En los ajolotes se encuentra la clave para la regeneración de miembros perdidos, afirma científico australiano

26/05/2013 - 12:00 am
Foto: UNAM
Foto: UNAM

Ciudad de México, 26 de may (SinEmbargo).- El Ambystoma mexicanum, mejor conocido como axolote o ajolote, podría ser la clave para que aquellas personas que han perdido alguna extremidad puedan recuperarla mediante la regeneración de tejidos, sostiene un grupo de investigadores australianos.

La investigación publicada por la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de EU (PNAS), informa que un equipo del Instituto de Medicina Regenerativa (NIDS) de la Universidad de Monash en Australia descubrió que cuando las células inmunes conocidas como macrófagos, localizadas en los tejidos, fueron eliminados sistemáticamente, los ajolotes perdieron su capacidad de regenerar una extremidad y en su lugar se formó una cicatriz.

James Godwin, autor principal del estudio, cree que estos hallazgos permitirá que los investigadores puedan entender de mejor manera las condiciones que son necesarias para la regeneración.

El ajolote es una salamandra con la característica poco habitual de conservar sus rasgos larvales en su vida adulta. Se encuentra únicamente en el complejo lacustre de Xochimilco, al sur de la Ciudad de México, y tiene la capacidad de regenerar partes del cuerpo perdidas, lo que lo convierte en una de las especies de salamandra más estudiadas en el mundo.

“Antes pensábamos que los macrófagos no importaban, y esta investigación demuestra que ese no es el caso. Si los macrófagos no están presentes en las primeras etapas de recuperación, la regeneración no se produce”, dijo Godwin.

Foto: Wikimedia Commons
Foto: Wikimedia Commons

El cuerpo humano también posee macrófagos, pero en el caso de las personas estas células sólo se dedican a acabar con cuerpos extraños en el organismo; por lo que indagar mejor las propiedades de los ajolotes puede conducir a investigaciones que lleven a sanar las lesiones cerebrales y la médula espinal, así como a nuevos tratamientos para enfermedades del corazón y el hígado.

A pesar del interés que este anfibio despierta entre la comunidad científica, su población está en declive ya que la demanda de la mancha urbana ha llevado a drenar y contaminar buena parte de las aguas de Xochimilco, por lo que se le considera una especie muy amenazada.

Lo que el equipo de Godwin descubrió fue que sin macrófagos pierden su capacidad regenerativa y los miembros perdidos se convierten en meros muñones. Sin embargo, al devolverle a la criatura las células, estas no hacen nada con el muñón, pero recuperan el proceso de regeneración y si una extremidad se les amputa, esta vuelve a crecer.

La conclusión de los cientíificos es que la nueva laceración despierta una respuesta química en el organismo del Axolotl que hace que los macrófagos se pongan a trabajar. A largo plazo, la idea es lograr aislar ese compuesto y utilizarlo como una droga para regenerar miembros humanos.

Hay indicios de que la capacidad de regeneración existe en una variedad de especies animales, pero en la mayoría de los casos se ha apagado por la evolución. Con la esperanza de que algunas de estas vías de regeneración aún pueden estar abiertas para los humanos, Godwin y su equipo manifiestan que “tenemos que saber exactamente lo que las salamandras hacen y cómo lo hacen, para que se pueda realizar en terapias humanas”, dice el investigador.

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