoral de Tabasco. Foto: Pemex.

Bajo el argumento técnico de que al ser intermitentes representan una amenaza para la confiabilidad general de la red eléctrica, el Gobierno federal canceló el programa de subastas de energías renovables de México, claves para generar más proyectos, y buscó diluir el mercado de Certificados de Energías Limpias (CEL).

“Estamos enfrentando circunstancias complicadas en el tema de desarrollo de renovables en México por la incertidumbre regulatoria y política, así como la falta de mecanismos para incentivar su crecimiento. A pesar de ello, y de que los inversionistas están siendo más cautelosos, sigue existiendo un gran interés por su potencial de renovables y la creciente demanda”, matizó Valentina Izquierdo, investigadora del Wood Mackenzie Power & Renewables.

MÁS FRACKING Y MINERÍA 

En 2019 Petróleos Mexicanos (Pemex) perforó y fracturó tres pozos en yacimientos no convencionales (Pankiwi-Exp, Kaneni-Exp, Maxochitl-Exp) en Puebla y Veracruz, contraviniendo así el compromiso 75 del Presidente Andrés Manuel López Obrador de no utilizar esta técnica de exploración y extracción de hidrocarburos que requiere el uso de grandes cantidades de agua, reiteró la Alianza Mexicana contra el Fracking con base en solicitudes de información aunque la petrolera lo haya negado.

“Hacemos un llamado al Ejecutivo para que decrete de manera inmediata medidas concretas y efectivas para detener el fracking en el país. Asimismo, llamamos urgentemente al Poder Legislativo a discutir las iniciativas de prohibición del fracking que se encuentran turnadas a comisiones tanto de la Cámara de Diputados como del Senado de la República y a aprobar la prohibición legal de esta nociva técnica ahora y en el futuro”, pidió la organización.

Pozos fracturados en Puebla y Veracruz con la técnica de fracking durante el Gobierno federal actual. Tabla: Alianza Mexicana contra el Fracking.

Otra promesa del Presidente López Obrador es no dar más concesiones mineras. Sin embargo, las ya otorgadas del sexenio de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) al de Enrique Peña Nieto (2012-2018) han dado la oportunidad a que las mineras continúen iniciando proyectos de exploración en territorio nacional generando conflicto o resistencia en comunidades de Colima, Durango, Zacatecas, Sonora y Guerrero, ha documentado este año la Red Mexicana de Afectadxs por la Minería (REMA).

Industrias y empresas que más usan energía eléctrica en México. Gráfica y tabla: “Alumbrar las contradicciones del Sistema Eléctrico Mexicano y de la Transición Energética” de GeoComunes, con datos del 2018.

Mientras el Gobierno federal sigue impulsando la quema de carbón, petróleo y gas natural, que emiten gases de efecto invernadero desencadenando alteraciones climáticas, la naturaleza golpeó el 2020 con desastres que sembraron muerte y destrucción. La pandemia se sumó a una cantidad sin precedentes de tormentas y huracanes al grado de tener que recurrir a las letras del alfabeto griego como no ocurría desde 2005; incendios forestales en California que abarcaron la mayor superficie quemada hasta ahora en una temporada; feroces inundaciones en Asia y África; y altas temperaturas que derritieron el hielo del Ártico.

“La naturaleza nos está haciendo llegar un mensaje. Mejor que le prestemos atención”, declaró a la agencia AP Inger Anderson, director del Programa Ambiental de las Naciones Unidas. “Donde quiera que vayas, la naturaleza nos está golpeando”.

A nivel mundial hubo más de 220 desastres naturales, que afectaron a más de 70 millones de personas y causaron daños por más de 69 mil millones de dólares. Mataron a unas 7 mil 500 personas, según cifras preliminares del banco de datos del Centro para la Investigación de Desastres Epidemiológicos de la Universidad Católica de Louvain, Bélgica.

Dulce Olvera
Reportera de temas de crisis climática, derechos humanos y economía. Egresada de la FCPyS de la UNAM.
en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video