¿Tienes problemas de pareja? Come antes de discutir; bajos niveles de glucosa favorecen las peleas, según estudio

17/04/2014 - 1:00 am
Probar un bocado antes de alguna discusión de patreja podría ayudar a no perder los estribos tan fácilmente. Foto: EFE
Probar un bocado antes de alguna discusión de patreja podría ayudar a no perder los estribos tan fácilmente. Foto: EFE

Ciudad de México, 17 de abril (SinEmbargo).– Existen variadas recomendaciones para las personas que se enfrascan en una discusión. Desde aquellas de tipo estratégico, hasta aquellas de índole psicológico. Sin embargo, ahora algo tan sencillo como tener el estómago lleno podría desempeñar un papel importante en las discusiones de pareja y hasta en posibles casos de violencia doméstica

Investigadores de la Universidad Estatal de Ohio (OSU) llegaron a esta conclusión tras medir el nivel de enfado y la glucosa de 107 parejas de casados. De esta manera demostraron que tener bajos niveles de este monosacarido en sangre favorece las discusiones y la agresividad. Esto, en pocas palabras, se manifiesta físicamente con una sensación de apetito, publicó Proceedings of the National Academy of Sciences.

“Evitar los impulsos agresivos requiere autocontrol, y el dominio de sí mismo toma mucha energía. La glucosa proporciona esa energía en el cerebro”, dijo Brad Bushman, coautor del estudio y profesor de comunicación y psicología en la Universidad Estatal de Ohio.

Para la investigación las parejas voluntarias respondieron a preguntas sobre su relación para conocer su nivel de satisfacción. Luego se les dio a cada uno un muñeco de trapo que representaba a su pareja y a la que podían clavarles hasta 51 alfileres de acuerdo con su nivel de enfado. Por otra parte, ara evitar enojos, los alfileres se clavaban sin que la pareja viera.

Cada uno de los piquetes fue registrado durante los 21 días que duró el estudio. Además, cada voluntario disponía de un medidor de glucosa similar al que usan los diabéticos para medir sus niveles antes del desayuno y antes de irse a dormir.

Al final se comprobó que quienes tenían los niveles más bajos de glucosa eran los que más alfileres utilizaban para picar a su muñeca-pareja, e incluso lo hacían quienes manifestaron en el cuestionario estar más satisfechos con su relación.

El investigador Brad Bushman midió el nivel de descontento de sus voluntarios con la ayuda de unos muñecos de trapo parecidos a los de los ritos vudú. Foto: Jo McCulty, Ohio State University
El investigador Brad Bushman midió el nivel de descontento de sus voluntarios con la ayuda de unos muñecos de trapo parecidos a los de los ritos vudú. Foto: Jo McCulty, Ohio State University

“Existe una relación clara entre los impulsos agresivos vistos en los muñecos y la conducta agresiva real”, dijo Bushman, luego de repetir con las mismas parejas otro estudio para demostrar que realmente había una relación de causa y efecto entre la glucosa baja y la agresividad.

En este caso, les pidieron a los voluntarios que compitieran con su pareja en una prueba de reflejos para ver quién era más rápido apretando un botón al momento de ver que un cuadrado blanco se volvía rojo en una pantalla. Las parejas se encontraban en habitaciones diferentes y el ganador podía penalizar a su oponente con un ruido fuerte y desagradable que le aturdiría por unos audífonos.

De nuevo, se observó que los que presentaban menores niveles de glucosa penalizaban a su pareja con un ruido más fuerte y durante más tiempo. Asimismo, también vieron que los que más alfileres habían clavado a su muñeco eran también los que penalizaban con mayor estruendo, e incluso también ocurría entre los manifestaron tener una relación buena.

Sin embargo, para David Benton de la Swansea University, que estudia la influencia de la alimentación en el el cerebro y el comportamiento encuentra a este fenómeno “no particularmente sorprendente”. “Basados en estudios previos mejor llevados a cabo parece que el nivel bajos de glucosa en la sangre puede ser uno de muchos factores que predisponen a un comportamiento agresivo”, agregó el psicólogo de la universidad británica.

Desde 1960 los investigadores han sospechado que la baja glucosa o las oscilaciones de esta pueden desempeñar un papel en la agresión humana. Sin embargo, fue hasta dos estudios de 2010, realizados por Bushman, que se trató de averiguar exactamente qué papel.

Así, el primero consistió en la medición de la venganza entre las personas con síntomas de diabetes tipo 2 (una enfermedad en la cual el cuerpo no puede regular los niveles de glucosa correctamente) y, en segundo lugar, proporcionando bebidas endulzadas a extraños que compiten en una tarea computacional. Ambos estudios sugirieron que los niveles más altos de glucosa pueden hacer extraños menos probabilidades de tratar a los demás de manera agresiva y finalmente fueron redondeados con el estudio en el que se utilizaron los muñecos de trapo similares a los ritos vudú.

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