La decisión, contenida en la resolución 2241, salió adelante con 13 votos a favor y dos abstenciones, de Rusia y Venezuela.

El texto buscaba principalmente ajustar el mandato de la misión (UNMISS) a la realidad creada tras la firma del pacto entre el Gobierno y los grupos rebeldes para poner fin a casi dos años de conflicto.

Además de las tareas que ya tenía asignadas, la UNMISS deberá apoyar ahora la planificación y el establecimiento de los arreglos transitorios de seguridad contenidos en el acuerdo, trabajar con las partes para su desarme y vigilar la retirada de los grupos armados.

El número de tropas se mantendrá estable, con un máximo de 12 mil 500 militares y algo más de mil 300 policías.

Además, encarga al Secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, la elaboración de un informe en un plazo de 45 días las posibles modificaciones de la misión tras el vencimiento del actual mandato.

Rusia, que se abstuvo en la votación, explicó que lo hizo al estar en contra de la inclusión en el texto de una amenaza de sanciones para todos aquellos individuos o entidades que amenacen la paz y la estabilidad en el país.

También se pronunció en contra de ello el representante de Sudán del Sur, Francis Mading Deng, quien pidió a la comunidad internacional trabajar con el Gobierno de forma positiva en lugar de plantear “negativas amenazas de sanciones y castigos”.

Según el Embajador sursudanés, esas advertencias solo “minan la cooperación y la marcha optimista hacia la paz y la reconciliación”.

El conflicto armado en el país se originó en diciembre de 2013 tras las acusaciones que el Presidente, Salva Kiir, (de etnia “dinka”) lanzó contra el ex Presidente Riek Machar (de la etnia rival “nuer”) por supuestamente haber orquestado un golpe de Estado contra él.

Desde entonces, el enfrentamiento ha causado miles de muertos y dos millones de desplazados que amenazaban con el colapso de este joven Estado, que se independizó de Sudán en 2011 a través de un referendo, después de una larga lucha armada de liberación.