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Catalina Ruiz-Navarro

06/11/2015 - 12:00 am

Marihuana y feminismo

Argumentos para la legalización de la marihuana (y otras drogas recreativas) sobran, pero además, creo que desde el feminismo hay muchas razones importantes para apoyar la legalización, y tienen todo que ver con la reciente Sentencia mexicana que abre la puerta a la despenalización del consumo recreativo en el país. En México, la Primera Sala […]

Esta soy yo en el 2006 en una marcha por la legalización en Bogotá.
Esta soy yo en el 2006 en una marcha por la legalización en Bogotá.

Argumentos para la legalización de la marihuana (y otras drogas recreativas) sobran, pero además, creo que desde el feminismo hay muchas razones importantes para apoyar la legalización, y tienen todo que ver con la reciente Sentencia mexicana que abre la puerta a la despenalización del consumo recreativo en el país.

En México, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) emitió el miércoles un fallo histórico. La sentencia responde a un amparo presentado por cuatro personas que solicitaron una autorización para consumir marihuana con fines lúdicos, recreativos y de manera regular y personal, y para sembrar, cultivar cosechar, preparar, poseer y transportar la hierba. El amparo llegó a la Primera Sala de la SCJN que concluyó que varios artículos de la Ley General de Salud son inconstitucionales porque violan el derecho fundamental al libre desarrollo de la personalidad. El amparo sólo cubre a los cuatro afortunados que se rifaron a defender sus derechos, pero los argumentos usados en la sentencia sin duda sientan un precedente para la legalización.

Las razones en contra del consumo de marihuana son pendejas y trasnochadas. Ya se ha probado que la marihuana no genera dependencia, ni induce a cometer delitos ni es la puerta del mal hacia “drogas más duras”. Una y otra vez se ha dicho que el alcohol, el cigarrillo y el azúcar, drogas legales, hacen infinitamente más daño que incluso el consumo regular de marihuana pero ese no es el punto: la marihuana no debería ser legal solo porque es bastante inofensiva, debe ser legal porque el Estado no debe interferir en la decisiones que ciudadanos mayores de edad toman sobre sus propios cuerpos: algo que las feministas llevamos pidiendo durante años.

El derecho al libre desarrollo de la personalidad es un derecho fundamental para el feminismo, que se trata de darnos a las mujeres la opción de ser quienes queremos ser. En palabras de la Corte, el derecho al libre desarrollo de la personalidad permite: “la consecución del proyecto de vida que para sí tiene el ser humano, como ente autónomo”, de tal manera que supone “el reconocimiento del Estado sobre la facultad natural de toda persona a ser individualmente como quiere ser, sin coacción, ni controles injustificados o impedimentos por parte de los demás, con el fin de cumplir las metas u objetivos que se ha fijado, es decir, es la persona humana quien decide el sentido de su propia existencia, de acuerdo a sus valores, ideas, expectativas, gustos, etcétera”. Cuando la reciente sentencia reitera este derecho, nos hace un favor a todas las feministas que llevamos un buen rato pidiendo que nos dejen decidir sobre nuestras vidas y nuestros cuerpos.

Hay otra razón por la que la legalización se sustenta profundamente en los valores feministas. El principal motivo de  prohibición para sustancias psicoactivas consiste en la idea de que una vez alguien prueba estas sustancias se transforma en un adicto irremediable. “¿Cuál es la razón por la cual una persona se hace adicta a la heroína? Pues la heroína en sí”. El psicólogo Bruce Alexander realizó un estudio a partir de ese viejo experimento ochentero en el que a una rata en una jaula le daban agua con cocaína y agua sin. La rata se enviciaba con el agua con coca y la tomaba hasta morir. Para Alexander el motivo de consumo de la rata no estaba en la cocaína en sí, sino en que estaba sola en la jaula. Así que creó un “Parque para ratas”, en donde las ratas estaban acompañadas y felices, tenían actividades, comida, esparcimiento etcétera. Resulta que en este caso, si bien algunas ratas consumían el agua con coca, no sucedió con la mayoría, y ninguna consumió cocaína hasta morir.

Una de las ideas sociales más revolucionarias de los feminismos es que las personas somos más fuertes en comunidad, interconectadas e interdependientes. La idea patriarcal de la fuerza se parece más a la de un individuo que, solo, supera todos los obstáculos. Desde el patriarcado se cree que fuerte es el más duro, el más solitario e impenetrable, y esta idea ha causado mucho daño en nuestra sociedad, por ejemplo, impidió ver, durante mucho tiempo, que la adicción no se debe solo a una vulnerabilidad biológica de los cuerpos, sino que depende mucho más de nuestras relaciones psicosociales. Los humanos somos animales sociales y necesitamos involucrarnos con algo, ojalá con otras personas, pero si no también están los videojuegos, los libros, la religión, Internet, lo que quieran. Nuestras adicciones, sean al trabajo, al trago, al azúcar, nuestros comportamientos autodestructivos, tienen motivos psicosociales. Para Bruce Alexander, la única y verdadera solución a la adicción es el bienestar social, las redes de apoyo, el autocuidado. Otra vez, lo mismo que llevamos años diciendo las feministas. Por eso, la legalización de una sustancia como la marihuana, nos permitiría entender que muchos de nuestros problemas de salud tienen que ver con la violencia inherente de nuestra cultura, y una perspectiva feminista orientada a dar bienestar, oportunidades y restaurar el tejido social sin duda sería una gran política de salud pública en materia de drogas.

El uso recreativo de cualquier sustancia no es malo en sí, de hecho, las drogas recreativas se llaman así porque son bastante bastante divertidas. Decirle a la gente que todas las drogas son malas todo el tiempo no va a funcionar, sencillamente porque es una mentira flagrante. El problema está en la soledad y la desconexión que hacen mucho más daño, y crean más vulnerabilidades . Ojalá esta sentencia sea un primer paso para entender lo violento y problemático que es un Estado que pretende que puede decidir por nosotros y sobre nuestros cuerpos.

@Catalinapordios

Catalina Ruiz-Navarro
Feminista caribe-colombiana. Columnista semanal de El Espectador y El Heraldo. Co-conductora de (e)stereotipas (Estereotipas.com). Estudió Artes Visuales y Filosofía y tiene una maestría en Literatura; ejerce estas disciplinas como periodista.

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