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Alejandro Páez Varela

07/08/2017 - 12:05 am

Manzanas con navaja

¿Hay guerra sucia contra Morena? Por supuesto que la hay. Y habrá más: Morena es la fuerza política más aislada del resto y la del mayor crecimiento de las últimas dos décadas, al menos, en México. Eso la convierte en el blanco necesario de todos. Para que haya siempre dos ganadores (PAN y PRI), debe haber dos pelotas en la tómbola; se puede tener tres (con el PRD), pero para que ganen dos, se agregan unas pelotitas más. Bien contadas para evitar sorpresas.

Valencia de los Santos, entonces Diputado del PRI. Presidió la comisión que dejó ir impune a Fox. Ahora está en Morena. Foto: Cuartoscuro

Si alguien me pregunta si creo que Rigoberto Salgado Vázquez está metido con la maña (cartelito, cartelote, cárteles de la droga), le diré que no sé. Pero si alguien me insiste, le diré que el Jefe Delegacional de Tláhuac en la Ciudad de México sí debe muchas explicaciones con respecto a la riqueza que él y su familia acumularon en apenas los últimos años. Restaurantes, remodelaciones, propiedades: el dinero no se oculta. Un análisis de lo que él mismo ha declarado públicamente, realizado por la Unidad de Datos de SinEmbargo, abre una gran duda sobre esa abundancia de dinero del político de izquierda.

Durante la semana le pregunté a varios miembros de Morena qué piensan sobre el Delegado de Tláhuac. Tuve distintas respuestas. Todos coincidieron en algo en lo que yo mismo estoy de acuerdo: en que el Gobierno de la Ciudad de México (y sus distintas instancias) harán lo que esté en su poder para exhibirlo, así implique abrir parte de las investigaciones que están en proceso. Me dijeron esto: para este gobierno, si filtrar información sirve, no importa cómo termine la causa. “Casos como el de Lesby Berlín Osorio o el de la Narvarte te lo explican: lo importante es ganar prensa en su momento, aunque el caso se vaya al caño”, me dijo un líder de Morena.

También coincidieron en algo –algunos los consulté brevemente por WhatsApp–: que no está claro si hay que meter las manos al fuego por Salgado Vázquez. Y ninguno lo defendió, más allá de defender (eso sí) la causa de Morena y la urgencia del Gobierno de la ciudad por hundir al Delegado en el lodo, que es hundir a su partido.

Si alguien me pregunta si creo que Rigoberto Salgado Vázquez está metido con la maña, le diré que se mueve como pato, grazna como pato y se le ve, al menos en el primer asomo, lodo de charcas. Como pato que camina sobre el lodo.

Y a estas alturas tiene dos opciones, me temo: o aclarar de dónde viene su riqueza, o dejar que una investigación, en manos de sus adversarios, lo aclare a su manera. Y no será lindo, de esa última manera. Así que tiene los días contados para armar una estrategia efectiva que, de cara a la gente y a su partido, aclare las cosas de una vez y por todas.

***

Traigo la libreta llena de apuntes sobre Salgado; no llena, pero sí 18 páginas. Unas salieron de reuniones informales que solicité y otras de información que me llegó. Yo creo que, de lo que traigo, hay una buena parte ya publicada esta semana; otra no. Sobre todo los nexos o supuestos nexos del Delegado con la maña.

¿Hay guerra sucia contra Morena? Por supuesto que la hay. Y habrá más: Morena es la fuerza política más aislada del resto y la del mayor crecimiento de las últimas dos décadas, al menos, en México. Eso la convierte en el blanco necesario de todos. Para que haya siempre dos ganadores (PAN y PRI), debe haber dos pelotas en la tómbola; se puede tener tres (con el PRD), pero para que ganen dos, se agregan unas pelotitas más. Bien contadas para evitar sorpresas.

Ahora, a esa tómbola, se le han sumado, contra ese equilibrio necesario, muchas pelotas de Morena. Entonces se vuelve necesario quitarle pelotas a como dé lugar. El blanco de todos los principales poderes políticos en México, claro, es Morena. Hay guerra sucia contra Morena, por supuesto. Y habrá más.

Sin embargo, me parece, Morena alimenta esa guerra sucia. Su crecimiento desordenado lo pone en manos de sus adversarios. En la administración de ese crecimiento está su posibilidad de realmente sumar a la tómbola: si hay Evas Cadena por todos lados, o Leoneles Godoy (quien ayer se sumó a la causa de Ricardo Monreal) o Rigobertos Salgado, que son bombas de tiempo, entonces en lugar de sumar, irán restando.

La respuesta menos inteligente de Morena, creo, será “denunciar la guerra sucia” porque de esa habrá mucha, y “la denuncia” no lo salvará o irá perdiendo efecto conforme se sumen casos. La respuesta es, o debe ser, administrar el crecimiento; cuidar a quiénes suma. O se le vendrán encima toneladas de cochinada. Se llenarán las libretas de todos los reporteros con Salgados y Evas y Leoneles si Morena se descuida. ¿De qué otra manera frenarán a Morena, si no es así?

***

Veo imprudencia de líderes locales y veo, además, concentración de poder. Y como resultado de lo anterior, veo a Morena comiéndose las manzanas con navaja. ¿Cómo podrá ese partido proponerse como la esperanza de México si desde adentro y por voluntad propia se está hinchando de lo que sobra afuera?

Ejemplos sobran. De norte a sur. Ya comenté que ayer Monreal unió a Leonel Godoy, ex Gobernador de Michoacán, quien protagonizó un gran escándalo cuando se dieron a conocer los vínculos de su hermano Julio César con La Familia Michoacana. Julio César es prófugo y Leonel se hundió, políticamente… hasta ahora, que ha sido rescatado por Morena.

En Chihuahua, otro ejemplo, recientemente se sumó a Víctor Valencia de los Santos. Fue el titular de Seguridad Pública estatal durante los peores años de violencia en esa entidad… y renunció en el peor pico para buscar la Alcaldía de Ciudad Juárez, y la perdió. Fue el hombre de Sedesol de César Duarte, Rosario Robles y José Reyes Baeza. Fue el hombre que perdonó a Vicente Fox Quesada: se olvidan las cosas, pero él estuvo a cargo de la comisión especial del Congreso que dejó ir al ex Presidente sin investigarle nada. Ni la jodida Hummer, si quiera (¿verdad que ya no recordaban que hubo una Hummer de la que nunca rindió cuentas Fox?). Valencia de los Santos fue… fue todo para el PRI, pues. Durante 42 años. Y ahora está en Morena.

Hace poco conté cómo Adrián Rubalcava, quien suele presumir que es protegido de Carlos Salinas de Gortari, ya se sentía a un paso de Morena. De hecho, él, que ha sido relacionado con el crimen organizado en la Ciudad de México, estaba operando para Monreal desde la Asamblea Legislativa. Y eso me lo contaron los mismos de Morena; no un panista, ni un priista, ni un perredista: los mismos de Morena.

“Es guerra sucia”, me dijeron esta semana en Morena sobre Rigoberto Salgado Vázquez. Sí, es guerra sucia. Sí, y habrá más. Pero, ¿y luego? Qué, porque es guerra sucia y porque es Morena, ¿deja de existir la posibilidad de que el Delegado se haya enriquecido de forma sospechosa?

Nunca olvidaré una lección que me dio mamá cuando estaba chiquillo. Cierta vez llegué molido a palos de la calle por andar con los grandes. Llorando, le dije a mamá que me habían tundido. Ella, sin despegar los ojos de los trastos que fregaba, simplemente me respondió: “Yo no te traigo allá”.

La lección de mamá era: si andas con los grandes, pues te van a pegar. No te quejes. Quién te trae allá.

Concluyo: sí, es guerra sucia Eva Cadena; sí, es guerra sucia Rigoberto Salgado; sí será, quizás, guerra sucia cuando les revienten los Leonel Godoy o los Valencia de los Santos.

No se quejen, pues: quién los trae allá.

Alejandro Páez Varela
Periodista, escritor. Es autor de las novelas Corazón de Kaláshnikov (Alfaguara 2014, Planeta 2008), Música para Perros (Alfaguara 2013), El Reino de las Moscas (Alfaguara 2012) y Oriundo Laredo (Alfaguara 2017). También de los libros de relatos No Incluye Baterías (Cal y Arena 2009) y Paracaídas que no abre (2007). Escribió Presidente en Espera (Planeta 2011) y es coautor de otros libros de periodismo como La Guerra por Juárez (Planeta, 2008), Los Suspirantes 2006 (Planeta 2005) Los Suspirantes 2012 (Planeta 2011), Los Amos de México (2007), Los Intocables (2008) y Los Suspirantes 2018 (Planeta 2017). Fue subdirector editorial de El Universal, subdirector de la revista Día Siete y editor en Reforma y El Economista. Actualmente es director general de SinEmbargo.mx

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