Ricardo Ravelo
08/02/2024 - 12:03 am
Zetas: Los años de la impunidad
“En todos los territorios donde se enfrentaban dejaban cuerpos decapitados o desmembrados”.
Los Zetas pasaron a la historia del crimen organizado. Igual que pasó casi al olvido Amado Carrillo Fuentes, Juan José Esparragoza Moreno, “El Azul”, Manuel Bitar Tafich –operador financiero de Carrillo fuentes, quien huyó con “el Señor de los Cielos a Sudamérica y fue detenido en México – o bien el cubano Alberto Sicilia Falcón, de quien apenas se tiene un recuerdo como cabecilla del crimen organizado a finales de los años setenta.
Actualmente, el más longevo de los capos es Ernesto Fonseca Carrillo, “Don Neto”, en prisión domiciliaria. Tiene más de noventa años y fue liberado por razones de salud. Se le acusó de narcotráfico, aunque su carga legal más pesada es la tortura y muerte, en 1984, del agente de la DEA, Enrique Camarena, quien en ese tiempo los investigaba minuciosamente en Guadalajara, sede del otrora poderoso cártel.
Otro capo longevo pero activo es Ismael “El Mayo” Zambada, cabecilla de uno de los bloques del cártel de Sinaloa. Zambada es discreto. Se maneja con bajo perfil y durante varias décadas ha gozado de impunidad. El actual sexenio de López Obrador no es la excepción, pues nadie lo molesta. Vive tranquilo en la sierra de Sinaloa, su feudo y refugio. Todos lo saben, incluso la Sedena. Pero nada hacen pese a que es uno de los narcotraficantes por quien el gobierno de Estados Unidos ofrece 15 millones de dólares por su captura.
Casi todos los miembros de “Los Zetas” están muertos o presos. Uno de los hombres del cártel del Golfo aún prófugos es Zeferino Peña Cuéllar, “Don Zefe”, pieza de aquel cártel de Golfo que encabezó Osiel Cárdenas Guillén. En un misterio se convirtió la presunta muerte, en Coahuila, de Heriberto Lazcano Lazcano, “El Lazca”, fundador de “Los Zetas”, a finales de los años noventa. Supuestamente fue abatido en la zona carbonífera de esa entidad, pero el cuerpo fue robado en la funeraria. Igualito pasó con Amado Carrillo, otro enigma irresoluto hasta la fecha. Todos estos grupos criminales sobrevivieron gracias a la impunidad de vario sexenios.
ZETAS: UN CÁRTEL EXTINGUIDO
Considerado a finales de los años noventa, en el siglo pasado, como el cártel más sanguinario de América Latina, Los Zetas –fundados en 1997 –hoy es un grupo criminal en extinción que ha sido superado en buena parte del Golfo de México por otros grupos criminales más beligerantes y mejor organizados, entre otros, por el cártel del Noreste, donde militan muchos de sus exmiembros más jóvenes.
Conformados por exmilitares –la mayoría desertores de la Secretaría de la Defensa Nacional luego de que varios exGafes (Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales ) fueron comisionados a la Procuraduría General de la República para reforzar la lucha antinarcóticos –Los Zetas alcanzaron fama y poder como brazo armado del cártel del Golfo, uno de los más poderosos de los últimos tiempos.
Sus fundadores fueron Heriberto Lazcano Lazcano, conocido en el mundo del hampa como “El Lazca”, así como por Arturo Guzmán Decenas, “El Z-1” –ambos supuestamente ejecutados: el primero a finales de los noventa, el segundo en el 2013 –tras enfrentar batallas con otras organizaciones criminales.
Durante el imperio de Los Zetas se convirtieron en un cártel temible y sanguinario; donde ejercían violencia causaban verdaderos baños de sangre, imbatibles como grupo armado. Luego se reforzaron con desertores del ejército de Guatemala, los llamados Kaibiles, quienes trajeron e México la práctica de la decapitación, la cual se convirtió en una modalidad de muerte implantada por Los Zetas.
En realidad ese fue su sello característico: en todos los territorios donde se enfrentaban dejaban cuerpos decapitados o desmembrados. Eran expertos en el descuartizamiento de cadáveres que luego dispersaban por diversos puntos de pueblos y ciudades.
Hacia el año 2007, “Los Zetas” se comenzaron a dividir. Primero se separaron del cártel del Golfo debido a que estaban en desacuerdo con la decisión que tomaron los líderes de ese grupo criminal para asociarse con el cártel de Sinaloa, sus acérrimos rivales históricos.
“El Lazca” convocó a una reunión en un campo deportivo de la ciudad de Reynosa, Tamaulipas, a donde sometieron a votación si continuaban o no como parte del cártel del Golfo. La votación resultó negativa y así fue como Los Zetas se independizaron de la organización que los vio nacer a finales de la década de los años noventa.
Más tarde se volvieron un cártel independiente y comenzaron a posicionarse en el territorio nacional como traficantes de todo tipo de drogas, pero después diversificaron sus actividades: hicieron del secuestro toda una industria, también incursionaron en la piratería, el tráfico de personas, el control de giros negros, el manejo de la prostitución, la venta de protección, el despojo de propiedades, el cobro de piso a todo tipo de comerciantes y también ofrecían servicios de sicariato y gatilleros a sueldo, prestos al mejor postor.
Esta amplia gama de actividades los convirtió en un cártel boyante, tanto, que ampliaron sus dominios de Tamaulipas hasta la Comarca Lagunera, que comprende los estados de Durango y Coahuila, territorios que en otro tiempo eran dominados por el cártel de Juárez y Sinaloa, una ruta clave hacia Chihuahua.
Los Zetas, sin embargo, sufrieron otra escisión y terminaron fraccionados: una parte la comandaba Heriberto Lazcano y la otra Miguel Ángel Treviño Morales. Y después los hermanos Treviño prácticamente dominaron al grupo criminal, pues emprendieron negocios con la compra de caballos finos y diseñaron un esquema internacional para lavar dinero del narcotráfico a través de las carreras de caballos.
EL LAVADO DE DINERO
José Treviño Morales, hermano de Miguel Ángel, el Z-40, era el artífice de un esquema de blanqueo de activos en Estados Unidos, el cual operaba con la cría y compra de caballos de carrera pura sangre, los cuales también eran utilizados en carreras de caballos donde las apuestas alcanzaban el millón de dólares por cada justa.
En este esquema de blanqueo de capitales, José Treviño tenía varios socios. Uno de los más importantes, de acuerdo con las investigaciones de este caso, era Francisco Colorado Cessa, mejor conocido como “Pancho” Colorado, un empresario de Tuxpan, Veracruz, dedicado a las tareas de remediación ecológica, quien era un importante contratista de Petróleos Mexicanos.
Amante de los caballos, “Pancho” Colorado fue protagonista de la carrera de Caballos que, en 2007, se efectuó en Villarín, Veracruz –una población muy cercana al puerto de Veracruz –que terminó en un tiroteo donde fue asesinado Efraín Teodoro Torres, conocido como el Z-14, un miembro de ese grupo criminal que había sentado sus reales en esa entidad durante el gobierno de Fidel Herrera Beltrán, a quien se le vinculó con “Los Zetas”.
En Veracruz, “Los Zetas” habían afincado su imperio. Amantes de los caballos y las carreras, los miembros de ese grupo criminal encontraron en ese estado las condiciones –impunidad y protección, sobre todo –para operar libremente el negocio del tráfico de drogas, el secuestro, las extorsiones y otras variables delictivas.
De acuerdo con información de la DEA y del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, el negocio de la cría de caballos de carrera que dirigía en Estados Unidos José Treviño Morales era una fachada para lavar dinero proveniente del narcotráfico.
El fiscal Douglas Gardner dijo a los jueces que José Treviño Morales fue puesto al frente del negocio por sus hermanos, en particular Miguel Ángel, quien en México era uno de los jefes del cártel de Los Zetas, junto con Heriberto Lazcano Lazcano, “El Lazca”, quien presuntamente murió en 2012 en un enfrentamiento con efectivos de La Marina. Esta muerte nunca se acreditó durante el gobierno de Felipe Calderón, quien ordenó un estudio de ADN a familiares de Lazcano para comprobar la identidad pero nunca se dio a conocer.
En Estados Unidos, la organización de Los Zetas ya era considerada desde entonces como un grupo criminal versátil, poderosa y violenta.
Según los cálculos que se dieron a conocer en las investigaciones sobre la red de lavado de dinero, la inversión que realizaron los hermanos Treviño Morales para montar el esquema de lavado de dinero la inversión fue de unos 16 millones de dólares, los cuales se utilizaron para la compra de caballos de carrera pura sangre con una edad de 30 meses.
Sin embargo, el abogado de José Treviño, David Finn, dijo que su cliente “es un jinete legítimo”, sobre el que se enfocaron los fiscales debido a las actividades delictivas de su hermano –Miguel Ángel Treviño – e insistió en que el negocio de su cliente es legal y verdadero que ha exigido el esfuerzo de su cliente y de su esposa.
Sin embargo, las investigaciones de las autoridades norteamericanas indican que Treviño Morales dirigía el negocio ecuestre desde una extensa hacienda cerca de Lexington, Oklahoma, y había gastado millones de dólares en diversas compras de caballos en California, Nuevo México y Texas.
De acuerdo con la Fiscalía que lo acusó, José Treviño era asiduo visitante del casino Ruisoso Downs en Nuevo México. Ahí, sus cuadras de caballos eran conocidas como “cuadras de los Zetas” y algunos de los caballos más importantes llevaban el nombre de “Number One Cartel” y “;Mr ease Cartel”.
En las investigaciones fueron implicados, también, Miguel Ángel y Óscar Treviño. Por ello, forma parte del expediente que se integró en Estados Unidos por lavado de dinero.
Según consta en documentos del caso, en la Corte de Distrito del este de Texas, el fiscal Robert Pitman busca confiscar unos 60 millones de dólares, un cálculo al que podrían ascender los activos de José Treviño Morales y sus dos hermanos, quienes además son acusados de encabezar una banda dedicada al lavado de dinero que opera desde Venezuela hasta Chicago.
Para conocer más detalles del tamaño de la organización criminal, la fiscalía citó a varias instituciones, entre otras, el Bank of América, JP Morganchase y Well Fargo, aunque los abogados advirtieron que los bancos actuaban como colaboradores y no estaban bajo la sospecha por malos manejos financieros.
El negocio de lavado de dinero se puso al descubierto cuando los hermanos Treviño realizaron la compra de varios caballos y en un solo día movieron varios millones de dólares. La operación fue considerada como sospechosa, por lo que intervinieron las autoridades federales norteamericanas.
De acuerdo con una nota del diario The New York Times, el Departamento de Justicia estadunidense realizó el operativo en un rancho de Oklahoma, en el que participaron varios helicópteros y cientos de agentes. Ahí fue capturado José Treviño Morales, hermano de Miguel Ángel, el Z-40, así como varios de sus cómplices.
De esa forma, fue descubierto el negocio de los hermanos Treviño, conocido como Tremar Enterprise, el cual les permitió lavar millones de dólares.
Según la historia de este negocio, José compró el rancho de Oklahoma y más de 300 sementales y yaguas con dinero del Z-40. En tres años, obtuvieron triunfos en tres de las carreras de caballos más importantes de Estados Unidos, las cuales les redituaron –según los cálculos oficiales –2.5 millones de dólares.
Las autoridades estadunidenses señalaron que esta red de Los Zetas gastaba alrededor de un millón de dólares mensuales en la compra de caballos de carreras en Estados Unidos.
Las autoridades estadunidenses comenzaron a indagar a los hermanos Treviño desde el año 2010, a raíz de que en un día realizaron una operación de más de un millón de dólares en la compra de yeguas.
En el negocio, los hermanos Treviño tenían un socio, quien fue identificado como Ramiro Villarreal, quien les ayudó a encontrar los mejores caballos para competir en las carreras.
Luego de recibir la información de la compra de las yeguas en 2010, la DEA detuvo a Villarreal y éste aceptó colaborar con las autoridades como informante secreto. Un delator, pues. Sin embargo, cinco meses después su cuerpo fue hallado carbonizado en un vehículo, a las afueras de Nuevo Laredo, Tamaulipas.
De acuerdo con las investigaciones de la DEA, uno de los pasatiempos favoritos de Miguel Ángel Treviño eran precisamente las carreras de caballos. A pesar de que siempre estaba en constante movimiento, siempre se daba tiempo para organizar carreras parejeras clandestinas en ranchos y pistas de carreras de México y Guatemala.
En el poblado de Parás, Nuevo León, Miguel Ángel Treviño tenía un rancho ganadero donde criaba venado de cola blanca, uno de sus favoritos, de acuerdo con testigos del caso. Asegurado por la extinta PGR, el rancho también servía como cementerio clandestino. En un sótano había esqueletos humanos, los restos de la barbarie y la saña.
PANCHO COLORADO: HISTORIA NEGRA
Después de las investigaciones que se realizaron en Estados Unidos, con motivo del descubrimiento de la red de lavado de dinero mediante la compra de caballos de carreras, las indagaciones de la DEA se enfocaron en México, particularmente, los reflectores se centraron en el empresario Francisco Colorado Cessa, dueño de la empresa ADT Petroservicios, la cual era una de las compañías más importantes en el tema de la remediación ecológica y operaba para Pemex.
Colorado Cessa era un fuerte contratista de Pemex, al mismo tiempo, lavaba dinero del narcotráfico, particularmente de Los Zetas, pues también era un aficionado a las carreras de caballos y le gustaba apostar fuertes sumas de dinero.
Cuando las investigaciones lo vincularon en la red de lavado, Colorado Cessa se entregó a la justicia norteamericana en el año 2012. Fue encarcelado y sentenciado a diez años de prisión. Aunque apeló el fallo, éste le fue ratificado. En el año 2017 el empresario veracruzano murió de un infarto.
Actualmente, los hermanos Treviño están presos tras el golpe que les asestó el gobierno de Estados Unidos luego de que fue descubierta la red de lavado de dinero con la compra de caballos pura sangre, los cuales eran utilizados en justas millonarias, un esquema de blanqueo de activos que implicó a varios capos y empresarios.
Pancho Colorado era un hombre millonario que le gustaban las apuestas. Jugaba con “El Mayo” Zambada y con Heriberto Lazcano. Un día le preguntaron sus amigos por qué le encantaba jugar con esos capos. Y respondió: “Me gusta porque son los únicos que me aguantan los putazos de a millón de dólares o más”.
Actualmente Los Zetas son un cártel en extinción, pues carece de la fuerza y del liderazgo de que gozó en otros años. Ahora este grupo de sicarios ha sido superado por el cártel del Noreste, en su mayoría conformado por exZetas, quienes imponen su ley y terror en Tamaulipas y una decena de entidades más.
De “Los Zetas” sólo queda el recuerdo.
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