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Catalina Ruiz-Navarro

27/04/2016 - 7:19 am

Las historias anónimas de #MiPrimerAcoso

Hoy me gustaría ceder mi espacio en SinEmbargo a todas las mujeres que han tenido la valentía de contarnos la historia de su primer acoso, de manera anónima, a través del correo interno de la página de Facebook de (e)stereotipas. Agradecemos infinitamente su confianza, y queremos que muchos lean sus historias. Estas son apenas las treinta primeras historias que nos llegaron.

Sepan que la voz de unas cuantas se convirtió en la de miles, y sepan que han contribuido a dar un primer paso. Foto: Cuartoscuro.
Sepan que la voz de unas cuantas se convirtió en la de miles, y sepan que han contribuido a dar un primer paso. Foto: Cuartoscuro.

Hoy me gustaría ceder mi espacio en SinEmbargo a todas las mujeres que han tenido la valentía de contarnos la historia de su primer acoso, de manera anónima, a través del correo interno de la página de Facebook de (e)stereotipas. Agradecemos infinitamente su confianza, y queremos que muchos lean sus historias. Estas son apenas las treinta primeras historias que nos llegaron. Publicaremos todas las que nos han llegado hasta hoy, a finales de esta semana, por favor tengan un poco de paciencia, poco a poco les ayudaremos a contar su historia a través de nuestros canales. Para nosotras, leerlas ha sido todo un reto emocional, pues a la vez que no sentimos muy conmovidas y emocionadas también empatizamos con su rabia y su dolor. Esperamos que esto sirva para que todas empecemos a hablar y a reconocer la violencia, para que quien sienta vergüenza por el acoso sexual sea el agresor y no las víctimas.

Lastimosamente, no tenemos la “capacidad humana” de seguir recibiendo y publicando testimonios, pero le pasamos al bola al tumblr #NoNosCallamos, que generosamente se ofreció a seguir recogiendo las historias.

Gracias por haber contado. Sepan que la voz de unas cuantas se convirtió en la de miles, y sepan que han contribuido a dar un primer paso. Con esto es posible generar más acciones, desde reconocer la dimensión del problema, hasta abrir una conversación sobre qué mecanismos se pueden implementar para resolverlo. Que esto sirva para que veamos qué clase de apoyo nos podemos dar y qué clase de espacios podemos generar, para que la denuncia sea constante, y para que ya no tengamos que callar más. Para que podamos detener y prevenir esta violencia. Reconocer que lo que hemos vivido es violencia es reconocer que hay un problema. Esto nos permite estar más cerca de la solución.

Sin más preámbulos, les cedo mi espacio:

“Para denuncias anónimas: la primera vez que me di cuenta que me acosaban fue cuando noté la mirada lasciva del jardinero que atendía a toda la cuadra, cuando tenía 12 años. Nunca pasó a mayores, pero por miedo nunca le dije a mi mamá. Sigue trabajando en la cuadra.”

“Mi Primer acoso consciente fue cuando tenía 11 años, no dices nada, porque no sabes que es acoso, porque es tu tío como vas a decir algo, porque crees que no te daño de forma física, no sabes qué es eso, como vas a decir algo!

El esposo de la hermana de mi mamá se paseaba desnudo en su cuarto, que daba al patio donde estaba el lavadero y pues coincidentemente él lo hacía cuando nos tocaba lavar los trastes. Sólo recuerdo escuchar cuando abría la puerta y levantaba la cortina, yo me tensaba, no miraba, me concentraba en lavar los trastes lo más rápido posible, esperando no se me acercara, me paralizaba algo, no podía moverme de ahí. Ahora lo pienso y me da mucho coraje, no habérselo contado a mis padres, me sigo sintiendo impotente porque no lo he contado aún pienso ya pasaron tantos años, que nos traería más conflicto que hacer un acto de justicia, aunque en el fondo siempre me preocupa que otras niñas estén cerca de él.

Hace poco el padre de mi mamá que es un viejo de 98 años y en silla de ruedas, la acoso, con sólo una palabra pudo hacerla sentir sucia, humillada, a sus 50 y tantos pudo lastimarla con solo una palabra, y sus hermanos lo justifican diciendo esta senil, ya está viejo, así es de grosero… a mí me hierve la sangre que veamos con disculpa estas situaciones, sin importar quien sea y ahora lo entiendo estas situaciones tienen que ser visibilizadas, peor aún que digan: de esto que no se enteren los nietos, dicho por uno de los hombres de la familia… empezamos a disculparlo desde la familia y lo extendemos hacia la sociedad, normalizando la violencia.

Mi madre ha sido acosada por su propio padre, por sus hermanas al señalarla que es una mala hija porque aun a pesar de eso ella debía colaborar en los cuidados de su padre, bajo el argumento, tú no eres nadie para juzgar a tu padre, total lo que el haga, lo pagará, hablar entre ellas y contra mi madre por ser exagerada, él no le hizo nada, si ya no puede… Una mujer siendo acosada por su padre y revictimizada por sus hermanos, siendo señalada por ser una mala hija, mientras todo el mugrero debe ser escondido ¿cómo los nietos podríamos juzgar al abuelo?

Actualmente y al paso de lo que he visto y leído sé que no deben esconderse, y siento mucho que sean mi familia quienes han perpetrado estas acciones en contra de todas las mujeres, no solo en mi contra y la de mi madre, aun siento enojo conmigo misma por ser cobarde y no dar mi nombre, para hacer visible el acoso.

Desde Querétaro #MiPrimerAcoso.”

“Yo tenía 5 años, él era un treintañero; estábamos en la sala de televisión de mi casa, en la planta alta. Él era el novio simpático, jovial y bromista de mi tía, ahora es su esposo. Ese día yo usaba unas mallas cortas negras con verde fosforescente. Me sentó en sus piernas, metió su mano en mis mallas y empezó a manosear mis genitales. No me moví, no sabía que hacer. Realmente no sé si esa fue la primera vez, pero sí es la primera que se me quedó grabada. No fue la única vez que me agredió sexualmente. Tampoco ha sido mi único agresor, como nos ha pasado a la mayoría de las mujeres. Cuando llegué a la edad adulta decidí revelar mi secreto a toda mi familia, incluida la nuclear. Resultó que mi hermana también había sido víctima. Mis tíos y tías le creyeron a él, así que ahora yo soy excluida de celebraciones y reuniones, soy la indeseable, la impronunciable. Yo, no él.”

“#miprimeracoso salia de la secundaria en turno vespertino, en el camión en íbamos de pie 3 compañeritas y un viejo gordo nos acercaba su pene por atrás, otras jovencitas que iban sentadas nos ayudaron sentándonos en sus piernas. Tenía 12 años en Durango dgo.”

“Debo decir que mi primer acoso fue a los 8 años, mi ‘tio’ el en ese entonces recien casado con la hermana menor de mi mamá se mostraba ante mi, hasta que terminó por abusar sexualmente de mi, decia que iba a enseñarme para que cuando fuera grande ya supiera”.

“La primera vez que me acosaron tenía, creo, seis años. Iba en el metro con mi mamá, desde Pantitlán al centro así que en Pinosuárez transbordábamos para llegar a una zapatería donde me veía un ortopedista. Esa vez, al transbordar y con el metro lleno de gente, un señor nos ayudó a subir al vagón y a sostenerme para que no me cayera. Había tanta gente que mi mamá solo pudo quedarse a mi lado muy apretada intentando que en las siguientes estaciones no nos aplastaran más y sí pudiéramos salir. Durante las dos o tres estaciones del recorrido sentí que alguien me tocaba entre las piernas. No entendía qué pasaba ni quién lo hacía, así que solo me quedé callada. No lloré, no grité, no me moví. Al bajar, el señor me sonrió y pude ver bien su cara. Cuando caminábamos hacia la zapatería por fin hablé y le pregunte a mi mamá si ella había sentido lo mismo que yo en el metro. En ese momento no entendí su reacción: se puso a llorar de coraje y quería regresar a la estación a buscar un policía. Años después lo hablamos y me sentí muy triste. Por mí. Por pensar en todas las niñas y mujeres que se quedaban en silencio por no saber cómo reaccionar. Por mi mamá y la culpa que sintió al darse cuenta de lo que había pasado, cuando la culpa no es de nadie excepto de aquel señor (y todos los tipos que acosan). Después de eso muchas veces me han vuelto a acosar en la calle, en el metro, en la escuela, pero esas veces he hablado y he gritado y he olvidado la cara de esos idiotas. Al único que recuerdo perfectamente es a ese señor que me tocó cuando era niña y me gustaría que un día su cara se borrara por completo de mi mente.”

“#MiPrimerAcoso fue cuando era niña un primo hermano que cada que iba de visita me tocaba los genitales e inventaba cuentos para tratar de verme sin ropa.”

“Hola, quisiera que publicaran con el hashtag #MiPrimerAcoso por qué es algo que me frustra desde hace años y que poca gente a la que le he contado comprende.

Tenía 6 años, veía la televisión en casa de mis abuelos y un tío se aferraba a meterme la mano en los calzones cuanto yo me incomodaba. Mis tías y abuela solo vieron y lo dejaron ahí, encerrado conmigo.”

“Pensé que era más fácil pero llevo horas y no me atrevo a publicar… #MiPrimerAcoso a los 5 años. Era un discapacitado amigos de mi familia y casi veinte años después me atreví a contárselo a mi mamá y a mi abuela ¿la respuesta? “ÉL NO SABÍA LO QUE HACIA” y en general el mundo siempre lo disculpa por ser discapacitado. Creo que si sabía y por eso siempre lo hacía a escondidas.”

“Hola Amigas de estereotipas, les escribo desde Colombia, aunque ya les comparti una experiencia en twitter no tuve el valor de contarles el peor acoso que he recibido y quiero compartirlo para hacer un llamado a que no normalicemos la violencia.

Cuando tenia 12 años iba a llevarle comida a los trabajadores de mis abuelos y un hombre del pueblo en la montaña me perseguia diciendome cosas, Hola estás muy linda, cuando cumplas 15 te vas a casar conmigo, y yo le decia a mi abuela y me decia ‘Son halagos’, una tarde los ‘halagos’ de este señor terminaron en que intentara abusar de mi, en la montaña, al poner resistencia me clavo un cuchillo en la pierna derecha.

Han pasado 8 años desde esto y aun me duele y me cuesta relacionarme con los hombres.

Ahi les comparto mi historia, me desahogo un poco, porque nunca lo comparto aun sabiendo que yo soy la victima

Un abrazo fuerte que les llegue a Mexico”

“La primera vez que recuerdo haberme sentido acosada/agredida al caminar en la calle tenía alrededor de unos 6 años, era una pequeña niña a la que le encantaba usar un short-falda de color gris que una de sus tías le había regalo. Ese horrible día yo tenía que salir a la papelería así que pedí permiso para ir sola, tomé el dinero y caminé sonriendo, a media calle pasé frente a una casa que estaba en construcción y lo primero que sentí fue una mirada pesada, gire mi cara y ahí estaba ese hombre de al menos cuarenta años, un hombre que por su edad bien podría haber sido mi padre o mí tío, lo vi mirarme de forma morbosa y posteriormente escuché aquel sonido que hasta la fecha me parece desquiciante, el sonido que se hace al saborear la comida, y una palabra que lo acompaño: ¡chiquita! Por supuesto, lo segundo que sentí fue asco y me eche a correr.

Tenía solo seis años, SEIS AÑOS, y un hombre me dijo chiquita mientras saboreaba mis piernas; desde ese momento y hasta los 14 o 1 5 años no volví a usar un short o una falda por gusto, lo evité con todas mis fuerzas y en mí interior se instaló el asco a sentir las miradas de las personas y, durante mucho tiempo, sentí asco de usar la ropa que años atrás me gustaba. Por desgracia, ese primer acoso no fue el último…”

“MiPrimerAcoso a los 4 años un tío toqueteaba mis genitales y se olía la mano… Aún hoy cuando alguien se huele los dedos después de tocarme me remite a ese momento desagradable”

“mi primer acoso: el novio de mi mejor amiga me confesó que me amaba, y que solo estaba con ella para estar cerca de mi. Me seguía después de la escuela, se aparecía en reuniones, iba a mi casa siempre a esperarme, llamaba por telefono y respiraba en la bocina, y siempre que estabamos en público trataba de abrazarme. Eso me hacía sentir muy mal con mi amiga y muy incomoda. me dijo que si yo le decía algo a ella, diría que yo era la que lo buscaba a él.”

“Cuando trabajaba en el Juridico de la Secretaria de Turismo el DG era un acosador de primera. El decia que le encantaba trabajar con mujeres porque eran muy inteligentes y responsables. Pero la realidad es que le encantaba estar rodeada de mujeres y jugar al macho alfa. El acoso empezo con ‘inofensivo’ pero no solicitado ‘hoy vienes muy guapa’ a situaciones en las que me decia cosas como ‘hoy vienes con un look de bibliotecaria sexy, como para barrer el escritorio y ponerte ah’. O ‘traes un vestido que seguro abajo traes una ropa interior super sexosa’. Cuando renuncie porque, ademas de que era pesimo jefe, pesimo abogado y llegaba borracho o crudo 3 veces a la semana o de plano no iba y era imposible trabajar en esa oficina, me dijo que era una lastima que me fuera tan pronto, porque el siempre esperó que pudieramos tener algo.

Hable con un amigo que es defensor de derechos humanos y fue el unico que me entendio, que me creyo y que me animo a denunciar. Despues de irme redacte mi queja y ahi se quedo, redactada. Nunca me atrevi a mandarla al Comite anti acoso ni al OIC, me sentia culpable porque el tipo tenia una esposa e hijo y tal vez lo iban a correr. Creo que pensar que lo iban a correr hasta era pedor mucho. El otro abogado del Juridico que trabajaba con nosotros me decia que estaba mal lo que el jefe hacia, pero que no me enojada, que ‘era un tipo inofensivo’, lo cual conecte cuando lei el post sobre a que tipo de grado la violencia tiene que llegar para que nos crean. Otra abogada del area me dijo primero que reportara, despues me dijo que mejor no, que no importara lo que habia pasado yo siempre iba a ser ‘la que se quejo, la que causaba problemas’.

Hoy tambien recorde un episodio que vivi cuando vivia en Washington. Una noche sali con una amiga a un antro. Trabajabamos en la OEA y nos encontramos a unos tipos del trabajo. Mi amiga estaba muy borracha y se iba a ir a la cama con uno de los tipos. Yo tenia miedo porque la vi super borracha y sabia que era mala idea que se fuera con el. Mi amiga tenia mis llaves porque ese dia se quedaba conmigo y mi roomie se habia ido a Mexico por el fin de semana, asi que la segui a casa del tipo para cuidarla. Cuando llegamos querian seguir la fiesta y yo estaba completamente sobria y cansada. Me fui a acostar a uno de los cuartos de la casa porque su roomie no estaba. Mi amiga y el tipo empezaron a hacer lo suyo. Llego el roomie completamente borracho, era un tipo que tambien trabajaba en la OEA y se acosto a mi lado. Me empezo a tocar, le dije que no me molestara porque yo solo queria dormir. Los tocamientos escalaron y no me acuerdo que paso, creo que lo golpee o lo patee. Sali echa la raya de la casa, sin llaves, con el cellular muerto, afuera estaba lleno de nieve y no pasaba ni un taxi y no tenia idea de en donde estaba. Cuando llegue al elevador una chica iba a su apartamento y le rogue que me pidiera un taxi. Me espero a que me subiera. Llegue a casa sin llaves y con nieve afuera. Pero para mi suerte un vecino que tambien trabajaba en la OEA iba entrando al edificio y me abrio la puerta del edificio. Me vio llorando y le conte lo que habia pasado. El vecino que me abrio la puerta me dijo que era conocido que el tipo este se emborrachaba muchisimo y le hacia eso a las chicas. Me llevo a casa y se aseguro de que me quedara ahi sana y salva. Nunca se lo conte a nadie mas que a mi amiga a quien le reclame. Siempre pense que habia sido mi culpa por querer cuidarla. Y, sobre todo, siempre pense que no habia pasado nada, que era una cosa de nada porque no me habia violado. Vivi mucho tiempo asustada y sin querer salir despues de eso. La semana siguiente fui con mi hermana y una amiga a Las Vegas y me dediue a cuidarlas porque no queria que nos pasara nada.”

“Tenía como 8 años y estaba en casa de una tía. Mientras jugaba con mis primos, su esposo me llamó y me llevó atrás de la casa, al patio trasero.. Supuestamente su ‘pollito’ se había ido entre una tubería y quería que yo lo buscara. Hizo que me reclinara sobre una pila y que llamara a su pollito desde allí, y entonces se puso contra mi, bajó su pantalón y se frotó los genitales en mis nalgas todo el rato. No sabía exactamente qué estaba pasando pero me sentía muy incómoda y muy asustada… Se me ocurrió decirle que tenía que ir al baño y me dejó ir. Salí corriendo de ahí hacia mi casa. Le conté a mi mamá, me dijo que evitara ir a esa casa, y que no le dijera a nadie.”

“Hola #MiPrimerAcoso fue cuando tenía 11 años mi mamá es maestra y daba curso de regularización en vacaciones en la escuela donde trabajaba,yo la acompañaba y como estaba cerrada la tiendita escolar un día de tantos salí a comprar un refresco como a 2 calles de ahí. Iba de regreso con la botella en la mano cuando un carro se detuvo al lado mío y un hombre de unos 40 años me preguntó por una calle,le dije que no sabía en eso me tomó de la blusa a la altura del pecho tratando de acariciarme los senos que apenas se desarrollaban y me dijo que quería saber de qué tela era porque quería un vestido para sus hijas,esto con una sonrisa asquerosa, yo me quedé helada sin saber qué hacer. Después de unos min.se fue. Ahora pienso que pudo haberme violado o hacerme algo muy malo.? Gracias a Dios no fue así.”

“Mi primer acoso fue como a los 5 años, en una fiesta familiar nos quedamos a dormir en la casa de un tío de mi mamá ni recuerdo como terminé durmiendo en la cama de ese tío con su esposa, recuerdo que el estaban alcoholizado y su esposa me puso en medio de la cama para evitar dormir junto a él; y entonces comenzó a tocarme y querer quitar mi pantalón tratando de introducir su dedo en mi vagina. No estoy segura que tanto abusó de mi. Es la primera vez que cuento esto y aun tengo duda sobre lo que pasó esa noche, no recuerdo en dónde estaban mis padres y siempre me pregunto porque me dejaron dormir con estas personas. Es alarmante como el acoso y violencia se han instalado en la cotidianidad de nuestra sociedad y en algo normalizado en algunas familias. Gracias por permitir compartir estas vivencias.”

“Lamentablemente #Miprimeracoso fue hace 4 meses, un compañero de la escuela abuso sexualmente de mi. Es la experiencia más horrible del mundo. Tengo 21 años y me siento tan mal, no me puedo ni imaginar como le hicieron todas las chicas que cuentan sus historias para soportalo. Gracias a estos testimonios me doy cuenta que la culpable no fui yo y me dan fuerza para denunciarlo y hacer justicia.”

“No fue mi primer acoso, pero fue el que más me lastimó.

Una vez mientras me quedaba en casa de mi hermana su pareja se acercó a mí para enseñarme unas fotografías en su teléfono, empezó tocándome los senos; mi hermana estaba sentada a pocos metros de ahí. Yo no sabía como reaccionar y sentí mucha rabia, después agarró mi mano y la puso en su pene. Me quite de ahí pero no fui capaz si quiera de articular palabra. Cuando le conté a mi hermana, me culpó por no decirle que se detuviera. No hemos vuelto a hablarnos desde entonces. No es mi culpa. Una víctima jamás tiene la culpa.”

“#MiPrimerAcoso

Nunca he contado esto a nadie porque sé que nadie de mi familia los creería y me odiarían por chismosa. Tenía unos cinco o seis años y estaba enferma postrada en la cama, llegaron mis hermanos y primos y empezamos a platicar, mi primo pasó la mano por debajo de las cobijas y empezó a acariciarme las piernas, yo quite las piernas rápidamente y mi hermana me reclamó porque no me dejaba tocar, mi primo me dijo, ella sí se deja porque es mi novia, tú también te tienes que dejar. Me paré y me fui llorando de impotencia. Éramos cinco personas, yo la más pequeña, todos mayores de diez años, nadie dijo nada, nadie de ellos volvió a jugar conmigo, cuando quería jugar empezaban a manosearme y mejor me iba. Mi familia me reclama porque soy huraña y nunca me integraba ni jugaba con ellos. Hace poco fui a casa de mi abuela, me dormí con mi hijo en una cama, el mismo primo que me tocó, se metió drogado a la cama a manosearme la vagina. Yo estaba medio dormida y pensé que era mi esposo, hasta que recordé no estar en casa. Desperté y lo eche de la cama, otra vez nadie se enteró, no dije nada, no lo acuse porque no quería explicarle a mi hijo la monstruosidad que acababa de pasar.”

“#miprimeracoso Mis papas trabajaban y yo esperaba asomada por la ventana a que ellos volvieran, yo tenía unos 10 años y en vecino adolescente vino hasta ni ventana, se bajó la pantaloneta y empezó a masturbarse incitándome a tocarlo, hasta me caí de la sillita que usaba tratando de alejarme. No volví a esperar a mis papas en la ventana ni dejaba que mi hermana 5 años menor lo hiciera.”

“Bien, estuve indecisa a contarlo pero bueno #MiPrimerAcoso tenia 6 años y mi madre tuvo complicaciones de salud y yo fui a vivir por dos años a casa de mis abuelos y en una ocasión mi familia se quedo en casa de mis abuelos y me dormí con mis abuelos, ese día desperté con semen en los glúteos. No sabía que era, no sabía como reaccionar, y me avergoncé mucho pues pensé que me había orinado. Después de unas semanas ocurrió el mismo escenario solo que esta vez fui testigo de que no era orina. Era mi abuelo que se estaba masturbando con mis nalgas, y no pude hablar, no pude moverme hasta que terminó y seguía haciendome la dormida cuando él se fue me sentía impotente y culpable. Después de tiempo lo recordé, y entendí que no era mi culpa, y que era mi deber no permitir que cualquier otro niño en mi familia pasara por eso y hacerlos entender que ellos son los únicos dueños de su cuerpo y cualquier otro individuo que trate de apoderarse de el es un abusador y debe haberse para frenarlo.”

“No sé si es el primero, pero sí es uno de los más antiguos acosos que recuerdo: Yo tenía alrededor de 8 ó 9 años. Estaba en casa de mis abuelos viendo tele en el piso de arriba. La familia estaba en el comedor. Junto a mí estaba sentado un sobrino de mi abuelo, de unos 20 años. En algún momento se acercó a mí y me aplicó el clásico “¿no le das un beso a tu tío?” Yo estaba muy incómoda pero no sabía cómo zafarme. El susodicho me agarró la cara, no con fuerza, y me dio un beso; yo me moví un poco y me aterrizó en la comisura de los labios (me da asco de recordar). Yo estaba rígida, no supe cómo pero me levanté y me fui donde estaba mi mamá. Nunca le dije nada a nadie de la familia, ni volví a quedarme a solas con él. Años después se lo conté a un novio, y no tuvo absolutamente ninguna reacción, como si le hubiera contado que perdí el camión. Me hizo sentir ridícula por querer darle importancia.”

“Hola quise publicar #MiPrimerAcoso pero la verdad es que aun no me atrevo a contárselo a nadie, mas que ustedes y lo hago de esta manera por que aveces siento la necesidad de sacarlo y me parece que esta es una buena manera de sacar este secreto que he guardado por mucho tiempo.

Tenia la edad de 7 años aproximadamente y mi tío (hermano de mi mamá) tenia aproximadamente 13 vivíamos en casa de mi abuela, todas las tarde mi mama y mi abuela salían a trabajar dejándonos a mi tío,mi hermana de 3 años y ami solos, mi tío todas las tardes me hablaba y me encerraba con él en uno de los cuartos h me vendaba los ojos tocando me y y acercándome sus genitales e incluso metiendo me los a la boca, yo realmente no entendía aun era una niña, él decía que era un secreto de los dos y que se lo debía ya que él siempre me defendía de los regaños de mi mamá, hasta la fecha nunca se lo comente a nadie y no se si algún día podre hacerlo ya que es algo que aun me niego aceptar y quiero bloquear de mi mente.”

“Mi primer acoso fue a los 12 años. Era de noche y mi primo, 4 años mayor, me llamó para que viera algo en su cuarto y despues no me dejaba salir. El dijo que le diera un beso o le enseñara un seno, o no saldría de su cuarto. No me dejó salir hasta que lo besé. Me guardé esto desde entonces.”

“Mi primer acoso fue a los 5 años, cuando un primo hermano se quedaba solo conmigo y mientras se frotaba contra mi e introducía su dedo en mi vagina.. lo mismo con otro hombre, empleado de mis tíos y un familiar lejano, a los 7 años donde ya era mas consciente de lo que pasaba y disfrutaba el misterio y la excitación… ¿Suena raro verdad? Pero la estimulación sexual en las y los niños va en muchos puntos, y ellos jamás son los culpables, cuando fueron estimulados perversamente por un adulto. Lo mas triste de esto es el odio, asco, vergüenza, el sentirse culpable de no haber reaccionado, como leí de algunas, de no haber hecho algo por detenerlo, de haberlo disfrutado, o por ultimo, de no haberle dicho a alguien mas. Ahí se te viene el conflicto familiar como a mi me pasó: odié por años a mi madre por no estar ahí para mi, a mi tía y tío por no protegerme de un empleado suyo…. y eso sin contar el odio a mi misma. Me sentí abandonada, confundida, avergonzada, con una constante merma a mi autoestima, sobretodo en mi adolescencia, donde ocurrieron otros hechos parecidos. Aún ahora duele, pero aprendí a perdonarme, a perdonar a mi familia, aceptarme tal cual, a tener esta rabia carnívora si alguien se atreve a tratarme como su objeto sexual sin mi consentimiento, a no tener miedo de castrar a algún hombrecito si se atreve a amenazarme. Ya no tengo miedo, no porque hoy esté libre de que alguien me haga daño, si no porque reaccionaré y si me pasa algo malo (Pensando negativamente: violación, tortura) eso no les da poder sobre mi, en ningún sentido, es más, me conozco y teniendo en cuenta mi carácter, les haría arrepentirse…. Sueno exagerada, pero es la mera verdad. NADIE tiene poder sobre mi, ni acosándome, o violándome, o pegándome….. y eso es liberador…. Me da una paz “

“Cuando tenia unos 4 ó 5 años estábamos en una reunión familiar mis papás y yo en casa de mi abuela. Yo me fui al último cuarto con otra prima de mi edad y en eso llegaron dos primos 10 años mayores a jugar con nosotras, todo iba muy bien hasta que se empezaron a reír y a hablar de algo que no yo no entendía en ese entonces.

Después uno de ellos me dice que me meta con el por debajo de las sábanas porque me quería enseñar una sorpresa, me metí y lo primero que hizo fue sacarse el pene y preguntarme que si lo quería tocar, me impactó mucho porque no entendía lo que estaba pasando pero supe que estaba mal. Salí huyendo del cuarto y llegué con mis papás llorando diciéndoles que ya me quería ir, jamás les dije que había pasado.”

“Les escribo desde Argentina. No sé cuándo fue mi primer acoso. Pero sí recuerdo que a los 12 años, en el camino entre la escuela y mi casa, se estaba llevando una obra en construcción. Ese camino era obligatorio, no podía pasar por otro lado. Absolutamente todos los días, los obreros me gritaban cosas. Sólo era una niña, y ni siquiera podían culpar a mi ropa, tenía mi uniforme de colegio. Le contaba a mi madre lo que ocurría, y su respuesta era que a ella también le pasaba, y que nada podía hacerse. Un día algunos hasta llegaron a bajarse los pantalones, mientras los demás me gritaban. Le conté a mi madre y ella decidió hablar con la policía. La respuesta fue que yo no tendría por qué ir sola a la escuela. Me siguieron gritando hasta que finalmente la obra quedó terminada.”

Catalina Ruiz-Navarro
Feminista caribe-colombiana. Columnista semanal de El Espectador y El Heraldo. Co-conductora de (e)stereotipas (Estereotipas.com). Estudió Artes Visuales y Filosofía y tiene una maestría en Literatura; ejerce estas disciplinas como periodista.

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