El comediante a quien la crítica no se cansa de defenestrar y el gran público de aplaudir, vuelve a la poderosa cadena por streaming para hacer “The Do-Over”, junto a Dave Spade
Ciudad de México, 23 de marzo (Sin Embargo).- Hay quienes, en un impulso genuino de exquisita cinefilia, no ven nunca películas de Adam Sandler. El hecho no impide admitir que hay muchos que lo siguen y se divierten con sus filmes.
Por tanto, es noticia que el 27 de mayo la cadena por streaming Netflix estrena el nuevo trabajo del comediante estadounidense.
Se trata de The Do-Over, una comedia de acción que narra las aventuras de un director de banco harto de su rutina que, influido por un viejo amigo y para celebrar los 25 años de su graduación, decide dar un vuelco a su vida. La solución de ambos será fingir sus muertes y asumir nuevas identidades.
Sin evitar el mensaje moralino al final y las risas arrancadas con facilidad a un espectador poco exigente –dicho esto con el mayor de los cariños- Sandler, nacido en Brooklyn hace 49 años, regresa a Netflix luego de The Ridiculous 6, otro de sus “churros” exitosos, tanto así que, según Ted Sarandos, portavoz de la empresa, ha sido “la película más vista en la historia de la cadena en sus primeros 30 días, ocupando el primer puesto en todos los territorios en los que operamos; y en muchos de ellos sigue siendo la número uno”.
Además de Sandler y David Spade, The Do-Over cuenta en su reparto con Paula Patton, Kathryn Hahn, Sean Astin y Michael Chiklis. Netflix la estrenará en todo el mundo el próximo 27 de mayo.
Sandler representa uno de esos raros casos de actor destruido por la crítica y sin embargo alabado por el gran público.
“No leo realmente las críticas, escucho sobre ellas y tengo algunos amigos que me llaman para decirme cuánto odiaron mi último trabajo y cada película que hago escucho lo mismo. No me siento a leer cada crítica, pero no me siento entusiasmado en que las escriban y me gustaría que pudieran calmarse un poco”, admitió el año pasado en una entrevista con Televisa.
Debutó en Los Coneheads, junto a Dan Aykroyd y Jane Curtin; conoció la fama con películas muy taquilleras como Happy Gilmore, El chico ideal, The Waterboy, Un papá genial y Mr. Deeds.
En su defensa, hay que recordar You Don’t Mess with the Zohan, muy lejos de la infumable Jack and Jill, para concederle al menos una irregularidad que lo salva de ser considerado el peor actor del mundo como afirman muchos internautas.
En julio del 2015 fue acusado de racista luego de que un grupo de indígenas se retirara de la grabación de Los seis ridículos, diciendo que el filme los estereotipaba.
Netflix, defendió el filme, señalando que los indígenas fueron hipersensibles a lo que eran obviamente chistes. En tanto, los indígenas aseguraron que se retiraron del set porque la película “es racialmente insensible”, con personajes que tenían supuestos nombres indígenas como Aliento de Castor y Sin Sostén.
Adam Sandler se defendió y habló con “algunos de los actores en el set que estaban allí y les hice saber que la intención del proyecto es al 100% la de hacer una película divertida. No hay burla de los indios americanos en absoluto en la película. Es una película pro-indios. Todo se ha contado un poco fuera de contexto, no tiene sentido”, dijo el comediante.
