LAS FIESTAS DE SOFÍA, EL LUTO DE LOS OTROS

25/11/2014 - 12:00 am

El dolor de las familias de los 43 muchachos desaparecidos de Ayotzinapa pareció tocar el 29 de octubre pasado al Presidente Peña. Con los ojos enrojecidos y el ceño fruncido, el mexiquense se dijo solidario. En los siguientes días, hubo una fiesta en Los Pinos: el cumpleaños Sofía Castro, su hijastra.

La fiesta debía ser grande pues la celebración era por partida doble: su cumpleaños y la Noche de Brujas, nombre con el que poca, muy poca gente se refirió al Halloween con que Sofía Castro, hija de la Primera Dama de México, arribó a la mayoría de edad al día siguiente de la reunión, el 30 de octubre.

Pero la fiesta no ha sido una o, si lo ha sido, ha sido interminable: la joven Sofía, quien ha estado en los ojos de la prensa internacional –sobre todo en Estados Unidos– no ha parado con los bailes de disfraces y los viajes por el mundo, mientras el país padece la peor crisis de seguridad de su historia moderna…

Sofia vestida de Hada, el 29 de octubre 2014. Foto: Sofia_96Castro
Sofia vestida de Hada, el 29 de octubre de 2014. Foto: Sofia_96Castro

Ciudad de México, 25 de noviembre (SinEmbargo).– Nunca nadie le ha hablado a Enrique Peña Nieto como lo hizo Felipe de la Cruz Sandoval, uno de los padres de los muchachos de Ayotzinapa:

“No confío, porque son más de 30 días sin resultados con todos los esfuerzos que dicen ustedes que hacen. Pero, la verdad, es que ahí están los rostros de los pobres desaparecidos”.

Evocó a los 43 muchachos, cuyas imágenes han dado la vuelta al mundo y han producido un cambio de actitud en la prensa internacional halagüeña hacia con el gobierno del priista.

“Nosotros, definitivamente, ya llegamos al límite de la tolerancia y la paciencia. Estamos con la última instancia, como mexicanos, exigiéndole a usted, como Presidente, respuesta inmediata a la presentación inmediata de los 43 jóvenes desaparecidos.”

Era la tarde del 29 de octubre y alguien logró utilizar una cámara de video, muy posiblemente de un teléfono celular, en el salón de Los Pinos en que el gobierno federal ha recibido, luego de un mes y tres días del asesinato y el secuestro de los jóvenes normalistas, a sus padres.

Peña Nieto y los demás miembros de su gabinete, entre éstos el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y el jefe de la Oficina de la Presidencia, Aurelio Nuño, se han despojado de las corbatas para así mostrarse más cercanos e iguales a los padres de los alumnos, muchachos que anhelaban el destino de caminar por horas hasta una escuela existente bajo la sombra de un árbol en la sierra de Guerrero o en las playas de Oaxaca.

“Nuestros muchachos están vivos y vivos los queremos […]. Si en verdad usted siente la responsabilidad de su parte y de este pueblo que lo nombró a usted, respóndale a la gente que votó por usted confiando en que iban a tener un Presidente de México real. La agonía es larga. Si usted ya escuchó en cada uno de los padres la desesperación no creo que a partir de este día usted pueda dormir tranquilo.”

La reunión concluyó y Peña Nieto se mostró. Con los ojos rojos, las ojeras negras y el ceño fruncido, era difícil pensar en un hombre más agobiado.

Y esa misma noche Sofía Castro, una joven de la misma edad que los muchachos normalistas ausentes pero diferente de todas las maneras posibles a los estudiantes de Guerrero, se vistió de hada. La hija de Angélica Rivera posó para una foto junto a una mujer que, de espaldas, se revela con un atuendo a la Maléfica, interpretada para Disney por Angelina Jolie.

Desde entonces, los rumores desbordan los muros de la mansión de Constituyentes: en medio de la tragedia de Ayotzinapa, Los Pinos sirvió como salón de una gran fiesta de disfraces.

Los padres al salir de Los Pinos, el 29 de octubre. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
Los padres, al salir de Los Pinos, el 29 de octubre. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

LA FIESTA DE DISFRACES

La fiesta debía ser grande, pues la celebración era por partida doble: su cumpleaños y la Noche de Brujas, nombre con el que poca, muy poca gente se refirió al Halloween con que Sofía Castro, hija de la Primera Dama de México, arribó a la mayoría de edad al día siguiente de la reunión, el 30 de octubre.

El día siguiente de la fiesta de disfraces y de la reunión con los padres doloridos, 30 de octubre, Sofía escuchó tres veces Las Mañanitas. El primer coro se entonó en el Colegio Miraflores, institución fundada por los Legionarios de Cristo para la educación católica de las señoritas de la Ciudad de México. La segunda ocasión fue en la residencia oficial de Los Pinos con el Presidente Enrique Peña Nieto a su lado quien, sonriente, posó para la fotografía justo cuando los fuegos artificiales emergían del pastel. En un tercer festejo, vestida de noche, sopló las velas de un pastel de cinco pisos.

Sería el último de esa víspera del Día de Todos los Santos o de los Niños Muertos.

El pastel del 30 de octubre de 2014. Foto: @sofia_96castro
El pastel del 30 de octubre de 2014. Foto: @Sofia_96Castro

La fiesta no paraba. El 1 de noviembre, Sofía lució un ajustado diseño de terciopelo rojo rematado, en los bordes de la falda y la abertura de las piernas, con flores de cempasúchil en ascenso hasta el amplio escote. La piel del pecho se mostró pintada de blanco al igual que los brazos, las manos y el rostro, éste con los ojos sombreados con tonos negros y azules para simular un cráneo y evidenciar el disfraz: “La Catrina”, imagen creada por el ilustrador José Guadalupe Posada con el nombre de “La Calavera Garbancera”.

Garbancero o garbancera era, a fines del siglo XIX y principios del XX, la manera de descalificar a los indígenas que rehuían de su condición y pretendían pasar como españoles o franceses.

Años más tarde, el pintor Diego Rivera recuperó al personaje para su mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central” en una pose pretensiosa y alusiva a la original de Posada.

Luego vino la fiesta de disfraces. Sofía tocó su cabeza con un sombrero francés de plumas rosas adornado, en las orillas por arriba, con velas y, por debajo, con calaveras de alfeñique. Papel picado de china caía sobre el redondel.

La intérprete de la telenovela “La Malquerida” cruzó su mano derecha sobre el abdomen y sujetó su cintura con la izquierda. Levantó la cabeza y, altiva, se dejó fotografiar.

La hijastra mayor del Presidente de México publicó las fotos de la familia y de ella misma, a imagen y semejanza de “La Catrina”, nombre con que la rebautizara el pintor Rivera.

LA FIESTA DE LAS BALAS

 –Los videos fueron tomados del usuario de Facebook Yosh DE LA Cruz

Habla uno de los muchachos que salvaron la vida la noche del 26 de septiembre y la madrugada del 27 de septiembre:

“El 26 de septiembre salimos de la Normal Ayotzinapa hacia Iguala. Necesitábamos dos camiones y fuimos por ellos a la central camionera. Son camiones que en ocasiones ocupamos para nuestras prácticas docentes. Salimos de la Normal a las seis de la tarde y llegamos a Iguala una hora y media después.

“Habíamos hablado con los dos choferes y ellos sabían que iríamos por los camiones. Salimos de la terminal sin ningún problema, hasta que nos toparon dos patrullas de la policía municipal de Iguala. De inmediato, nos dispararon. Creímos que eran ráfagas al aire. Cuando nos bajamos, me percaté que disparaban directamente contra nosotros, contra los autobuses. En respuesta, aventamos piedras. Algunos subimos al autobús y los camiones siguieron por la calle Juan Álvarez. Rumbo a Periférico, nos salieron más patrullas. Los disparos siguieron, eran continuos. No cesaban.

“Nos atravesaron una patrulla en el camino. Tomamos la decisión de bajarnos y quitar la patrulla del camino a empujones. Mi compañero Aldo fue el primero en llegar. La empujamos y empezaron a disparar nuevamente. Algunos compañeros se tiraron al piso y otros nos cubrimos en el autobús. Las balas pegaban cerca de donde estábamos.

“Aldo siguió empujando la patrulla y, cuando alguien lo vio de nuevo, descubrió su cabeza bajo un charco de sangre. Grité a mis compañeros: ‘Le dieron a uno’. Yo estoy seguro que la intención de los policías era quitarnos la vida, asesinarnos.

“Llegaron algunos medios de comunicación. Los llevé a los autobuses y a los casquillos de las balas que quedaron ahí. Estábamos en eso. Los medios de comunicación recibían la información cuando, del lado de Periférico, se oyó un estruendo enorme, mayor que la primera rafagueada. Un reportero de Televisa se echó a correr. Le pedí que grabara y me dijo que no, que ahí nos asesinarían.”

***

Los muchachos movieron los cuerpos inertes, buscaron el aliento de los caídos. Contaron tres muertos, los tres estudiantes de primer grado.

A las 11 de la noche, los estudiantes escucharon más ráfagas de arma de fuego. En la oscuridad, oían el tiroteo, pero no distinguían quiénes disparaban. Algunos corrieron rumbo a la calle donde estaban los autobuses para cubrirse. Otros huyeron con dirección al campo.

Édgar Andrés Vargas cayó herido en la boca. Veinte o 25 de sus compañeros lo recogieron y, corriendo, lo llevaron a una clínica particular que encontraron en el camino.

–Necesita atención urgente –pidió uno de los estudiantes.

–La herida necesita ser atendida por un cirujano y no tenemos –respondió alguien del personal del hospital.

–Por lo menos atiéndanlo para que no se desangre. Dejen que los demás nos escondamos aquí –suplicó un compañero del herido.

–No podemos atenderlo, llamen a una ambulancia o a un taxi.

Unos estudiantes volvieron a la calle, pero ningún taxi detenía la marcha. A los 10 minutos llegaron elementos del ejército e ingresaron a la clínica y los revisaron en busca de armas.

–Deben salir aquí, este es un lugar privado –ordenó un militar a los jóvenes.

–Un compañero está herido.

Los soldados llamaron a una ambulancia y los jóvenes volvieron a las calles de Iguala. Dieron con una casa en que se guarecieron hasta la mañana siguiente.

Otro documento, este elaborado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, también en poder de este medio, da cuenta del mismo hecho:

“Entre las 00.00 y las 00.30 horas del día 27 de septiembre de 2014, de acuerdo a lo señalado por los testigos arribaron al hospital particular elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional. Dichos servidores públicos, les retiraron sus teléfonos celulares y playeras; además, les pidieron sus datos generales y les tomaron fotografías; al observar que había un estudiante herido solicitaron una ambulancia y les ofrecieron una disculpa, bajo el argumento de que los habían confundido; por lo cual, les regresaron sus pertenencias y se retiraron del lugar.

“Momentos después, los estudiantes comenzaron a solicitar servicio a los taxistas que circulaban por el lugar a fin de trasladar a Edgar Andrés Vargas a otro nosocomio para que se le proporcionara atención médica, negándose algunos de ellos, bajo el argumento de que tenían órdenes de no apoyar a los normalistas”.

***

Los soldados continuaron por la brecha de terracería conocida como Camino del Andariego, una terracería arriba de la Coca Cola, en la Ciudad Industrial de Iguala. Eran las 9.30 de la mañana cuando vieron el cuerpo de Julio César Mondragón Fontes: playera roja, pantalones de mezclilla azul.

Caminaron al bulto y descubrieron su cabeza sin rostro, con los ojos arrebatados de las cuencas.

“Se le apreciaron múltiples contusiones en distintas partes del cuerpo (…) se determinó como causa de muerte edema cerebral por múltiples fracturas de cráneo producidas por agente contundente”.

Habla el mismo muchacho que sobrevivió a la fiesta de alas balas de Iguala:

“A las ocho de la mañana, nos brindaron la información a un grupo de personas. Nos mostraron las fotos de un compañero a quien le habían quitado la piel de la cara y los ojos. Lo reconocí de inmediato por la bufanda roja; habíamos estado juntos durante parte de la balacera. Era el compañero Julio César. Tiene esposa y una bebé de dos meses de nacida”.

LA FIESTA DE LOS VIAJES

El más reciente viaje que hizo la pareja presidencial fue a China. Durante su estancia, surgió escándalo por "casa blanca". Foto: Notimex
El más reciente viaje que hizo la pareja presidencial fue a China. Durante su estancia, surgió escándalo por “casa blanca”. Foto: Notimex

Durante el sexenio, Angélica Rivera ha realizado al menos 33 viajes oficiales de la Presidencia, la mayor parte junto al Presidente Peña Nieto y, por lo menos en tres ocasiones, acompañada de sus hijas Fernanda, Sofía y Regina.

Fue el caso de la vista al Vaticano que realizó en abril, cuando acudió a la canonización del Papa Juan Pablo II en representación del Presidente acompañada, según ella, por dos de sus hijas.

La revista Proceso publicó que la primera dama asistió con una delegación de más de 15 personas entre familiares y amigos. Oficialmente, se dio a conocer mediante la Ley de Transparencia que tan sólo el Estado Mayor Presidencial gastó 91 mil dólares (1.1 millones de pesos) por asistirla en la Santa Sede.

Con sus hijas también ha viajado a Brasil para presenciar un partido de la Selección Nacional en el Mundial de Futbol y, más recientemente, lo hizo a Madrid, donde Fernanda, Sofía y Regina disfrutaron en primera fila del concierto de Alejandro Fernández. En la capital española se habla de la recurrente presencia de Rivera y sus hijos en sitios de diversión.

En su paso por al menos 25 países, Rivera ha conocido a los principales líderes mundiales y ha compartido conversaciones con los reyes de España en los majestuosos salones del Palacio de la Zarzuela y con los emperadores de Japón en su Palacio Imperial.

Algunas veces, Angélica no viaja en él avión presidencial que tiene 30 años de llevar y traer presidentes, lo hace por separado y alcanza en el destino a su marido. Hasta ahora no se sabe si lo hace en aviones oficiales o vuelos comerciales, aunque nadie ha presumido haber tenido como compañera de vuelo a la primera dama de México.

Tal vez, la incomodidad de los asientos del avión explica que Rivera viaje aparte, pero eso ya no será problema. El próximo año, el nuevo avión presidencial de 9 mil millones de pesos [adquirido en la administración de Felipe Calderón] podrá trasladar al presidente y su comitiva en asientos ejecutivos y sin necesidad de hacer escalas.

Fuentes cercanas a la Presidencia refieren que la Primera Dama viaja con sus tres fotógrafos o alguno de ellos, un camarógrafo, su maquillista personal y un staff de seguridad.

En los viajes, la pareja presidencial se da tiempo para tomarse fotos en lugares emblemáticos para su álbum personal y salir a cenar juntos. Así lo hicieron en su visita a Londres, donde festejaron el Día del Padre en un restaurante chino.

Durante la visita oficial a Turquía, la familia presidencial disfrutó las ruinas de la ciudad jónica de Éfeso, esta vez con la compañía de Alejandro, el hijo mayor de Enrique y Mónica Pretelini.

Sólo una vez se ha acercado a la veintena de periodista que viaja de planta con el Presidente. En abril de 2013, al regreso de la primera gira por China y Japón, la Primera Dama visitó la parte trasera del avión presidencial TP-01, ocupado por los periodistas asignados a cubrir las giras presidenciales, el cuerpo de seguridad y el equipo de logística.

Acompañada de Peña Nieto, la primera dama obsequió panquecitos comprados en una famosa y tradicional pastelería de Japón. Mientras los comían, Angélica contó lo feliz que era por haber platicado con la emperatriz Michiko.

“¡La emperatriz me dijo que me veía como a su hija por lo joven y que le gustaba mi vestido!”, contó brevemente y a propósito de un diseño en azul rey de encaje de Benito Santos.

En el último viaje de Peña a China y Australia, en medio de la crisis política y social generada por las desapariciones de los jóvenes de Ayotzinapa, el sitio Aristegui Online hizo pública la existencia de la mansión de Rivera en Las Lomas. A la vez, los medios australianos destacaron la presencia de Rivera en un bar de Sidney.

LA FIESTA DE DISFRACES II

Sofia Castro, el 1 de noviembre 2014. foto: @SofiCastroIdola
Sofia Castro, el 1 de noviembre 2014. foto: @SofiCastroIdola

Los últimos días de octubre fueron de llanto para 43 familias de campesinos y maestros rurales y de fiesta para la familia del Presidente de México.

No sólo Sofía se disfrazó para el Halloween. Alejandro Peña Pretelini, el hijo varón del Presidente, y su pareja se presentaron como los protagonistas del filme animado El Cadáver de la Novia (Tim Burton y Mike Johnson, 2005).

Nicole Peña Pretelini, la tercera hija del primer matrimonio del Presidente, utilizó un elaborado maquillaje en que la mitad de su rostro lució como una calavera y, la otra mitad, con un retoque natural.

La imagen de Sofía disfrazada causó cierto debate en sus cuentas de Twitter e Instagram. Entre quienes defendieron a “La Catrina” hubo quien llamó “indios” a los críticos. Otra escribió: “No seas naca, ella no tiene la culpa de la vida que gracias a Dios le tocó vivir. Si ustedes son pobres y les va mal, qué pena, ella es hermosa, luchona y excelente mujer.”

El viernes 7 de noviembre, el Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, se reunió nuevamente con los padres de los 43 normalistas ausentes. Les dijo que los muchachos fueron entregados por la policía de Iguala a sicarios del minicártel Guerreros Unidos y qu estos los habían asesinado y prendido fuego. Que mantuvieron la hoguera durante horas y luego molieron sus restos. Que con sus cenizas llenaron seis bolsas de plástico negro.

Murillo Karam ofreció una conferencia de prensa en donde señaló algunos detalles y que terminó de un manotazo:

“Ya me cansé”, dijo y no habló más del asunto que ha descarrilado el gobierno al que pertenece.

Cuarenta y ocho horas después, a una semana de su larga fiesta de cumpleaños, la hijastra mayor del Presidente Peña tenía nuevas razones para celebrar. Ese día, en la Ciudad de México, la joven Sofía recibió un galardón a su trayectoria artística.

En la alfombra roja, alguna reportera se atrevió a pedirle su opinión de los muchachos de Ayotzinapa. La hija de la primera dama de México respondió:

“Creo que ahora no es momento de hablar de ese tema. Todo México está en duelo por lo que está pasando, pero creo que ahorita no es momento, ahorita venimos a disfrutar y a recibir mi premio”.

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