Hábitat

María y Diego han documentado, encubiertos, el infierno de los animales en granjas de México

29/07/2018 - 8:20 pm

Igualdad Animal ha aportado cuatro investigaciones mexicanas que destapan las prácticas crueles a las que son sometidos los animales de granja: La vida en una jaula, Rastros de México, La industria de la leche y Pollo hecho en México.

Pero, ¿quiénes son los investigadores encubiertos que arriesgan todo por conseguir imágenes capaces de mover conciencias y lograr un cambio en el trato a los animales en el país? Son María y Diego, como se hacen llamar por motivos de seguridad. Ambos activistas platicaron con SinEmbargo sobre su labor.

Ciudad de México, 29 de julio (SinEmbargo).- Igualdad Animal (IA) se ha metido en las entrañas de los rastros de México para documentar y concientizar a la sociedad sobre lo que los seres sin voz sufren antes de que sean privados de la vida.

La organización civil nació en España en 2006 y llegó a México en 2013, dos años después inauguró la oficina en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, con la campaña internacional Descubrir la Comida, cuyo objetivo es motivar a que la gente decida reducir su consumo de carne.

En el territorio nacional, IA ha aportado cuatro investigaciones que destapan las prácticas crueles a las que son sometidos los animales destinados al consumo humano: La vida en una jaula,Rastros de MéxicoLa industria de la leche Pollo hecho en México.

Pollo hecho en México es la investigación más reciente y en ella evidencian el proceso de producción de la carne de esta ave y muestra fotografías de todo lo que ocurre dentro de estos centros de matanza, desde el momento en el que nacen hasta que llegan a un plato.

“El mismo día en que nacen, los polluelos son transportados dentro de contenedores a las granjas de cría. Al llegar, son descargados de los camiones sistemáticamente sin el menor cuidado, algunos quedan atrapados en los contenedores y mueren asfixiados por el peso, muchos otros sufren graves fracturas que les impiden alcanzar el agua y el alimento. Esto solo es el comienzo de su largo y terrible sufrimiento”, dice la organización en el video Pollo hecho en México.

En 2017, la investigación La Industria de la Leche, realizada por la organización con presencia en Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Mexico, España, India, Italia y Brasil, reveló imágenes del terror que las vacas y sus crías viven en los centros de producción de leche.

“Una de las prácticas más crueles dentro de esta industria se conoce como el descorne: les cortan los cuernos para dejarlas sin defensa y poder manejarlas más fácilmente, los cuernos de una vaca tienen una sensibilidad similar a la de nuestros dientes, esta mutilación es traumática y extremadamente dolorosa. Cada vaca es marcada con un hierro hirviendo para identificarla, estas severas quemaduras y profundas heridas no serán tratadas. También les cortan el rabo con tijeras o con una goma muy apretada hasta que los tejidos se mueren y el rabo se cae”, dice la narradora del video.

En 2016, los investigadores de IA lograron entrar a 21 rastros municipales mexicanos en los estados de Jalisco, Nuevo León, Aguascalientes, San Luis Potosí, Colima, Zacatecas y Nayarit. Con el material audiovisual obtenido, presentaron el trabajo Rastros de México en el que documentaron las infracciones cometidas a la Ley Federal de Sanidad Animal con prácticas de extrema crueldad contra cerdos, borregos, vacas y ovejas.

“Estos animales sufren una crueldad extrema y tienen una muerte brutal. Ningún país civilizado debería permitir este abuso hacia los animales, estas imágenes corresponden a rastros municipales dependientes del Gobierno”, manifiesta el relator de la grabación.

La vida en una jaula vio la luz en 2016 y para denunciar lo que a diario ocurre en las granjas de gallinas ponedoras en Jalisco, el estado líder en producción de huevo a nivel nacional: hacinamiento, crueldad de la muda forzada de plumas o pelecha, aves enfermas sin atención veterinaria, agonizando dentro y fuera de las jaulas; así como cadáveres de estos animales al interior de las naves industriales.

María (M) nació en Jalisco, tiene 38 años y estudió mercadotecnia. Diego (D) es originario del Estado de México, tiene 25 años y está a punto de concluir la licenciatura en Derecho. Ambos tienen algo en común: buscan visibilizar la crueldad hacia los animales para así terminar con ella y lo hacen desde la trinchera de Igualdad Animal. Aquí la entrevista con los activistas mexicanos:

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–¿Cómo decidieron comenzar a documentar lo que ocurre al interior de los mataderos de animales destinados al consumo humano? ¿Por qué creen que es importante realizar este trabajo?

M: Hace ya algunos años, gracias a un documental que vi, pude conocer el infierno en el que viven los animales de granja durante todas sus vidas. Fue un impacto gigante para mí. No podía creer que los humanos pudiéramos ser capaces de tanta crueldad y de cometer atrocidades hacia seres inocentes, sensibles e indefensos. También me pregunté a mí misma cómo había podido contribuir con toda esta maquinaria devastadora y cruel. Pero, sobre todo, me sentí impotente al pensar, en un primer momento, que no podía hacer nada para liberar a esos animales y que, si acaso llegase a hacer algo, no podría tener un gran impacto. Pero estaba tan equivocada. Todo cambió desde las primeras capacitaciones que recibí junto a los investigadores más expertos dentro de Igualdad Animal. Nuestra organización cuenta con uno de los equipos de investigación más capacitados en todo el mundo y constantemente estamos participando en cursos de actualización sobre las tácticas y estrategias más avanzadas o sobre las nuevas oportunidades que el progreso tecnológico pone a nuestra disposición. También tenemos una política muy estricta de apoyo y cuidado para los activistas en puestos de riesgo como lo es ser investigador. Es importante mantenernos saludables física y mentalmente después de ver tanta violencia y en Igualdad Animal nos brindan todo eso.

D: El trabajo que hacemos es lo que permite que otras personas puedan conocer la terrible realidad que oculta la industria ganadera detrás de sus gruesos y altos muros. Fue gracias al trabajo de un investigador que yo pude también conocer esa verdad y decidí dejar de consumir carne y productos animales y dedicar mi vida a cambiar el mundo para ellos. Cada vez estoy más convencido de que debemos seguir mostrando la realidad que viven los animales. Saber que las fotos y videos que grabamos llegan a millones de personas nos motiva para seguir haciendo esto.

–¿Cómo fue que llegaron a la organización que tiene presencia en varias partes del mundo?

M: Igualdad Animal es una de las organizaciones animalistas más eficientes en todo el mundo, tomé la decisión de escribirles después de que vi la investigación que hicieron en China sobre el consumo de perro y gato.

D: Desde hace años que conozco su trabajo y los seguía en redes sociales, siempre tuve mucho interés de conocer a los investigadores y volverme uno. Pensaba que era la mejor forma en la que yo podría ayudar a los animales. Estudié foto y video y es algo que quería aplicar para esto.

–¿Cuándo comenzaron a colaborar con Igualdad Animal y en qué proyectos han participado con la organización?

M: Desde hace dos años. He realizado trabajos diversos en el área de la mercadotecnia, pero desde siempre me había interesado poder defender a los animales de la crueldad y el maltrato desde una organización.

D: Mi participación dentro de la organización ha sido como investigador, aportando lo que sé en foto y video desde hace más de tres años.

–¿Por qué deciden mantenerse en el anonimato?

D: Por seguridad. Lo que hacemos pone al descubierto cosas terribles que evidencian lo que hace la industria. Porque no solo vemos crueldad animal, también incumplimientos a las normas sanitarias, explotación laboral e infantil en las granjas, fosas clandestinas donde ponen los cuerpos de los animales. Todas son algunas de las razones por las que no revelamos nuestra identidad.

–¿Qué dijeron sus familias cuando les contaron sobre su participación en la documentación de estos casos?

M: Solo mi pareja y los miembros de la organización saben que soy investigadora encubierta.

D: Mi mamá es la única que lo sabe y miembros de Igualdad Animal. Al principio se sentía muy preocupada, pero al ver lo profesional que es todo, que tenemos un gran equipo legal y de investigación que se asegura de preparar todo, empezó a apoyarme y también se hizo activista, sólo que en otras actividades.

–¿Cuántas veces han ingresado a mataderos, cuál es su función en el equipo?

M: En varias oportunidades. Por razones de seguridad no podemos revelar más información al respecto.

–¿Cómo han logrado entrar a esos lugares? 

D: Aunque definimos una estrategia para cada investigación, no podemos revelarla.

–¿Qué ha sido lo más impactante que han visto al interior de estos centros de matanza?

M: Guardo en mi memoria muchas imágenes, pero también intento soltarlas para poder seguir adelante. Podría mencionar que entre las cosas más impactantes que he visto fue cuando los niños golpeaban a los animales y querían ayudar a la hora de las matanzas porque ven que lo hacen los adultos. Eso me ha impactado de muchas formas porque es la normalización de la violencia y esa cadena de maltrato que debemos erradicar.

D: Cuando estoy dentro [del matadero], solo me enfoco en el trabajo que debo hacer con las cámaras porque así puedo controlar más mis emociones. Al salir siempre vienen muchas emociones y pensamientos. Lo único que me reconforta luego de visitar esos lugares tan tristes y terribles es pensar en que las muertes de esos animales no son en vano, pues los habíamos visto y mucha gente los vería también para cambiar el futuro de los que seguían. A veces también pienso que los trabajadores también sienten amor y odio, y que la vida los ha llevado a matar para mantener a sus familias. Pienso que en ellos tiene que haber secuelas, cual soldados en guerra. Es evidente que no solo trabajamos por los animales sino también por el futuro de una humanidad sin violencia.

–¿Alguna vez han sido blanco de amenazas tras la publicación de alguno de los trabajos? ¿Planean continuar o han considerado la posibilidad de dejar de hacer esto?

M: No, nunca. Y eventualmente sé que dejaré de investigar, pero por ahora creo que puedo seguir aportando.

D: Hasta el momento eso no ha ocurrido, ninguna de las dos cosas [ni amenazas ni considerar dejar la labor].

–¿Qué piensa acerca del maltrato animal?

D: ¡Vaya!, ¿pues qué se puede pensar? Solo pensamos en acabar con él. Lograr que los animales dejen de sufrir.

–Con base en su experiencia dentro de los rastros, ¿cuál es la situación del maltrato animal en el país?

M: En México estamos bastante rezagados en leyes que protejan a los animales de granja y las mínimas regulaciones que existen no se cumplen.

D: Los médicos veterinarios no suelen intervenir cuando los matanceros no insensibilizan a los animales para acelerar el proceso porque, simplemente, prefieren evitar discutir con ellos. Esto provoca, solo por poner un ejemplo, que los cerdos lleguen conscientes a la máquina de escaldado y sean hervidos vivos. Todo esto ocurre día a día en los rastros a pesar de que las normas establecen que los animales deben llegar muertos al escaldado.

–¿Qué se podría hacer para erradicar el maltrato animal?

D: Son muchas cosas y creo que en este tiempo estamos viendo estrategias cada vez más precisas para lograrlo. En nuestro caso, desde Igualdad Animal reconocemos que las investigaciones son parte esencial para conseguirlo. Mostrar lo que pasa para que podamos tomar decisiones conscientes que no afecten a los animales.

–¿De qué va el próximo trabajo en México?

D: No podemos hablar de ello, pero seguro vienen más investigaciones.

–¿Qué le dirían a los gobiernos de todo el mundo sobre la implementación y/o endurecimiento de la legislación para evitar el maltrato animal?

M: Que tarde o temprano tendrán que atender las exigencias de una sociedad que cada vez está más consciente de la relación de sometimiento e indiferencia con la que todavía tratamos a los animales, y que ya no estamos dispuesto a permitir que no incluyan la protección animal en sus agendas legislativas.

en Sinembargo al Aire

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