“Siempre me interesó el límite entre lo real y lo que pertenece al mundo de lo extraño”: Samanta Schweblin

04/08/2018 - 12:03 am

La famosa escritora argentina publica para México y en Almadía “Pájaros en la boca y otros cuentos”. Su límite entre lo real y lo imposible es síntoma de cuentos perfectos que la han llevado a triunfar en el mundo. Desde Berlín, la autora también anuncia su nueva novela, “Kentukis”.

Ciudad de México, 4 de agosto (SinEmbargo).- “Oliver manejaba. Yo tenía tanta sed que empezaba a sentirme mareado. El parador que encontramos estaba vacío. Era un bar amplio, como todo en el campo. Las mesas estaban llenas de migas y botellas y parecía que un batallón hubiera almorzado hace un momento y todavía no hubieran hecho tiempo a limpiar”. Como en esos talleres literarios donde el líder te dice: “Ni una palabra más”, así escribe Samanta Schweblin (Buenos Aires, 1978). Como cuando un maestro de periodismo te dice: ¡Nada de adjetivos! Como cuando la vida se delata detrás de un vidrio o un espejo: esto es lo que tengo que contar, contundentemente, sin ninguna distracción.

Ahora, Samanta presenta en México Pájaros en la boca, que es una reedición de su libro de 2009, más otros cuentos inéditos que fue publicando en alguna revista y que la traen en todo su esplendor, mientras vive en Berlín.

Premiados en Cuba y Argentina, editados en Perú, traducidos a seis idiomas, los cuentos de Samanta Schweblin en Pájaros en la boca, aportan una mirada peculiar, que sobresale en la narrativa latinoamericana contemporánea. En este libro, como ha escrito Mario Bellatin, el lector se llevará “la sorpresa de descubrir que en un texto literario están contenidas todas las demás artes. Schweblin es una experiencia más parecida a la que se puede tener en una galería o frente a una película de autor que delante de un libro sacado de algún estante gris”.

­–Pájaros en la boca es una reedición, ¿verdad?

­–Sí, es una reedición, pero también tiene otros cuentos, incluye cuentos nuevos que quedaron inéditos.

–¿Dónde está la normalidad se pregunta uno con tus cuentos? ¿Tú y Mariana Enríquez manejan un género fantástico

–Es verdad que Mariana y yo tenemos unos puntos de conexión. Siempre me interesó mucho el límite entre lo real y lo que pertenece al mundo de lo extraño o de lo fantástico. Lo extraño y lo fantástico son dos cosas totalmente distintas. A veces es lo fantástico, que es imposible de suceder, a veces es lo extraño, que es posible de suceder, pero no pertenece al mundo de normalidad. Siempre me llamó muchísimo la atención estas etiquetas que ponemos como sociedad alrededor de qué es lo posible y lo que no es posible. Me hace acordar un poco en Buenos Aires, creo que en México también, circulan por la calle estos caballos a los que le ponen orejeras por los lados, para que no se asusten con el tránsito. El caballo sólo puede mirar hacia delante, pareciera ser que ese tránsito que podría asustarlo como no lo ve no lo asusta. Pienso que nosotros que nosotros cuando ponemos nuestros propios límites, que son límites sociales, estamos haciendo un poco eso. Poner esos límites no significa que aquello que no vemos no exista. Para mí, todas las historias que incursionan un poco por esta zona me interesan mucho, porque creo que se abre a cuestiones que pertenecen a nuestra manera de pensar, que son intuitivas, ancestrales, a los que uno no suele estar atento.

–¿Esta categoría también se pasa al lenguaje?

–Una cosa que me pasa mucho es que me llama la atención los malentendidos. Eso me sirve mucho como disparador, para hacer algunas historias. A veces me pasa escuchar algo y malentender. Creo que cuando uno no entiende del todo algo, hay una cosa en la cabeza que necesita desaforadamente ordenar eso que no entendió. ¿Qué pasó acá? ¿Qué le quiso decir exactamente esta persona a esta otra? Cuando no podemos ordenar algo, empezamos a darle vuelta de manera obsesiva y muchas veces hay ideas que surgen de ese malentender.

–Ahora miramos a las mujeres de la literatura antigua como verdaderas creadoras. En otro tiempo eran vistas como locas. ¿Te resulta difícil ser mujeres, escribir cuentos, escribir cuentos fantásticos?

–Yo me acuerdo en el 2001, cuando fue la gran crisis de Argentina, la última gran crisis en nuestro país, en diciembre me confirmaron que me iban a publicar por primera vez. Y yo me acuerdo que pensé, al final, escribo cuentos, el hijo no querido de la literatura, soy mujer, soy inédita y estamos en el medio de una crisis y me van a publicar. Todo era para perder pero sin embargo se dio todo. Respecto al cuento es complicado, se publica muchísimo menos que una novela, pero creo que también en Latinoamérica se lee mucho más cuento que el resto del mundo. Hay lugares donde directamente no se lee cuento, en Suecia, en Noruega, realmente no leen el cuento y no pertenece el cuento a su tradición literaria. Es una cosa notable. Cuando uno entiende esa diferencia es brutal la cantidad de cuentos que escribimos y leemos en Latinoamérica. El cuento está pasando por un estado muy saludable, hay grandes cuentistas.

El cuento está pasando por un estado muy saludable, hay grandes cuentistas. Foto: Almadía

–Son cuentos los tuyos que pertenecen a la misma atmósfera…¿es así?

–Sí, creo que son cuentos que representan distintas etapas de mi escritura, hay un abanico de tiempo muy grande, pero es verdad que la atmósfera, hay algo en la tensión, que los une a nivel geográfico. Por ahí tiene que ver con esto que te decía que me interesa tanto lo posible de lo imposible.

–Para mí eres heredera de Julio Cortázar

–Cortázar fue un autor fundamental para mí, uno de los primeros cuentistas que leí y creo que cuando lee a un autor por primera vez genera una impronta muy fuerte en lo que uno empieza a escribir. Yo lo admiro sobre todo en sus cuentos, pero tengo a otros autores argentinos con los que me siento mucho más cercana, como Adolfo Bioy Casares o los cuentos de Antonio Di Benedetto que me encantan. Sus cuentos tienen algo en el clima que yo admiro muchísimo y que tengo muy presente en la escritura de mis textos.

–Me ocupaba de Cortázar porque tiene esa cosa tuya de estar haciendo algo estrictamente normal y de pronto un hecho casi sutil cambia toda la historia

–¡Sí, eso es muy cortazariano! Seguro. También es cierto que Cortázar escribe desde una tradición rioplatense, ese fantástico del Río de la Plata, más cercano al mundo de cada uno, ese fantástico real, que ni siquiera a veces se concreta, existe la sospecha de que algo monstruoso sucede al otro lado y eso es muy cortazariano.

La portada de Alejandro Magallanes para Almadía. Foto: Almadía

–Estás en Berlín, ¿te sigues sintiendo argentina?

–Absolutamente. Soy una argentina que vive en Berlín. Me siento argentínisima. Al principio, la argentinidad, por decirlo de alguna manera, estaba mucho más presente que cuando vivía en mi país. En Alemania me relacionaba sobre todo con los latinoamericanos y el país desde donde uno provenía se transformaba un poco en tu personalidad. Eras “la argentina” como “la guatemalteca” o “el colombiano”. Me hice mucho más consciente de lo que es ser argentino y no ser español, por ejemplo. Estoy muy contenta acá, es un espacio en el que me puedo concentrar mucho, puedo dedicarle mucho tiempo a la escritura. En la Argentina, lamentablemente, hace tiempo que sale muy muy caro comprar tiempo libre para la escritura. Es casi un lujo de ricos. Sufro por mis contemporáneos escritores cómo la luchan para poder comprar su tiempo de escritura. Es una pesadilla. En ese sentido, Berlín hace la diferencia.

–¿Con quiénes te conectas allí en Berlín? Antonio Ortuño ya está allá

–Hay muchos artistas, pero pocos escritores. Cosa que es lógica es raro que un escritor viva en un país donde hablan un idioma extranjero. Acaba de llegar Antonio Ortuño, todavía no nos hemos visto. Uno empieza a conocer a un montón de gente que no hubiera conocido si viviera en Argentina. El año pasado estuvo Lina Meruane, la escritora chilena y uno es una suerte de embajadora, los recibes, tratas de guiarlos por la ciudad, es muy lindo todo eso.

–¿Se viene la novela?

–Sí, hay una novela nueva que se llama Kentukis. Sale en octubre. Por Random House.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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