Cultura cucapá de Sonora, un enigma para el mundo

28/03/2015 - 8:06 am

Por Juan José Romero Razo. Corresponsal

San Luis Río Colorado, Son., 28 Mar (Notimex).- Los indígenas cucapás de Sonora realizaron en la antigüedad siembras agrícolas en los días primaverales, aunque actualmente se desconoce a ciencia cierta cómo medían el tiempo, según historiadores.

Muchos de los conocimientos y de la cosmovisión de ese grupo étnico radicado en el noroeste de Sonora, en Baja California y en Arizona, se ignoran, porque sus gobernadores autóctonos y miembros se han negado a compartirlos.

La ex presidenta del comisariado del ejido Pozas de Arvizu, Yolanda Domínguez Tambo, manifestó que dicha comunidad indígena no tiene ceremonias actuales, relacionadas con la primavera ni con la Cuaresma.

Las tierras donde habitan a la fecha, fueron asignadas como ejido a la tribu en 1942 por el gobierno federal, por ello, existe una dirigencia ejidal, aparte del liderazgo tradicional, el cual, actualmente ocupa la gobernadora cucapá, Aaronia Wilson Tambo.

Sin embargo, Wilson ha manifestado que no está interesada en dar declaraciones, sino en llevar los asuntos de la etnia de manera interna.

El historiador local, Jesús Cuen Murrieta, publicó en uno de sus estudios, que de acuerdo con versiones orales indígenas, las tribus yumanas, entre los que se encuentran los cucapá, no conocían un calendario como el actual.

“Estas tribus no tenían conocimiento de que hubiera lunes ni martes, ni enero o febrero o los demás meses, para ellos únicamente existían las lunas, con ellas se guiaban sobre cuándo era buen tiempo para pescar, y sabían cuándo haría viento o cuándo llovería”, dijo.

En otro estudio de la Comisión de Asuntos Históricos de San Luis Río Colorado, publicado en el libro “Los cucapá: La gente del río Colorado”, se refuerza dicha tesis, en cuanto a su manera diferente de medir los ciclos:

“No conocían el tiempo como lo conocemos nosotros, por días, semanas y meses. Para ellos sólo existían los periodos denominados como lunas o lunadas. Con ellas se guiaban en sus vidas diarias”.

Pero de alguna manera, la llegada de la primavera, que no conocían como tal, sino a través de los ciclos lunares, marcaba un periodo importante para los integrantes de esta civilización que tiene más de dos mil años en la zona, según el texto.

El mismo título indica que, de acuerdo con recopilaciones escritas hechas sobre expresiones orales, la anciana indígena, María Michel Barley, afirmó: “En abril empezaban las crecidas del río Colorado, en cuyas márgenes vivían los cucapás, y que en verano inundaban de agua las tierras del bajo delta”.

Relató que entonces, los cucapás se iban a las partes altas, en donde tenían otras casas, pero en cuanto sólo quedaba la tierra húmeda, la gente regresaba y se iniciaban las siembras de calabazas; frijoles yurimun y tépari, además de maíz.

El desarrollo de los cultivos rudimentarios que practicaban se daba entre junio y septiembre, en tanto que, las cosechas eran en octubre, destacan los escritos retomados de una entrevista con la mujer.

También, de acuerdo a la historiadora de Baja California, Yolanda Sánchez Ogas, los cucapás en primavera recolectaban el fruto de la biznaga y acostumbraban cruzar la laguna salada para llegar a la montaña y recolectar piñón y bellota.

“Recogían también miel de abeja, dátiles de los cañones y semillas de árboles como el mezquite, llamadas péchitas. Las semillas y el maíz los molían en morteros y metates”, explicó.

Pero el cronista del Centro de Estudios Históricos y Sociales local, Esteban Rojas Saldívar, comentó que sobre cómo medían el tiempo y otros conocimientos, en realidad se tienen muy pocos datos.

Expuso que los mismos integrantes de la etnia se niegan a compartir su sabiduría ancestral y es probable que desaparezca con ellos, pues apenas quedan unas cuantas decenas de miembros.

Los orígenes de esta etnia son alegóricamente mencionados en su mitología y transmitidos en forma verbal en sus cantos, pues ante la falta de escritura propia y de literatura escrita, con el fallecimiento en marzo de 2014 del gobernador cucapá de Sonora, Nicolás Wilson Tambo, se perdió parte de la tradición oral de dicha etnia, estimó Rojas Saldívar.

Señaló que es importante considerar la necesidad de hacer un último esfuerzo para rescatar este lenguaje de la familia yumana, cuyas otras ramas como la kiliwa, pai pai y kumiai también están en declive, según los expertos.

De acuerdo con Jorge Plantillas Cervantes, coordinador del Instituto Sonorense de Educación para los Adultos (ISEA) los cucapás posiblemente sean la única etnia de México que está totalmente alfabetizada, pues no se ha detectado a alguna persona que no sepa leer ni escribir “pero es que quedan muy pocos”, afirmó.

Según el último censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) de 2010, en Baja California quedaban 46 hablantes de kiliwa, 289 hablantes del kumiai, 145 hablantes de cucapá (incluidos los de Sonora) y 199 hablantes de pai pai.

Las autoridades tradicionales de la etnia, reportan tres naciones cucapá, la residente en el ejido Pozas de Arvizu de este municipio de Sonora; la de la reserva de Somerton, Arizona, y la de los ejidos El Mayor Cucapá y Cucapá Mestizo, en el vecino municipio de Mexicali, Baja California.

Sobre el tema linguístico, la profesora de Historia y Español en secundarias e investigadora por cuenta propia, Elvira López Sillas, realizó un estudio sobre el lenguaje cucapá, en coordinación con los miembros de la etnia.

Con ella colaboraron por varios años, el ahora extinto gobernador tradicional, Nicolás Wilson, además de los indígenas Colín Soto, Marco Antonio Domínguez Tambo, Ángel Pesado Majáquez y Alonso Majáquez.

La historiadora mencionó que “el dialecto cucapá que proviene de la familia yumana, relacionado con los khawan, tiene 17 consonantes, 10 vocales, dos alófonos o alternantes, un saltillo o cierre glotal, un acento y una pausa o apóstrofe”.

Por su parte, el escritor Manuel Cuen Gamboa indicó que, debido a que estos sonidos carecen de un sistema de escritura propio, diversos investigadores los han representado con el alfabeto en español, lo que entraña dificultades, porque muchos con tienen equivalente.

En el territorio sonorense existen 13 grupos indígenas, de los cuales ocho son originarios, algunos de ellos binacionales por su condición fronteriza, además de cinco migrantes que se han instalado en el estado.

Los pueblos indígenas originarios son: Mayo, Yaqui, Pima, Guarijío, Seri, Pápago o Tohono O´odham, Cucapá y Kikapu, en tanto que los grupos de origen migrante son: Mixes, Mixtecos, Nahuas, Triquis y Zapotecos, procedentes de diversas entidades del país.

Los cucapás de Sonora forman apenas unas 22 familias residentes del ejido Pozas de Arvizu, ubicado 20 kilómetros al sur de esta frontera.

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