La visita del Papa Francisco a México pudo haber ejercido presión a favor del cambio. En su visita, el líder de la Iglesia católica destacó su preocupación por los efectos que ha tenido el neoliberalismo en los problemas de migración, pobreza, cultura materialista, exclusión social y deterioro ambiental, sin embargo, su intensa actividad misionera y sus buenas intenciones fueron obstruidas por políticos que disfrazaron el genuino sufrimiento del país con un espectáculo. A dos meses de su visita, México ha vuelto a ser el centro de atención por los miles de casos de muertos y desparecidos, por la impunidad de los hijos de ricos y políticos, además de la corrupción. El caso más reciente exhibió a más de una decena de mexicanos involucrados en un red de paraísos fiscales para ocultar sus activos. De nada sirvió su visita, destacó un análisis publicado por Open Democracy.

Ciudad de México, 10 de abril (SinEmbargo).– La visita del Papa Francisco a México pudo haber ejercido presión a favor del cambio, pero los políticos disfrazaron el genuino sufrimiento del país con espectáculo, destacó un análisis publicado por Open Democracy.

El encuentro entre el Papa y los líderes políticos mexicanos no estuvo exento de complicaciones, debido al marcado interés del Pontífice en la defensa de los derechos humanos y el catolicismo social, señaló la organización.

En su visita, el líder de la Iglesia católica destacó su preocupación por los efectos que ha tenido el neoliberalismo en los problemas de migración, pobreza, cultura materialista, exclusión social y deterioro ambiental.

“Pero las intervenciones religiosas en la política mexicana están reguladas por una constitución rígida, que ha intentado frenar cualquier acción directa de la Iglesia católica en la vida pública. En otras palabras, los dirigentes recibieron la visita del Papa únicamente como una ceremonia de espectáculo, y no para escuchar sus palabras”, puntualizó el análisis de la organización.

“¿Qué puede hacer realmente el ‘Papa de los pobres’ en un México de utilería?”, es el título del artículo del académico Renée de la Torre en su análisis.

A dos meses de la visita del Papa a México, el país ha vuelto a ser el centro de atención por victimizar a los migrantes centroamericanos, por los miles de casos de muertos y desparecidos, por la impunidad de los hijos de ricos y políticos, y la corrupción. El caso más reciente exhibió a más de una decena de mexicanos involucrados en un red de paraísos fiscales para ocultar sus activos.

El Papa se presentó como misionero y peregrino. Advirtió que cuando la política no vela por el bien común, el país se convierte en terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la violencia y la inseguridad.

Exhortó de manera enérgica a los políticos a promover una política genuinamente humana, y los instó a no imitar la clase de leyes derivadas de una “cultura del descarte” a nivel mundial . Pero a los pocos minutos de terminado el discurso, recordó Open Democracy, hubo una avalancha de aplausos y porras, selfies y el ritual de besamanos de los secretarios de Estado y sus esposas. “Una vez más, el espectáculo triunfó sobre el contenido de fondo”.

La organización refirió que para su visita, el Papa eligió lugares que simbolizaban problemas sociales nacionales: la Basílica, el lugar donde se encuentra la Virgen de Guadalupe; San Cristóbal de las Casas en Chiapas, la sede de la teología indígena promovida por Samuel Ruiz; Ecatepec, municipio del Estado de México con altos índices de marginación y exclusión de los jóvenes; Michoacán, hogar de los cárteles del narcotráfico y la complicidad de las fuerzas policiales; y, finalmente, Ciudad Juárez en Chihuahua, ampliamente conocida por sus maquiladoras brutales, el feminicidio y la victimización de los millones de migrantes que buscan cruzar la frontera.

OÍDOS SORDOS

En cada uno de los lugares donde se presentó el Papa se armaron paisajes de utilería, y en lugar de invitar a pobladores de la zona a los eventos, el gobierno acordonó áreas en las primeras filas para que las ocuparan “los privilegiados”, aquellos con invitaciones VIP de los empresarios y políticos, mencionó el análisis.

Francisco denunció los motivos y a los responsables, exhortó la necesidad de realizar un cambio urgente para poder salir de estos problemas. Aconsejó a la creación de una cultura de inclusión de la diversidad que se oponga a las políticas de discriminación.

En su visita a Chiapas expuso su preocupación por la situación ambiental del mundo y aconsejó aprender de los indígenas y las personas mayores a vivir en armonía con la naturaleza.

“Dirigió sus discursos con severidad hacia ciertos sectores de las élites sociales, entre ellos a los dirigentes del gobierno, de la Iglesia y de los sindicatos. Cuestionó el sistema penitenciario. Denunció la pobreza como la semilla del narcotráfico y la violencia”, describió Open Democracy.

Sin embargo, su intensa actividad misionera y sus buenas intenciones fueron obstruidas por un México de impostura que, en aras del espectáculo televisivo, se esmeró por mostrar un país reinventado a través del nacionalismo cultural, aseguró la organización.

Como ejemplo destacó el caso de las audiencias privadas, las cuales no fueron para las personas en los márgenes, como proclamó, sino que se destinaron esencialmente a las élites empresariales, políticas y eclesiásticas.

Los padres de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa tampoco asistieron a la misa del Papa en Ciudad Juárez. El padre Solalinde, uno de los sacerdotes mexicanos más activos en la defensa de los derechos de los migrantes, también estuvo ausente.

“No se invitó a estos símbolos importantes para los derechos humanos en México, con lo que verdaderamente se perdió la oportunidad de adoptar una postura durante esta visita”, apuntó el trabajo del académico Renée de la Torre.

La organización calificó como infructuosa la visita del Papa a México. “Entre todo el ruido y los espectáculos de fanatismo, no logró llegar realmente al profundo dolor de los mexicanos con un mensaje de esperanza y conversión”.