Los edificios del DF considerados como monumentos históricos o artísticos están en riesgo, dice estudio de la UNAM

16/08/2014 - 8:52 pm
La vivienda ubicada en la colonia Guerrero comenzó a construirse en 1876 para albergar obreros de ferrocarril. Foto: UNAM
La vivienda ubicada en la colonia Guerrero comenzó a construirse en 1876 para albergar obreros de ferrocarril. Foto: UNAM

Ciudad de México, 16 de agosto (SinEmbargo).- Un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) revela que los edificios considerados por los institutos nacionales de Antropología e Historia (INAH) o de Bellas Artes (INBA), como monumentos históricos o artísticos en las colonias Guerrero, Roma, Condesa, Santa María la Ribera y San Rafael de la Ciudad de México, se encuentran sin la debida protección o restauración.

Jorge Ramos Ruiz, estudiante de posgrado de Arquitectura de la UNAM realizó la investigación “La vecindad en los inicios de la colonia Guerrero (1870-1910). Estudio de caso: edificio Camelia 59”, la cual señala que este tipo de inmuebles han sido modificados y subdivididos hasta convertirse en espacios reducidos.

Ramos pretende reestructurar ese espacio y mejorar las condiciones de vida de sus habitantes como parte de su tesis de maestría en Restauración de Monumentos.

La vivienda ubicada en la colonia Guerrero comenzó a construirse en 1876 para albergar obreros de ferrocarril que trabajaban en la estación Buenavista. Se hicieron edificios con cuartos pequeños para ellos, no para sus familias.

Tiempo después fue concebida como vecindad, con una distribución de departamentos alrededor del patio. Su apariencia es de estilo porfiriano, como la mayoría de los edificios de la Guerrero en sus comienzos, que exhibían fachadas de cantera, muros de tabique, así como entrepisos y azoteas con vigas de madera y enladrillados.

El inmueble es ejemplo de cómo se han modificado edificios similares en la zona.

Jorge Ramos Ruiz, estudiante del posgrado de Arquitectura de la UNAM. Foto: UNAM
Jorge Ramos Ruiz, estudiante del posgrado de Arquitectura de la UNAM. Foto: UNAM

Después de los sismos de 1985, las cocinas y los baños quedaron dentro de las habitaciones y los balcones y patios de cada departamento ahora están divididos. Además, la azotea, antes habitable, es inaccesible porque se quitó la escalera.

Ramos señaló que el problema para emprender trabajos de restauración en la colonia Guerrero es que las viviendas son propiedad privada y es difícil lograr consensos entre los dueños, que usualmente carecen de recursos para este tipo de rescate.

En Camelia 59 hay seis departamentos de 40 metros cuadrados abajo y otros tantos arriba en los que viven cinco o seis personas.

Jorge Ramos propone restaurar la construcción como estaba originalmente, mejorar los espacios y construir en la azotea una extensión para cada demarcación con cuartos de servicios y roof garden, además de un área para comercio o una escuela de danza para gente de la tercera edad en la parte baja, lo que ayudaría a recaudar recursos.

También piensa crear segundos niveles con tapancos en el interior de las habitaciones para generar más cuartos, debido a que la altura es de cinco metros, asimismo redistribuirá las cocinas y baños para que tengan ventilación.

Además, se restaurará y conservará la fachada de cantera rosa en la parte inferior, se aplicarán aplanados de cal y se recuperarán dos puertas que originalmente eran accesos y hoy fungen como ventanas.

El proyecto incluye una investigación histórica y un levantamiento fotográfico y de daños, con planos e información escrita sobre la fachada y departamentos.

Entre las afectaciones figura el desprendimiento de cantera de la parte frontal por lluvia y contaminación. Otro problema son las perforaciones realizadas por compañías de servicios, pues los cables instalados acumulan agua y tierra que, a la postre, degradan las cornisas, los balcones y la cantera.

Esta tarea se complica porque se requiere apoyo financiero de instituciones o de la misma delegación Cuauhtémoc, por lo que Ramos Ruiz elaborará una propuesta para proteger no sólo este inmueble, sino el barrio completo.

En una segunda etapa de su tesis comenzará a trabajar en un proyecto de contexto del lugar.

El estudiante de la UNAM indicó que en las colonias Roma o en Santa María la Ribera, los grandes constructores convencen a los dueños de estos espacios para comprar sus casas y luego acaban con ellas para erigir edificios mal hechos y con espacios pequeños para vender cada departamento en tres o cuatro millones de pesos.

La siguiente fase es hacer lo mismo con otros edificios aledaños como parte de un proyecto integral de rescate de la zona y un esfuerzo por preservar el patrimonio de la Ciudad de México.

en Sinembargo al Aire

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