Los productores que integran al colectivo Zacahuitzco buscan “compartir la ideología que nosotros tenemos, que es consumir productos que nos nutren de verdad, que estén libres de tanto químico, de tantos pesticidas”, señaló Viridiana López Espino. Uno de los objetivos centrales del colectivo es crear redes de consumo, con otros productores y consumidores, para que de manera directa conozcan los productos y puedan adquirirlos.
Ciudad de México, 3 de junio (RuidoEnLaRed).- Un grupo de vecinos se organizó para cultivar parcelas con métodos prehispánicos. Así nació el colectivo Zacahuitzco y, posteriormente, la tienda Mawí.
Ambos tiene como idea central abastecer de alimentos básicos no transgénicos, ni químicos adquiridos, a pequeños productores de la Ciudad de México, según una investigación de Ruido en la Red.
Los productores que integran al colectivo Zacahuitzco buscan “compartir la ideología que nosotros tenemos, que es consumir productos que nos nutren de verdad, que estén libres de tanto químico, de tantos pesticidas”, señaló Viridiana López Espino.
Uno de los objetivos centrales del colectivo es crear redes de consumo, con otros productores y consumidores, para que de manera directa conozcan los productos y puedan adquirirlos.
“Lo que se busca es que se rompa eso de los intermediarios y que los mismos productores venga y puedan ofrecer sus productos directo a las familias que ya están involucradas en el proyecto”, detalló López Espino.
Zacahuitzco se ha aliado con productores de otros sitios de la Ciudad de México y entidades cercanas como Tlaxcala, Hidalgo y Morelos, a fin de ampliar la red de producción y venta de productos.
LA TIERRA Y EL AGRICULTOR
El colectivo Zacahuitzco busca restablecer la relación entre las personas y el campo, para retomar la importancia de éste en la vida de la Ciudad de México.
Al respecto, el agricultor Felipe Casas recuerda que desde los cuatro o cinco años, su papá lo llevaba al campo.
En la parcela que cuida, cosecha alrededor de 14 productos, entre los que se encuentran la acelga arcoíris, cilantro, perejil, zanahoria, betabel, verdolaga, hinojo, espinaca, cebolín, cale, entre otros.
Además, han impulsado una red para que cada integrante aporte recursos y conocimiento, mismos que han redituado en la construcción de un vivero y un contenedor para almacenar agua de lluvia.
Una vez que los productos salen de la chinampa, son comercializados en Mawí, la tienda que el colectivo creó para cerrar el ciclo.
Sobre la tienda, Cecilia Navarro, integrante del colectivo, la describe como “un puente directo entre pequeños productores” y “una inspiración y tiene un efecto multiplicador”.
México es el tercer lugar por número de productores dedicados a generar alimento orgánicos, sólo después de India y Uganda
