Estambul, 1 Feb (Notimex).- Los chefs argentinos Martin Paruccia, Rodrigo Caumo y Silvina Cresta conquistaron medalla de plata en la principal categoría del XIII Festival Internacional de Gastronomía de Estambul, que concluyó en esa ciudad turca.
El premio equivale al cuarto lugar, reservado a equipos que logran sumar más de 80 puntos.
“Es un orgullo haber salido en cuarto lugar, además de ser los únicos representantes de América del Sur”, dijo Paruccia, de 33 años de edad, propietario y chef de un restaurante en su Córdoba natal.
Los participantes tuvieron que preparar un menú de tres platos -entrada, principal y postre- para dos personas en 90 minutos a partir de los ingredientes seleccionados por el jurado y que fueron revelados solo cuando se inició el cronómetro.
Entre los ingredientes se incluían pollo, cordero, berenjena, calabacín, zanahoria, chocolate, pistachos, canela.
El equipo sudamericano propuso como entrada un carpaccio de cordero acompañado de caviar de rúcula amarga; un pollo terminado a la llama como plato principal, acompañado de empanada de cebolla y queso, salsa chimichurri y tempura de vegetales; y una mouse de chocolate picante para postre.
“La mayor dificultad fue que aplicamos muchas técnicas para tan poco tiempo. Fueron catorce preparaciones”, explicó Caumo, de 40 años de edad, propietario de una red de delivery en Buenos Aires y asesor gastronómico para grupos empresariales.
Paruccia y Caumo también tuvieron que adaptarse a la baja de última hora del chef Gunther Moros, escalado inicialmente para el equipo, quien anunció su ausencia cuando los dos otros chefs ya se encontraban en Estambul.
Silvina Cresta, arquitecta de formación y esposa de Paruccia, había hecho el viaje para apoyar al marido y disfrutar de unas vacaciones, pero no dudó en ponerse la chaqueta de chef.
“Sé cocinar como cualquiera, sin más. Pero es verdad que viendo a Martín todos esos años he aprendido técnicas”, señaló a Notimex.
Tanto es que los dos chefs profesionales le encargaron confeccionar el delicado caviar de rúcula bajo las miradas atentas de los jurados, quienes luego elogiarían la preparación.
