Ciudad de México, 21 de junio (SinEmbargo).- En una nueva aventura de competición internacional, la Selección Mexicana de Futbol afronta su último compromiso en la Copa Confederaciones con la vergüenza deportiva como aliciente para regalar una mínima alegría a su afición, enfurecida por los dos últimos resultados y, sobre todo, por el juego poco vistoso que México ha desarrollado en lo que se ha convertido un camino tortuoso durante el proceso eliminatorio para Brasil 2014.
Ajeno a lo deportivo, el diario O globo de Brasil, escribió que tras perder el partido frente a Italia, diversos seleccionados fueron al “Termas Centauro”, un lugar del que dicen tiene muy bien ganada la fama de contar con las mejores garotas de Río de Janeiro. La columna escrita por Ancelmo Gois, creó un revuelo en el entorno mediático que sigue de cerca al combinado nacional. Tras la negativa del cuerpo técnico sobre el efervescente escándalo, la noticia tomó fuerza.
Los problemas colectivos que disminuyeron un poco ante la selección local, no provocaron una mejoría en la percepción de la afición que sigue de con el deseo firme de ver a “Chepo” de la Torre renunciar al cargo que ostenta. Con el rumor confirmado por el diario Reforma, los espacios para la información deportiva solo hablan de garotas en Brasil. La nota habla de que parte del cuerpo técnico acompañó a jugadores, lo cual pone en evidencia la caída libre de esta era dirigida por un técnico que poco a poco se ha ido metiendo en un fango difícil de sortear.
Dijo Diego Maradona que la pelota no se mancha. Inmersos en un nuevo escándalo extra cancha con mujeres, la Selección Mexicana de Futbol se mide mañana a Japón en Belo Horizonte, reeditando el enfrentamiento de estos dos combinados en la Confederaciones de 2005. Aquella tarde alemana en Hanover, los orientales se pusieron adelante en el marcador hasta que llegó Sinha para anotar el gol que la FIFA catalogó como la mejor anotación en la historia de esta competencia. Ya en el segundo tiempo, Francisco “Kikín” Fonseca metió un cabezazo para darle la victoria a México.
Eran tiempos distintos donde el equipo dirigido por Ricardo Lavolpe amenizaba campos germanos con un juego versátil y dinámico que arriesgaba muchas veces a quedar mano a mano en zona defensiva. Ocho años después, la Copa Confederaciones de Brasil ha enterrado todo buen recuerdo que el mexicano tenía de este torneo con un nivel de juego difícil de apoyar. A poco menos de dos meses de que las eliminatorias se reanuden, México vive tiempos complejos en cuestión de funcionamiento. La materia prima con la que se cuenta, no construye un organismo que llegue a arco rival con opciones claras. El ambiente es preocupante.
El futbol ha quedado de lado en las redacciones, en los cafés y en los bares. Las fiestas desenfrenadas de los futbolistas profesionales que visten los colores nacionales provocan envidia en unos e indignación en otros. Mientras el juego sigue debiendo a los fieles seguidores, José Manuel de la Torre sigue con frases incoherentes con lo que se ve en el campo y contrarias a lo que todo análisis deportivo realiza. El discurso de cada proceso interrumpido comienza a aparecer, y no parece ser que el técnico en quien se confió en 2011 llegué al mundial sudamericano
El caótico panorama puede ser peor este sábado frente a un equipo que le hizo juego a Italia. Un Japón que le ha añadido técnica y disciplina su afamada velocidad con años de trabajo constante. En Belo Horizonte, dos equipos eliminados jugándose un duelo para intentar recuperar un poco del orgullo perdido ante las dos potencias (Brasil e Italia) que dominan el grupo. Japón con su planteamiento ascendente hacia la élite del futbol y México , aunque lo dude Maradona, con la pelota manchada.
