Daniel Gershenson (@alconsumidor):
Los Árboles Patrimoniales en nuestro país tienen nulo valor para empresarios y burócratas que se empeñan en exterminarlos. Pretextos abundan, y van desde el desmoche y mutilación, a efecto de ‘clarear’ espacios que permitan ver anuncios espectaculares desde automóviles que padecen los embotellamientos en la ciudad, hasta el exterminio por motosierras y trascabos en obras públicas de dudosa eficiencia.
Para los habitantes de la Ciudad de México, el auge o ‘boom’ inmobiliario no nos es ajeno. Inmuebles catalogados por el INBA se demuelen todos los días, para que se construyan pajareras minimalistas sin orden ni concierto.
El ejemplo del inmenso predio de Popocatépetl 512 en la Colonia Del Valle, delegación Benito Juárez es emblemático. Ahí Nissan quiso partir de cero: en ese lugar que albergaba cuando menos sesenta especies sanas, hermosas y gigantescas se construiría -porque ése fue el ofrecimiento de la automotriz, a los vecinos- una agencia de coches “ecológica”.
Acto seguido, se tramitaron permisos para derribar todos y cada uno de los Árboles que se encuentran en el lugar. Palmeras frondosas, Jacarandas, Fresnos: especies que constituyen nuestro acervo ecológico empezaron a ser taladas al martes 14 de febrero, Día del Amor y la Amistad.
Quedan apenas una docena, que podrían ser transplantados a parques, jardines u otras áreas verdes.
Sin embargo, la estúpida voracidad de constructores hace mancuerna con la corrupción de autoridades de Parques y Jardines. Al paso que vamos, no quedará un solo Árbol adulto y sano en el Distrito Federal.
He intentado comunicarme con los responsables de la obra, a efecto de que detengan los derribos y encontremos lugares idóneos en la ciudad. Ni me contestan el teléfono.
El ecocidio como forma de vida, perfila el presente y futuro de esta gran urbe, que se merece mejor destino.
