Artes de México

REVISTA ARTES DE MÉXICO | La muerte en México: Tradición de guerra

11/11/2017 - 12:03 am

Muerte azteca-mexica. Renacer de dioses y hombres, el número 96 de Artes de México, nos introduce en la tradición y los cultos prehispánicos más profundos acerca de la muerte. Se trata de un acercamiento histórico y antropológico en torno a los mitos sobre Huitzilopochtli, dios de la guerra, representación del sol, y Coyolxauhqui, hermana de éste, representada en la luna. La entrega reúne una serie de reflexiones y estudios sobre el complejo sentido de unidad que en la época precolombina había entre la vida y la muerte, el eterno retorno del pasado en el presente.

Por Ricardo Villalobos

Ciudad de México, 11 de noviembre (SinEmbargo).- Hay una constante en esta publicación: el acto de morir es un estado de transición a otro ámbito, significa más que el hecho de renacer. Para los guerreros, por ejemplo, la muerte era tan valorada que la anhelaban en el campo de batalla, como nos recuerda León-Portilla a partir del Códice Florentino. Los guerreros muertos en la lucha o el sacrificio, junto con las mujeres que perecían en el parto, se convertían en compañeros del sol. El especialista relata que los espíritus de los guerreros vivían en una especie de llanura, y que, cuando salía el sol, ellos aparecían para dar voces de acompañamiento. Los guerreros deseaban perforar sus escudos para ver el astro, y también porque era un acto que recordaba los estragos del combate. Acompañar al sol era digno de respeto y homenaje, como se demuestra en los testimonios representados de varios cantos y poemas, que proclamaban, por encima de todo, la muerte al filo de obsidiana: “cuando han transcurrido cuatro años, los guerreros se convierten en colibríes y en otras aves preciosas que venían a la tierra para libar la miel de las flores”. Este hecho se traduce a que los guerreros no sólo escoltaban al sol para combatir la noche, sino que, transcurrido un tiempo, embellecían la tierra en forma de aves y bebían el fruto de las flores.

La muerte en la tradición mexicana. Foto: Museo Nacional de Antropología / RAM

Es relevante notar la coincidencia sobre la noción de guerra que había entre los guerreros y las mujeres muertas en el parto, y el relato del sol y la luna en el que el combate es parte central del mito: Coatlicue queda embarazada debido a una bolita de plumas que cae del cielo. Este hecho ocasiona que Coyolxauhqui, La Que Se Pinta Cascabeles en la Cara, la luna, instigue a sus hermanos a matar a su madre. Huitzilopochtli nace vestido como guerrero y armado con una serpiente de fuego, la xihucoátl, que representa el rayo solar, decapita a Coyolxauhqui. Esta diosa lunar también es investida con elementos de guerra, inspirados en deidades más antiguas, relacionadas con la muerte, como las Cihuateteo: valientes guerreras que habitan la región poniente del universo tras morir en el parto. Como ellas, Coyolxauhqui porta el torso desnudo, así también la condición combatiente se observa en el uso de ajorcas o tobilleras, muñequeras y penacho de plumas, atavíos propios de los guerreros. Adornada con símbolos de guerra, sacrificio y muerte, representa la batalla cósmica entre el Sol y la Luna. La imagen femenina de las mujeres muertas al dar a luz también simboliza respeto, un homenaje a su sacrificio; por ello marchan con el sol. Tanto la diosa de la luna, como las mujeres muertas en el parto nos dan pistas para entender la importancia de la guerra en nuestro pasado, elementos que son retomados constantemente. De ello tenemos muchos ejemplos, como el inicio del himno nacional.

El escrito finaliza con la advertencia de que la guerra apenas comienza, dejando muy en claro que la muerte de su padre es también el comienzo de un nuevo ciclo. Foto: Museo Nacional de Antropología / RAM

Vicente Quirarte nos hace rememorar la batalla entre los nativos y los teúles, los españoles, por recuperar la ciudad de Tenochtitlán. La voz narradora se dirige al hijo de un guerrero muerto en combate: “Todos los hombres, con armas en la mano, se pusieron al servicio de la guerra en defensa de la ciudad”. El autor relata la importancia de las armas y la estrategia de combate que consiguió derrotar al ejército de Pedro de Alvarado, a quien llaman Tonatiuh. El escrito finaliza con la advertencia de que la guerra apenas comienza, dejando muy en claro que la muerte de su padre es también el comienzo de un nuevo ciclo, presente y pasado de nuestra cultura: guerra, vida y muerte.

El número Muerte azteca-mexica está disponible en esta página. Una sección de Artes de México para SinEmbargo.

 

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