Mover a México en 5 días: el Papa regaña a las élites

18/02/2016 - 12:05 am

Sin más rodeos, directo y a la cabeza, el Papa Francisco fue inusualmente duro en sus discursos. Habló de corrupción y desigualdad, de falta de oportunidades y dolor, de abandono y crímenes contra los más débiles. Puso nombre a los culpables de tanto abuso, negligencia y explotación: son las élites. Son los políticos, los empresarios, los narcotraficantes y criminales y es, además, la iglesia, su propia iglesia. Pero dejó una deuda: no provocó un encuentro con los padres de los 43.

DÍA 1: El Papa Francisco fue recibido en el Palacio Nacional por el Presidente Enrique Peña Nieto y la Primera Dama Angélica Rivera, donde se ofició la ceremonia oficial de bienvenida. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
DÍA 1: El Papa Francisco fue recibido en el Palacio Nacional por el Presidente Enrique Peña Nieto y la Primera Dama Angélica Rivera, donde se ofició la ceremonia oficial de bienvenida. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Ciudad de México, 18 de febrero (SinEmbargo/AP/EFE/dpa).- En sus cinco días en México, el Papa Francisco criticó a la élite mexicana por la falta de justicia y paz que padece el país, exigió a los obispos hacer más para aliviar el sufrimiento de los fieles a manos del narcotráfico y la corrupción y explícitamente evitó los lujos de la capital para visitar lugares mucho más modestos.

Si bien los papas suelen hacer críticas sutiles en sus visitas alrededor del mundo, Francisco pareció haber ido más allá en sus apreciaciones al país anfitrión. Para algunos observadores, el Pontífice claramente siente que tanto la iglesia y el gobierno le han fallado a los mexicanos.

“El Papa literalmente cree que el demonio anda suelto en México, sembrando la muerte, la miseria y la resignación, y cree que el Estado, iglesia y los narcos han sido cómplices en esto”, dijo a The Associated Press Andrew Chesnut, director de estudios católicos de la Universidad Virginia Commonwealth. “Cree que México, con la segunda población católica del mundo, vive una aguda crisis moral y política, y que la iglesia necesita convertirse en agente activo (para) construir un México más justo”.

Francisco es un jesuita que con frecuencia pide hacer “exámenes de conciencia” ante Dios.

En las jornadas de su visita, iniciada el 12 de febrero, el Pontífice tuvo mensajes para los diferentes sectores sociales, incluyendo a los políticos, religiosos, los indígenas, los jóvenes, y los migrantes.

Durante la misma ceremonia de bienvenida que el Presidente Enrique Peña Nieto le ofreció el 13 de febrero en el Palacio Nacional, el Papa lanzó unos punzantes dardos contra políticos y funcionarios públicos.

“Cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano la vida en sociedad se vuelve terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte”, afirmó.

DÍA 4: El Papa Francisco habla con los fieles dentro de la Catedral de Morelia. Foto: AP
DÍA 4: El Papa Francisco habla con los fieles dentro de la Catedral de Morelia. Foto: AP

CONTRASTES: Cuando llegó a la Ciudad de México en el aeropuerto lo recibieron invitados selectos. Francisco caminó por una imponente alfombra roja, pero no tardó en desviarse de ahí para acercarse a la gente que le pedía la bendición. Fue la pauta de su viaje: ir al encuentro de los que están fuera de la alfombra roja.

PERIFERIAS: Estuvo en regiones que son un espejo de las penurias de México. Acudió al suburbio populoso y deprimido de Ecatepec, al Chiapas de los indígenas pobres y marginados, a la ciudad de Morelia, capital de un estado sometido por las redes del narcotráfico y donde los jóvenes son su carne de cañón, a Ciudad Juárez, símbolo la violencia y del drama de los migrantes. También visitó a presos, ancianos y enfermos.

REGAÑO A LOS PODEROSOS: Los políticos, líderes económicos y los obispos tuvieron que oír varias críticas. A la clase dirigente Francisco le advirtió que el beneficio de unos pocos, excluyendo a las mayorías, crea un terreno fértil para la corrupción y el narcotráfico. Y a los obispos los conminó a no comportarse como “príncipes” envueltos en intrigas y alejados de su pueblo.

MÉXICO AL DESNUDO: Sonriente, amable y cercano, Francisco fue también una aplanadora con sus palabras. Sus mensajes desnudaron a un México de privilegios y falta de oportunidades, de padres y madres que lloran a sus hijos arrebatados por la violencia, de indígenas despreciados, de una naturaleza degradada, de jóvenes utilizados como mercenarios por el narcotráfico. Pero también dejó un mensaje de esperanza: “No todo está perdido”, dijo. “Atrévanse a soñar”.

PENDIENTE: Pese a que el tema había generado expectativas en México, no hubo reunión privada con los padres de 43 estudiantes desaparecidos en el sur del país que habían pedido una audiencia. Sólo se les invitó a una misa en Ciudad Juárez, donde se les reservaron tres lugares, pero ellos decidieron no ir. “No hay las condiciones para asistir”, dijo Melitón Ortega, portavoz de las familias.

EL PAPA ENOJADO: El papa no fue todo sonrisas. Una persona lo jaloneó al final de un acto con jóvenes en Morelia cuando saludaba a la gente y casi provoca que cayera sobre otra persona. Francisco endureció el rostro y sacudiendo la mano reclamó dos veces: “No seas egoísta”. México también arrancó una reprimenda al papa de la misericordia.

DÍA 3: Francisco fue recibido por centenares de feligreses en San Cristóbal de las Casas donde pidió perdón a las comunidades indígenas. Foto: Cuartoscuro
DÍA 3: Francisco fue recibido por centenares de feligreses en San Cristóbal de las Casas donde pidió perdón a las comunidades indígenas. Foto: Cuartoscuro

NADIE SE SALVA

Su discurso ante la jerarquía católica el sábado fue limitado en cuanto a elogios. Francisco reconoció su contribución para afrontar el fenómeno de la migración pero les pidió ser verdaderos pastores y no sólo hacer condenas genéricas.

“No se necesitan príncipes, sino una comunidad de testigos del Señor”, dijo Francisco a los obispos. “Los invito a cansarse sin miedo en la tarea de evangelizar”, demandó.

La mayoría de los obispos fueron designados por Juan Pablo II, quien para algunos prefirió favorecer a religiosos menos dispuestos a desafiar el orden establecido que a sacerdotes con un perfil más activista.

Francisco conoce bien a la Iglesia Mexicana: él encabezó la Conferencia Episcopal Latinoamericana cuando fue Arzobispo de Buenos Aires. Y las fallas que encontró aquí, una afinidad con el poder y un respeto excesivo por el clero, son los mismos problemas que ha criticado en su propio gobierno: la curia del Vaticano.

En un recordado evento de navidad, Francisco enlistó los padecimientos del Vaticano, como el “Alzheimer espiritual” y el “terrorismo del chisme”.

En su visita a México, su posición la dejó inscrita en el libro de visitantes de un seminario: los sacerdotes deben ser pastores de Dios, no “clérigos de Estado”, una referencia a los lazos cercanos de varios jerarcas católicos con el gobierno.

En contraste, en su discurso a los obispos de Estados Unidos en 2015, los elogió por el manejo que había hecho de los escándalos de abusos sexuales, algo que desató duras críticas de grupos representantes de víctimas.

“Este recorrido contrasta con sus viajes a los vecinos Cuba y Estados Unidos, donde fue más un pastor y diplomático”, dijo Andrew Chesnut. “Más de un latinoamericano se preguntará por qué fue tan abierto en México y tan cauteloso en Cuba, donde la iglesia es relativamente reprimida y el gobierno es autoritario”.

Por ahora, los mensajes del Papa han comenzado a ser bienvenidos por la gente.

El 15 de febrero, al celebrar misa con comunidades indígenas en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, Francisco les dijo que “de modo sistemático y estructural, sus pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad”.

“¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir ¡Perdón! El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita”, añadió.

DÍA 1: El Papa Francisco ofició una misa en la Basílica de Guadalupe. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
DÍA 1: El Papa Francisco ofició una misa en la Basílica de Guadalupe. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

LA ESPERANZA SON USTEDES

Pero acaso uno de los mensajes con mayor resonancia de la visita fue el dirigido ayer a los jóvenes en un estadio de Morelia, capital de Michoacán.

A ellos, el líder católico les aseguró que “es mentira que la única forma de vivir, de poder ser joven, es dejando la vida en manos del narcotráfico o de todos aquellos que lo único que están haciendo es sembrar destrucción y muerte”.

“Ustedes son la riqueza de este país; cuando duden de eso miren a Jesucristo, el que desmiente todos los intentos de hacerlos inútiles, o meros mercenarios de ambiciones ajenas”, manifestó.

Con el clamor de “¡No más muerte ni explotación! durante una misa dedicada a migrantes y víctimas de violencia, el Papa echó el cerrojo ayer por la tarde a una visita llena de contenido a México.

Durante la misa, celebrada en Ciudad Juárez ante cientos de miles de personas a sólo 80 metros de la frontera con Estados Unidos, el líder de la Iglesia católica denunció la “tragedia humana” de aquellos que se ven obligados a emigrar, “expulsados por la pobreza y la violencia”.

El Papa dejó ayer un gesto para la historia: oró en la frontera entre México y Estados Unidos por los migrantes fallecidos. Frente a una cruz colocada en una plataforma que miraba hacia el norte, bendijo a las cientos de personas que lo veían del lado estadounidense. También bendijo tres cruces pequeñas, una de las cuales tenía unos tenis desgastados en la base.  El gesto sucedió antes de la última misa de su visita de cinco días a México.

En su camino en busca de mejores condiciones y oportunidades, encuentran “terribles injusticias; esclavizados, secuestrados, extorsionados, muchos hermanos nuestros son fruto del negocio del tráfico humano”, dijo Francisco, ya en la misa.

“¡Y qué decir de tantas mujeres a quienes se les ha arrebatado injustamente la vida!”, añadió el Pontífice, aludiendo a la ola de asesinatos que dieron triste fama a Ciudad Juárez en las últimas dos décadas.

Tras expresar su vehemente rechazo a la muerte y la explotación asociadas con la criminalidad, aseveró que “siempre hay tiempo de cambiar, siempre hay una salida y una oportunidad, siempre hay tiempo de implorar la misericordia del Padre”.

DÍA 5: Fotografía para la historia: el Papa reza con un pie en México y mirando a Estados Unidos por los migrantes. Foto: AP
DÍA 5: Fotografía para la historia: el Papa reza con un pie en México y mirando a Estados Unidos por los migrantes. Foto: AP

“NO SÓLO SON CÁRCELES”

Previamente, al visitar una prisión en la misma ciudad, dijo ante unos 700 reos que “el problema de la seguridad no se agota solamente encarcelando, sino que es un llamado a intervenir afrontando las causas estructurales y culturales de la inseguridad, que afectan a todo el entramado social”.

Asimismo, los exhortó a luchar desde su reclusión por revertir las situaciones que generan exclusión. “Hablen con los suyos, cuenten su experiencia, ayuden a frenar el círculo de la violencia y la exclusión”, acotó.

Al concluir la escala en la cárcel y antes de celebrar misa, el Papa tuvo un encuentro con organizaciones de trabajadores y representantes de cámaras y gremios empresariales. A ellos les dijo que están unidos por la responsabilidad de crear espacios de trabajo digno, “especialmente para los jóvenes de esta tierra”.

Señaló que “uno de los flagelos más grandes” a los que se ven expuestos los jóvenes es la falta de oportunidades de estudio y de trabajo, “lo que genera en muchos casos situaciones de pobreza”, la cual “es el mejor caldo de cultivo para que caigan en el círculo del narcotráfico y de la violencia”.

Citando su encíclica “Laudato si” sobre la defensa del medioambiente, Francisco clamó contra la mentalidad que pone a las personas “al servicio del flujo de capitales, provocando en muchos casos la explotación de los empleados como si fueran objetos a usar y tirar”.

“Dios pedirá cuenta a los esclavistas de nuestros días”, advirtió el papa, y agregó que “hay que hacer todo lo posible para que estas situaciones no se produzcan más”, exclamó.

Ya en su mensaje de despedida este miércoles en Ciudad Juárez, Francisco agradeció “el cariño, la fiesta, la esperanza” con que lo acogieron los mexicanos, y terminó con un mensaje de aliento al país, asediado por la marginación de amplios sectores y la violencia del crimen organizado.

“La noche nos puede parecer enorme y muy oscura, pero en estos días he podido constatar que en este pueblo existen muchas luces que anuncian esperanza”, acotó.

Con información de E. Eduardo Castillo, Nicole Winfield y Andrea Sosa Cabrios

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