¿Cuántos accidentes lleva el Mexibús en el Edomex? Saimex responde: “Un sin número [sic]”

22/06/2015 - 12:05 am
La respuesta, hasta con faltas de ortografía. Imagen: Solicitud de transparecia realizada por SinEmbargo
La respuesta, hasta con faltas de ortografía. Imagen: Solicitud de transparecia realizada por SinEmbargo

Ciudad de México, 22 de junio (SinEmbargo).– ¿Cuántos accidentes ha tenido el Mexibús, el servicio de transporte del Estado de México? ¿Cuántos muertos, cuántos heridos?

La respuesta del Sistema de Acceso a la Información Mexiquense (Saimex), de la entidad que dirige el priista Eruviel Ávila, es simple: “Un sin número [sic]”.

En realidad, la respuesta del órgano de transparencia, además de poco transparente, contiene una falta de ortografía. Sinnúmero se define como “número incalculable de personas o cosas”. En este caso, accidentes.

Sin número es, literalmente, que no hay número.

SinEmbargo aplicó al sistema de transparencia la solicitud número 00020/STMEM/IP/2015 dirigida al Sistema de Transporte Masivo y Teleférico del Estado de México, en la que se pedía la información sobre el número de accidentes y fallas que se han registrado en todas las líneas de Mexibús, lugar en el que se suscitó el hecho y los montos que se han destinado para el resarcimiento.

Seis días después, el Saimex solicitó una aclaración de la solicitud sin especificar qué dato buscaba aclarar; la solicitud se volvió a ingresar desagregando las terminales de cada ruta, y se enfatizó en la búsqueda de la información sobre el número total de accidentes que se han registrado desde la inauguración de cada una de las líneas.

La siguiente respuesta, que llegó dos días después de la fecha límite que quedó después de la aclaración, anunció una prórroga de siete días hábiles.

Y después de tres días de retraso, la respuesta del Sistema fue de cuatro líneas:

“Desde el inicio de operación de las líneas del Mexibús se han registrado un sin número de accidentes, la mayor parte de ellos han sido cortes de circulación debido a las vueltas prohibidas por parte de los vehículos particulares, transporte público y motocicletas, así como la constante y cotidiana invasión del carril confinado. Esta información es la que obra en los archivos de este organismo [sic]”.

Nada que sorprenda. No es la primera vez que el sistema de transparencia del Estado de México ofrece a los ciudadanos respuestas de este tipo.

Hace unas semanas, se aplicó al sitio de transparencia mexiquense para conocer los gastos de publicidad ejercidos en la administración de Enrique Peña Nieto como Gobernador de la entidad (2005-2011).

La Secretaría de Comunicación Social dirigió la solicitud a la Secretaría de Transportes, que a su vez, la devolvió a Comunicación Social. Esta última oficina, finalmente, respondió que no podía dar esa información porque correspondía a una administración anterior.

La serie de solicitudes de información que este medio realizó sobre el Mexibús arrojó información sobre una de las principales obras de transporte masivo que el entonces Gobernador Peña Nieto y su Secretario de Comunicaciones, Gerardo Ruiz Esparza –hoy titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes federal– anunciaron en 2007 como la pieza clave de del Plan de Desarrollo del Estado de México 2005-2011, con el que se buscaría “disminuir los tiempos de traslado, elevar la calidad del transporte público de pasajeros, incrementar su seguridad, mejorar las condiciones d movilidad y mejorar la imagen urbana”.

Sin embargo, los hechos muestran resultados contrarios al de un transporte que se promocionó como “de Primer Mundo”.

Eruviel Ávila, Peña Nieto y Ruíz Esparza, los promotores del proyecto. Foto: Cuartoscuro
Eruviel Ávila Villegas, Enrique Peña Nieto y Gerardo Ruiz Esparza, los promotores del proyecto. Foto: Cuartoscuro

Actualmente, el Mexibús tiene en funcionamiento tres líneas. Se trata de 95 estaciones en las que se calcula la afluencia de 415 mil personas por día y de 36 mil por hora; el cobro del pasaje, que tiene un valor de seis pesos, se hace a través de tarjetas. Cabe destacar que una sola tarjeta no sirve para las tres líneas, sino que cada línea tiene su propia tarjeta, que tiene un costo de 17 pesos. Hay ruta Ordinaria, que pasa por cada una de las estaciones y Express, que pasa sólo por las que tienen más afluencia. Un año después de la inauguración, entró en funcionamiento el Camión Rosa, en el que sólo viajan mujeres.

Este transporte no permite la entrada gratuita a personas de la tercera edad y con capacidades diferentes; la razón que da el personal de seguridad ante esta negativa es: “el Mexibús es privado”.

Derivado de la respuesta del “sin número” de accidentes y con una búsqueda en Internet con la frase “accidentes, Mexibús, Estado de México”, se obtienen cerca de 23 mil resultados, la mayoría de choques de autos con los camiones y gente atropellada. Sólo en la primera semana de funcionamiento de la Línea I, murieron atropelladas dos personas.

De acuerdo con la organización El Poder del Consumidor (EPC) y el Diputado de Ecatepec por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), Octavio Martínez Vargas, la inauguración de las tres líneas ha estado por encima de una evaluación de las condiciones de la construcción.

En un ranking internacional realizado por El Poder del Consumidor en 2012, el Mexibús quedó en último lugar con un 45 por ciento de cumplimiento de elementos de infraestructura vial, integración modal, integración tarifaria, en recuperación del espacio público, elementos de confort, la operación del sistema, las velocidades, y los niveles de saturación en las estaciones, terminales y autobuses.

“La puesta en marcha de este tipo de transporte público, es una réplica internacional y se cree que es la mejor opción para la sociedad. Pero lamentablemente, en el Estado de México, el Mexibús no se ha implementado de la mejor manera, no ha habido una planificación rigurosa, ni una supervisión antes, durante y después de la puesta en marcha”, dijo en entrevista para SinEmbargo, Daniel Zamudio, coordinador de Transporte Eficiente de la organización.

Desde su perspectiva, la implementación del Mexibús ha sido fallida desde su planeación y construcción y, en consecuencia, brinda un servicio que no cumple con los estándares internacionales de calidad. “Estándares que están obligados a cumplir, tanto la autoridad estatal como la federal que también asigna recursos”, agregó.

“El sistema del Mexibús es un buen modelo de negocios para las empresas, pero no lo es como un modo de transporte cómodo y seguro para la sociedad”, expuso a su vez Martínez Vargas.

TRANSPORTE INEFICIENTE

LUNES22DEJUNIO

“El Mexibús es una mala copia del transporte de la Ciudad de México. A la gente no le gusta, no hay nadie en los municipios aledaños que esté contenta con él. Para que una persona pueda llegar a su destino, necesita pagar cuatro transportes, ya que no puedes utilizar una sola tarjeta para las diferentes líneas del ‘Mexi’. Aunado a eso, el usuario después de esos dos pagos, deberá tomar el Metro y quizá un microbús más”, planteó el Diputado perredista.

Y es que las máquinas que dan las tarjetas tienen problemas diarios, ya que no todas emiten tarjetas (ni aunque se trate de estaciones terminales), no reciben monedas, no reciben billetes o simplemente están apagadas

En la inauguración de cada una de las líneas ha estado el tema del atraso en la construcción. La Línea I, por ejemplo, inició su operación en solo 11 kilómetros –dos estaciones de la ruta Express–, la apertura completa fue cinco meses después, mientras que ya estaba en construcción la Línea II, que va de Lechería a la Plaza de las Américas.

“La Línea I presentó serios problemas. Fue inaugurada con infraestructura incompleta en los rubros de seguridad, principalmente en los cruces de Avenida Central, de puentes que fueron puestos de manera provisional, que no eran de concreto sino de varilla, muy endebles e inseguros. A la gente podía darle más miedo subir el puente que cruzar la avenida”, explicó Zambudio.

El tema de la falta de puentes propició protestas vecinales, como sucedió con los habitantes aledaños a la Vía Morelos en Ecatepec; la gente reclamó que no se tomaba en cuenta la construcción de puentes, por lo que la gente tenía que “torear” los vehículos que circulan a alta velocidad. La respuesta, en varias estaciones de la ruta, fueron puentes de varilla y tablas.

“Este tipo de infraestructura decepcionó y demeritó la calidad de servicio. Un sistema de esa índole, tendría que haber presentado los mejores niveles desde su primer día de operación, dar el 100 por ciento de seguridad vial y de accesibilidad para todas las personas […] se registraron varios colapsos en las terminales, sobre todo en Ciudad Azteca. También en estaciones y en los mismos camiones, con un nivel de servicio y confort completamente nulo”, añadió Daniel Zamudio

Sucedió lo mismo con la puesta en marcha de la Línea II y la Línea III, que va de Chimalhuacán a Pantitlán. La primera, tuvo un retraso de tres años; EPC considera que se trata del mayor retraso de este tipo de transporte a nivel nacional.

En ambas fueron evidentes las deficiencias de infraestructura cuando los pusieron en marcha, no había los elementos necesarios para brindar seguridad al usuario, ni señalamientos, pasos peatonales, personal de seguridad, algunas estaciones tenían cableado expuesto.

El Diputado refiere que hay poca transparencia en el tema del funcionamiento y construcción del proyecto. “El Mexibús es una concesión del Gobierno del Estado de México, pero éste también ha participado con la aportación de recursos públicos para la señalización y la colocación de fantasmas, pero las estaciones las hacen las empresas. No se sabe realmente en qué se utilizan los recursos”.

Las instalaciones no tuvieron, desde su inauguración, las mejores condiciones para dar servicio. Foto: Cuartoscuro
Las instalaciones del Mexibús no tuvieron, desde su inauguración, las mejores condiciones para dar servicio. Foto: Cuartoscuro

LAS LICITACIONES

Los consorcios encargados de la construcción y operación de las diferentes rutas del Mexibús, tienen del 26 al 31 por ciento de ganancia derivado de la tarifa base. Como concesionarios tienen derecho de otorgar el uso y arrendamiento de la superficie que forme parte de la infraestructura, incluyendo locales comerciales. Pueden celebrar contratos de publicidad y pueden otorgar, o no, derechos de uso y paso.

Podrán hacer uso de esos derechos hasta los siguientes 30 años.

Son cinco las empresas que participaron en la construcción de la Línea I y II. De éstas destacan las empresas GAMI, Ingeniería e Instalaciones S. A. de C. V. y Latin ID S. A. de C. V.

La primera ha sido beneficiada desde 2008 por múltiples contratos del Gobierno federal. El monto asciende a los 3 mil 205 millones 552 mil 258 pesos, de los cuales, tan sólo de seis contratos celebrados con la SCT bajo la administración de Ruíz Esparza, se ha adjudicado 950 millones 291 mil 68 pesos, por obras que en su mayoría, se encuentran en el Estado de México.

En cuanto a Latin ID, empresa de identificación, automatización y control de accesos, ha ganado 139 millones 597 mil 803 pesos, gracias a adjudicaciones directas.

En el caso de la línea I, el consorcio ganador pagó a la Tesorería del Estado de México 105 millones de pesos como “pago único”; en la Línea II ese mismo rubro fue de 75 millones de pesos y se pagó al Gobierno del Estado de México.

La Línea III fue construida por Black Rock Technologies, de la que no se encontró información, y Consorcio Urbanístico que en unión con GAMI, construye la  segunda línea de la Red  Urbana de Transporte Articulado en Puebla, y que tiene un costo de más de 310 millones de pesos.

Respecto a su “pago único” del consorcio de la Línea III, el documento obtenido a través de transparencia no contenía dicha información.

Sobre el destino del dinero derivado de las ganancias del transporte, sólo se señala que tanto el Gobierno local como las empresas lo depositan en un fideicomiso.

Daniela Barragán
Es periodista por la UNAM, con especialidad en política por la Carlos Septién. Los últimos años los ha dedicado al periodismo de datos, con énfasis en temas de pobreza, desigualdad, transparencia y género.
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