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Gustavo de Hoyos Walther

07/05/2024 - 12:04 am

Guerra e indignación

“Quizás ahora que los ánimos están muy caldeados es cuando puede surgir la voluntad de las partes para acabar con el conflicto. Eso es lo que esperamos muchos”.

Una bandera palestina ondea al viento frente a un campamento en apoyo a los palestinos y contra la guerra en Gaza, en la Universidad de Columbia, el domingo 28 de abril de 2024, en Nueva York.
“Debemos reconocer que el conflicto palestino-israelí es ancestral y no va a solucionarse de la noche a la mañana”. Foto: Andrés Kudacki, AP.

Los campus universitarios en varias capitales y ciudades del mundo han sido testigos de una serie de manifestaciones por parte, sobre todo, de estudiantes, aunque también han convergido profesores y gente común.

Lo que parece causar su indignación es la ofensiva realizada por el gobierno israelí en Gaza como represalia a los ataques por parte de Hamas el 7 de octubre pasado que resultaron en la muerte de incontables civiles inocentes y el secuestro de otros tantos.

Lo primero que hay que decir es que los manifestantes tienen todo el derecho a hacer sentir su descontento públicamente. Este derecho está protegido, en Estados Unidos, por la primera enmienda de la Constitución, referente a la libertad de expresión. Lo mismo es el caso en muchos otros países con legislaciones similares.

La cuestión se complica desde luego, si los manifestantes obstruyen las actividades académicas normales en los campus. De ser este el caso la autoridades universitarias tendrían que tomar las manos en el asunto, ya que se estaría violando el derecho de otros a recibir los servicios educativos que estas instituciones proveen.

Hay que tener en cuenta, sin embargo, que los directivos de las universidades deben privilegiar siempre el diálogo como la forma de resolver las controversias.

Muchos simpatizantes de buena fe de estas manifestaciones han señalado también la importancia de que esto no termine en un conflicto que divida a las sociedades. Afortunadamente parece haber un consenso – salvo algunas excepciones – de que expresiones de odio a ciertos grupos religiosos o étnicos no dominen el ámbito público. Por ahora este no ha sido el caso, de manera generalizada.

En cuanto al conflicto que ha dado origen a estas protestas, la único solución viable es que las partes – el gobierno palestino en Gaza y el régimen israelí – inicien pronto conversaciones rumbo a establecer las bases para el fin del conflicto y la puesta en marcha de un mecanismo político que de lugar a una solución donde ambos pueblos puedan convivir en condiciones de paz, justicia y prosperidad.

Debemos reconocer que el conflicto palestino-israelí es ancestral y no va a solucionarse de la noche a la mañana. Pero, como dice un famoso adagio atribuido a la sabiduría china: donde hay crisis, se abre una oportunidad. Quizás ahora que los ánimos están muy caldeados es cuando puede surgir la voluntad de las partes para acabar con el conflicto. Eso es lo que esperamos muchos.

Una luz parece avistarse a lo lejos: al parecer ya hay una propuesta sólida, con la mediación de Egipto y Qatar, para llevar a las partes a la mesa de negociación.  Esperemos que esto se realice pronto.

Quizás hay que hacer nuestras las palabras de John Lennon, que en una de sus canciones nos conminó a darle una oportunidad a la paz. Que así sea.

Gustavo de Hoyos Walther
Abogado y empresario. Ha encabezado diversas organizaciones empresariales, comunitarias, educativas y filantrópicas. Concentra su agenda pública en el desarrollo de líderes sociales (Alternativas por México), la participación ciudadana en política (Sí por México) y el fortalecimiento del estado de derecho (Consejo Nacional de Litigio Estratégico).

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