“Y cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”.

El micro cuento del escritor Augusto Monterroso aplica mejor que nunca a lo que los mexicanos hemos visto en las últimas dos semanas, luego de que el 31 de agosto pasado el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación entregara a Enrique Peña Nieto su constancia como Presidente electo de México.

El 7 de septiembre pasado, el priista más conocido y quizá también el más vilipendiado, Carlos Salinas de Gortari, reapareció con una sonrisa de oreja a oreja como uno de los invitados de honor a la ceremonia del Primer Informe de Roberto Borge Angulo, gobernador de Quintana Roo.

Hábil como es, acaparó reflectores y se dejó “apapachar” por la prensa. El “hecho de que el PRI regrese a Los Pinos, no significa en particular, que yo regrese al poder”, les dijo Salinas de Gortari a los periodistas que le insistían sobre su vuelta a la escena política de México.

Sin embargo, añadió: “Estoy yo concentrado en trabajar en las ideas, en la siguiente generación, en reflexionar dónde estamos, qué queremos, en un horizonte de debate de las ideas, y eso es en lo que yo estoy, fundamentalmente”.

Otro que reapareció en Chetumal, en la llamada “fiesta de Borge” que se convirtió en una verdadera pasarela de priistas de la vieja guardia, fue el famoso tío de Peña Nieto: el ex gobernador del Estado de México, Arturo Montiel Rojas.

Aunque ese 7 de septiembre no emitió grandes comentarios, quien alguna vez aspirara a ser el candidato del PRI a la Presidencia, sí lo hizo ayer, 10 de septiembre, en una entrevista con el diario Milenio.

Ahí rechazó que vaya a formar parte del gabinete de EPN y que ejerza algún tipo de influencia en el Presidente electo. Pero eso sí, tal y como hizo Salinas en Quintana Roo, Montiel fue lacónico en cuanto a su futura participación en política: “Yo ya tuve oportunidad de ser gobernador del Estado de México, ya me tocó mi tiempo, por eso, al igual que todos los gobernadores, lo que tengo que hacer en la entidad es que los ex mandatarios nos sigamos manteniendo muy unidos en torno a Enrique Peña Nieto”.

Otra reaparición que dejó ese 7 de septiembre, pero en la Ciudad de México, fue la de Raúl Salinas de Gortari, hermano de CSG y quien durante meses evitó mostrarse en público.

Durante una venta de bazar, en apoyo del Museo de Arte Popular en el DF, el ingeniero, quien entre 1995 y 2005 permaneció encarcelado en el penal de alta seguridad de “La Palma” por delitos de lavado de dinero, de los cuales lo absolvieron, se refirió al regreso del PRI a Los Pinos:

“Me siento honorable de haber votado por él [Peña Nieto] y de tener al frente del Ejecutivo a un hombre serio que está consciente del enorme reto y que lo demuestra junto a los de su generación. Ahora les toca a ellos, nosotros lo vemos como ciudadano desde lejos, pero viene una generación y va tener que reinventar el país y van a tener que hacer mucho trabajo”, dijo.

Y bueno, la reaparición de los viejos priistas no se está dando sólo en la escena nacional, sino también en la local.

Ahí está el caso del ex gobernador de Sinaloa en el periodo 1999-2004, Juan Sigfrido Millán Lizárraga, quien en los últimos días se ha dejado ver en distintos eventos en la capital del estado.

El 6 de septiembre, por ejemplo, a la prensa local le comentó que espera que haya muchos sinaloenses en el gabinete del próximo Presidente de la República. Sin embargo, también se descartó a ocupar un cargo en el próximo gobierno priísta, “aunque Peña Nieto me lo ofrezca”.

El pasado 1 de julio, luego de que el IFE hiciera públicas las primeras tendencias del PREP que lo daban como virtual ganador de la elección federal, Enrique Peña Nieto afirmó: “Somos una nueva generación, no hay vuelta al pasado”.

Pero, al parecer, más allá de lo que el Presidente electo diga, los representantes de los grupos más poderosos del priismo, los del PRI de siempre, están más que apuntados para, luego de 12 años relegados del poder, hacerse presentes y reclamar sus espacios.

Monterroso escribió El dinosaurio en 1959. Antes de esa fecha, durante siete décadas y, nuevamente en 2012, el otro dino, el tricolor, no se ha ido… siempre ha estado allí.

Redacción/SinEmbargo

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