UN ARTISTA CON LIBERTAD CONDICIONADA

13/09/2013 - 12:00 am
Gustavo , fotógrafo independiente detenido el pasado 1 de septiembre. Foto: Rebeca Argumedo, SinEmbargo
Gustavo Ruíz, fotógrafo independiente detenido el pasado 1 de septiembre. Foto: Rebeca Argumedo, SinEmbargo

Ciudad de México, 13 de septiembre (SinEmbargo).– Imágenes capturadas entre las 12 del día y tres de la tarde, la hora en que los rayos del sol pegan con mayor fuerza, pero que logran un efecto contrastante: el exterior se oscurece y estelas de luces emanan de entre los ventanales o resquicios de inmuebles, forman parte de la cartera de Gustavo Ruíz, el fotógrafo que la policía del Distrito Federal cataloga como un guerrillero y metió a prisión el 2 de septiembre. Ruíz es para el gobierno federal un becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes  (Fonca).

Sólo es un artista que retrata paisajes.

Uno de sus catálogos de imágenes fue tomado en el centro de la ciudad de México y Barcelona, hasta donde siguió a la chica de la que se enamoró perdidamente. La tarde del jueves estaba frente a su computadora en la sala de la Fundación Pedro Meyer de Coyoacán, su trabajo fue elegido como uno de los mejores del año para mostrarlo a estudiantes de fotografía.

–Aquí está Gustavo Ruíz, nuestro colega que ha estado de moda en los últimos días, dijo su presentador y todo el salón soltó una sonrisa tierna que reventó con aplausos prolongados.

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Gustavo confesó que había pensado que debería cancelar la exposición. Desde que cinco judiciales entraron al Ministerio Público de Milpa Alta y le gritaron: “de espaldas y con las manos atrás”. Luego lo esposaron, lo trasladaron al Reclusorio, donde los celadores le cortaron una manga de la sudadera y una pierna del pantalón, lo metieron a una celda con cama de concreto y así pasó la noche más fría de su vida. Ni siquiera había titiritado tanto la vez que acampó a menos tres grados centígrados en Canadá a donde viajó en el 2008 y 2009 para trabajar en la pizca de cereza y después recorrer el país con el dinero ganado en la jornada agrícola.

Aunque estaba en la celda y con otros seis muchachos que marcharon el 1 de septiembre cerca del Zócalo para protestar contra las políticas públicas del gobierno federal, Gustavo no pudo sentir calor. A la mañana siguiente amaneció despierto y tenía una hambre feroz. Los celadores le llevaron un par de salchichas fritas en caldillo de jitomate que debió haber estado insípido pero a él le supieron a gloria, tanto que hasta se chupó los dedos.

El día de la movilización, Ruíz llevaba una cámara Minolta y cubría la movilización para SubVersiones, un diario digital alternativo para el que colabora desde hace unos meses, pero los granaderos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) se volcaron hacía él cuando grababa la detención de un grupo de chicos que eran subidos a una pickup de la policía y la mismo tiempo preguntaba: “Digan sus nombres”.

Estaban sobre Tlalpan, a la altura del metro San Antonio Abad, y los granaderos se molestaron. Primero sometieron con una llave china a su compañero Rafael, quien alcanzó a estirar el brazo y le dijo: “carnal, toma mi cámara”. “¡Es prensa!”, grito Gustavo. Pero la policía le dio a su compañero trato de delincuente. Quedó con el cuerpo torcido y los ojos hacía el piso.

Gustavo se desesperó. “¡Es prensa, no le peguen!”, pero en vez de dejarlo otro policía se fue sobre él y le dijo: “¿Sabes que flaco? ya te chingaste”. Lo patearon en las piernas y cayó al piso.

Allí empezó uno de los peores días del fotógrafo de 30 años, quien dos semanas antes acababa de empezar su maestría en Artes Visuales, en el Claustro de Sor Juana.

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Antes vivía una pesadilla, de esas del corazón que se sufren tanto como la muerte de alguien a quien se ama: buscaba la paz a consecuencia de que la novia (Xenia Besara) con la que vivió en México, una española y directora de arte en producciones cinematográficas, volvió a su país a rodar una película con Mar Coll, ganadora de Premio Goya al mejor director novel por Tres días con la familia. Él la siguió porque ella se lo pidió. Pero al cabo de cinco meses la relación terminó y se tuvo que regresar a seguir su vida en México.

Desde el domingo 1 de septiembre y hasta el viernes siguiente vino otra pesadilla: la de enfrentarse al poder del Estado. La organización Artículo 19 que lucha por la libertad de expresión en México intervino desde el momento de la detención porque reconoce el trabajo fotográfico de Gustavo Ruíz. “Sabíamos que desde el 1 de diciembre, cuando Enrique Peña Nieto tomó protesta como Presidente la cobertura periodística, sobre todo de medios alternativos se puso en riesgo”, dijo el abogado Iván Báez.

La policía lo acusó de todo: ataques a la paz pública, contra el ejercicio legítimo de la autoridad, portación, fabricación e importación de objetos aptos para agredir y resistencia de particulares. Con el dicho de la policía fue metido a prisión. Pero a pesar de la violencia con que fue detenido Gustavo logró demostrar que es inocente de todos los delitos de que lo acusan: grabó con su cámara fotográfica un video en el que se ve su detención y otros momentos en los que siempre va sacando fotografías sobre detenciones de jóvenes en la protesta.

Aunque lo liberaron el viernes pasado al ser exculpado de dos cargos, tiene la libertad condicionada, es decir de un momento a otro el juez puede ejercer una orden de aprehensión y volver a encerrarlo en el reclusorio.

La forma con que se manejaron los granaderos desde su captura y las de sus otros compañeros de celda se hizo de una manera perversa. Primero lo tuvieron más de dos horas en un camión de la SSPDF. “Ya te chingaste flaco. ¿Para quién trabajas? ¿De qué grupo guerrillero eres? ¿Cuánto te pagan?”, le preguntaron los policías. “Soy fotoperiodista, señor”, contestó.

Luego lo “pasearon” durante más de cinco horas por el sur de la ciudad. Curiosamente su padre vive por el lugar en el que lo trajeron dando vueltas en los rumbos de Tláhuac. Como podía sacaba su celular y enviaba mensajitos a sus amigos: “Estoy por la Colonia del Mar”. A la media hora: “Ando por el bosque de Tláhuac”. Hora y media después: “Estoy en el grupo Fuerza de Tarea”. Sentía que algo malo iba a pasarle, a ningún ciudadano se le hace eso o más bien no debería de hacérsele eso.

¿EL INFORME PRESIDENCIAL OBLIGA A DAR TRATOS ESPECIALES?

Así pasaron las horas hasta que poco antes de media noche fueron presentados al Ministerio Público, pero en Milpa Alta, demarcación que tiene más cercanía con el Estado de Morelos que con el Zócalo de la Ciudad de México, cuando debió haber sido llevado ante un agente de Cuauhtémoc.

Artículo 19 no tiene problemas en decir que se trata de un mensaje maquiavélico de parte de la policía capitalina donde gobierna Miguel Ángel Mancera del PRD, pero de cuya corporación el principal responsable es el Presidente de México, Enrique Peña Nieto porque así lo dice la Constitución.

Desde el 11 de mayo de 2011, las redes sociales son el “coco” de Peña Nieto. Ese día entró a la Ibero a dar una conferencia y cuando salió del auditorio Sánchez Villaseñor traía un movimiento de jóvenes a sus espaldas y, en su contra, que se expandió por todo el país después de fortalecerse por Facebook y Twitter.

“Nos preocupa que no solamente se criminalice la protesta sino que ahora se busque criminalizar la cobertura informativa de las protestas”, dice Leopoldo Maldonado, otro de los abogados de Artículo 19, quien lo defiende de los delitos que siguen abiertos: ultraje y resistencia de particulares.

Gustavo Ruíz hizo, años atrás, pruebas para trabajar en el periódico Reforma, uno de los medios que más requisitos piden a la gente que aspira a trabajar allí. Pasó todas, menos la última: no hizo click con la editora de sociales en donde lo canalizarían para cubrir eventos de gente adinerada. No se afligió. Prefirió no andar en esos actos. Lo que él buscaba era retratar aspectos de la historia de México y retratos de las ciudades.

Después de que fuera rechazado del Reforma empezó a colaborar en Regeneración Radio, una radio alternativa. Eso sí, para obtener dinero que le permite dedicar horas a su trabajo artístico, a veces colabora en empresas privadas. Y ha sido fotógrafo oficial de Copa Independencia Sub 17 que ha traído a los clubes más representativos del futbol a nivel mundial como el Barcelona y el Real Madrid.

Gracias a eso puede tener dinero para ayudar en los gastos de casa. Vive con su mamá en una colonia de Iztapalapa. Gracias a eso también puede pararse cinco, seis, siete, ocho horas o más, varios días a la semana, para hacer sus fotografías. Además de hacer arte con los paisajes y jugar con las luces otros elementos admirables en sus obras es que entre esas horas : doce del día y tres de la tarde da click a su cámara para retratar a una sola persona al pie de los monumentos. “Me gusta ensayar con la soledad, el silencio y el vacío también”, dijo Ruíz a los estudiantes de fotografía mientras enseñaba la imagen de un hombre en la esquina de Bolivar y 5 de Febrero.

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Conferencia de prensa de Gustavo Ruíz. Foto: Rebeca Argumedo, SinEmbargo
Conferencia de prensa de Gustavo Ruíz. Foto: Rebeca Argumedo, SinEmbargo

A la presentación de sus imágenes en la Fundación Meyer, llegó la fotógrafa Aglae Cortés. Cuando lo miró a lo lejos se acercó apresurada, abrió los brazos y se le echó encima. Gustavo la apretó con cariño, a leguas se veía que son dos almas entrañables entre sí. “Gracias, Gracias por estar Aglae”, dijo y se le humedicieron los ojos.

Se conocieron hace dos años en un seminario en el Centro de la Imagen de la ciudadela. Ella también presentó un ensayo fotográfico sobre paisajes.

Cuando alguien se le acercó y le preguntó que pensaba de Gustavo, ella volteó y le dijo te lo voy a contestar así: “Tengo el privilegio de ser amiga de uno de los jóvenes a los que el Fonca ha decidido becarlos por ser brillante en lo que hace, estudia la maestría, ayuda a su mamá, hace chambas todo el tiempo de eventos para sobrevivir, pero lo más importante es que dedica horas y horas a su trabajo artístico y, como verás, es un chavo con un corazonsote”.

Ese es el chico al que lo amagaron con las esposas judiciales y cuyas redes sociales mostraron una imagen en el momento en que estaba siendo sometido con los hierros sobre sus muñecas mientras en otro extremo aparecía con la manos libres un narcotraficante, de los más temidos, que estaba siendo trasladado a la Procuraduría General de la República (PGR) para tomarle declaración.

A ese fotógrafo, el MP de Milpa Alta lo sacó de los separos para llevárselo al Reclusorio a pesar de que Artículo 19 pagó una fianza extraña, de 23 mil pesos la subieron a 126 mil y como si el plan fuera poner trabas para su liberación, el ministerio no aceptó la que se hace tradicionalmente: por medio de una afianzadora. En vez de eso exigió un billete bancario como para tener el pretexto de enviarlo al Reclusorio. “Fue como si quisieran lanzar un mensaje teniendo la imagen de Gustavo en la prisión”, dijo el abogado Báez.

Luego el juez Fabio Fabela Ayala, que llevó el caso, agregó el abogado, le hizo preguntas fuera de lugar: no deliberó sobre todo lo que lo acusaron los policías sino que le hicieron estas preguntas: ¿Cuál es la dirección física del medio SubVersiones? ¿Cuál es la forma de organización del medio? ¿Cuál es el directorio y los nombres?

Artículo 19 cree que el caso de Gustavo es un caso que debería preocuparle a todos los mexicanos. El fotógrafo está libre, pero el juez

Fabela Ayala o cualquier otro puede volver a solicitar su retorno a la cárcel: si el caso se resuelve a favor de él la libertad de prensa no gana nada, pero mantiene las cosas como están hasta ahora, de lo contrario la libertad de expresión sufrirá el peor golpe de los últimos sexenios.

Durante la presentación de sus obras, Gustavo explicó que en su trabajo de paisajes hay mucha influencia de la música, del cine y la lectura que le gustan. “Me encantan los textos de geografía. Y cuándo empecé a leer más del tema me di cuenta que en mis primeras fotos yo hablaba de paisajes sin entender lo que realmente era. Ahora con mis imágenes sólo quiero tratar de entender cómo es que la gente se relaciona con los espacios”.

En la sesión de preguntas y repuestas, a Gustavo un colega le hizo no pregunta para la que él no estaba preparado porque jamás pensó que se la harían.

–¿Cómo ves estos dos escenarios ahora: la gente en el vacío, la soledad y el silencio y el espacio jurídico en la calle?

Se quedó callado por un momento. Volteó a ver la pantalla del proyector, corrió sus imágenes, tragó saliva y luego dijo:

–No sabría como resumirlo ahora- lo dijo con voz quebrada – me ha sobrepasado por completo.

Los fotógrafos le regalaron otro aplauso prolongado.

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