Buenos Aires, 3 Jul (Notimex).- El movimiento “Ni una menos”, que hace un mes protagonizó una histórica marcha en Argentina para denunciar los crecientes feminicidios, provocó una serie de avances inéditos a nivel nacional para combatir la violencia machista.
Las escritoras, periodistas y activistas que organizaron “Ni una menos”, hicieron un balance de lo alcanzado a un mes de una masiva movilización que provocó un debate social sobre la necesidad urgente de modificar patrones culturales en un país en el que cada 30 horas una mujer es asesinada.
En un extenso documento, señalaron que, al día siguiente del acto, los llamados a la línea 144 (de denuncia de violencia de género) crecieron en un mil por ciento, por lo que hubo que sumar a 50 operadores.
Además, la Corte Suprema de Justicia de la Nación convocó a las autoridades judiciales a colaborar en la confección del Registro de Feminicidios, mientras que el gobierno nacional, a través de la Secretaría de Derechos Humanos, oficializó la Unidad de Registro de Feminicidios.
En la provincia de Mendoza se instrumentó el patrocinio jurídico gratuito para las víctimas de violencia machista, en Chaco se anunció la creación de un Registro Único de casos de violencia de género y en la ciudad de Buenos Aires se aprobó el proyecto para que las Unidades Fiscales especializadas en violencia doméstica funcionen con rango de ley.
El efecto del movimiento “Ni una menos” se reflejó en la provincia de Neuquén con la puesta en funcionamiento de un refugio para víctimas de violencia de género, y en la Universidad de Buenos Aires con la creación de un protocolo contra el maltrato a las mujeres.
También se presentó un proyecto para autorizar licencia por violencia de género en el Estatuto del Docente de la Ciudad de Buenos Aires y la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, creó la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM).
En su balance, las organizadoras consideraron que el llamado “Ni una menos”, como consigna y llamado, nombró un estado de ánimo colectivo, el rumor social de la preocupación ante cada mujer asesinada o desaparecida, y el hartazgo frente a la violencia machista en diferentes escalas.
“Como acontecimiento, la convocatoria consiguió también instalar en la lengua popular palabras como ‘feminicidio’ y ‘violencia machista’. No es poco si se piensa en las palabras, equívocas y esquivas, con las que los medios de comunicación informaban del problema”, advirtieron.
Aunque fueron muchos los efectos inmediatos que se produjeron luego de la marcha, agregaron, muchas demandas siguen pendientes, como la aplicación total del Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres.
“El 3 de junio logró que el tema de la violencia machista se instale en la agenda pública y obligue a los poderes del Estado a responder con políticas. Queda abrir todavía más la cuña para que los reclamos históricos sean audibles y visibles. Basta de feminicidios. Ni una menos”, convocaron.
