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Ricardo Ravelo

08/05/2020 - 12:05 am

Caso García Luna: Calderón lo sabía todo: Anabel Hernández

Será muy difícil que le lleguen a Calderón, a menos que surja información relevante y contundente que lo ligue directamente al narcotráfico. Eso no quiere decir que no haya indicios, pero una cosa son los indicios y otra las pruebas contundentes. Ahora, para llevar a juicio a Calderón se necesita una voluntad política enorme.

El expresidente Felipe Calderón Hinojosa y su exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna. Foto: Iván Stephens, Cuartoscuro.

La periodista Anabel Hernández, autora de varios libros sobre el narcotráfico, entre otros, Los Señores del Narco –ampliamente conocido, por cierto –afirma que el expresidente Felipe Calderón tenía conocimiento de los nexos de Genaro García Luna con el Cártel de Sinaloa.

Dice, además, que Édgar Valdez Villarreal, “La Barbie”, uno de los narcotraficantes que operó en el Cártel del Golfo y después con los hermanos Beltrán Leyva, le dijo en 2012 que Calderón Hinojosa encabezaba reuniones donde estaban presentes narcotraficantes.

Estas declaraciones las realizó Hernández en el programa “Los Periodistas”, que pasa por La Octava y que conduce Alejandro Páez y Álvaro Delgado.

Con una amplia  carrera en el periodismo de investigación, Anabel Hernández ganó recientemente el Premio Nacional de Periodismo, otorgado por el Club de Periodistas de México, por su libro El Traidor, donde narra las andanzas de Vicente Zambada Niebla, destaca declaraciones y un detallado testimonio escrito a manera de diario personal en el que da cuenta de las complicidades de los hombres del poder con el Cártel de Sinaloa.

Con base en todos estos testimonios y documentos, a los que tuvo acceso durante sus investigaciones, la periodista no parece dudar de que cuenta con pruebas fehacientes de la vinculación de Calderón con el crimen organizado y, sobre todo, que tenía conocimiento de los vínculos de su Secretario de Seguridad Pública –Genaro García Luna– con el Cártel que entonces dirigía Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”.

De viva voz, Hernández cuenta que, cuando publicó el libro Los Señores del Narco –en cuya portada aparece la fotografía de “El Chapo”– García Luna ordenó asesinarla. Sostiene que a ella le confirmaron esta información, tiempo después, en Estados Unidos.

Con respecto a las declaraciones que hizo Roberta Jacobson, la exembajadora de Estados Unidos en México, quien afirmó a la revista Proceso que ellos sabían de los presuntos nexos de García Luna con la organización de Sinaloa pero aún así debían trabajar con él, Anabel Hernández dijo que los vínculos criminales del Secretario de Seguridad Pública de Calderón están documentados tanto en México como en Estados Unidos.

E insiste en que Felipe Calderón sabía de estos nexos y optó por guardar silencio.

Esta mañana, en su habitual conferencia de prensa, el Presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que su Gobierno no cuenta con ninguna evidencia que implique a Calderón en el narcotráfico.

Y se refirió a las declaraciones de Anabel Hernández:

“Si Anabel quiere puede aportar pruebas sobre los presuntos vínculos de Calderón con el narcotráfico y así poder llevarlo a juicio”, al tiempo que reconoció la valentía de la comunicadora al abordar estos temas.

Dijo López Obrador:

“Miren, en efecto hay una investigación en Estados Unidos, según sabemos, no es contra el expresidente Felipe Calderón, el que está siendo juzgado es el Secretario de Seguridad Pública en el sexenio de Felipe Calderón y eso sería otra cosa, pero hasta ahora no hay elementos, que yo sepa, para que con el caso de García Luna se pueda implicar y juzgar al expresidente Felipe Calderón”.

Y pidió a quien tenga información sobre el caso García Luna que está obligado a entregarla. Destacó el trabajo de la periodista Anabel Hernández y dijo que, si ella así lo decide, puede entregar pruebas.

Dijo el Presidente: “Se conoce que cuando se llevan a cabo estas investigaciones se reúnen elementos, se llama a declarar a quienes tienen información y es lo que creo que se va a seguir haciendo en Estados Unidos, si alguien tiene información está obligado a entregarla, aún siendo periodista”.

Hasta donde se puede analizar de este caso es evidente que el entonces Presidente Felipe Calderón sabía sobre los nexos de García Luna con el Cártel de Sinaloa. El problema será probar que él tenía ese conocimiento y prefirió callar y no actuar en contra de su Secretario de Seguridad Pública.

Desde un punto de vista muy personal, no es digna de crédito la afirmación de Édgar Valdez Villarreal, “la Barbie”, quien le dijo a Anabel Hernández –según afirma ella misma –que el entonces Presidente Calderón sostenía reuniones con narcotraficantes.

Sobre todo viniendo de un testigo que habla de oídas y que, por lo visto, no le constan tales reuniones. Ese es el gran problema de los testigos protegidos: a la hora de la verdad no pueden sostener sus dichos y las acusaciones terminan convertidas en cenizas, como ha ocurrido históricamente en la PGR: la mayoría de los casos armados con testigos protegidos terminaron en un fiasco y sumieron a la extinta PGR en el desprestigio por construir acusaciones con elementos falsos.

Será muy difícil que le lleguen a Calderón, a menos que surja información relevante y contundente que lo ligue directamente al narcotráfico. Eso no quiere decir que no haya indicios, pero una cosa son los indicios y otra las pruebas contundentes. Ahora, para llevar a juicio a Calderón se necesita una voluntad política enorme.

Esa voluntad, en el caso del Gobierno federal, no existe: el Presidente López Obrador afirma que para enjuiciar a la exmandatarios se necesita que la sociedad lo pida y lo vote. Eso, hasta ahora, no está ocurriendo y se ve difícil que ocurra.

El caso García Luna, sin duda, es uno de los mejores documentados y es posible que se le encuentre culpable. Pero en el de Felipe Calderón hay más ruido que elementos fehacientes.

Ricardo Ravelo
Ricardo Ravelo Galó es periodista desde hace 30 años y se ha especializado en temas relacionados con el crimen organizado y la seguridad nacional. Fue premio nacional de periodismo en 2008 por sus reportajes sobre narcotráfico en el semanario Proceso, donde cubrió la fuente policiaca durante quince años. En 2013 recibió el premio Rodolfo Walsh durante la Semana Negra de Guijón, España, por su libro de no ficción Narcomex. Es autor, entre otros libros, de Los Narcoabogados, Osiel: vida y tragedia de un capo, Los Zetas: la franquicia criminal y En manos del narco.

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