ZONA FRANCA

Docentes sufren estrés al dar clases en línea: “No da abasto un día para resolver dudas”, dicen

15/05/2020 - 7:02 pm

De manera improvisada, a los docentes les tocó diseñar actividades que permitieran el proceso de enseñanza-aprendizaje online o a distancia, para dar seguimiento a las actividades académicas, y que el confinamiento no se convirtiera en vacaciones.

Por Tere Segura

Guanajuato, Gto, 15 de mayo (Zona Franca).- Una de las primeras medidas que se tomaron en México para hacer frente a la crisis del COVID-19 fue suspender las clases y cerrar las escuelas públicas y privadas de todos los niveles de educación; Guanajuato fue uno de los tres estados que decidieron adelantar esta medida.

De manera improvisada, a los docentes les tocó diseñar actividades que permitieran el proceso de enseñanza-aprendizaje online o a distancia, para dar seguimiento a las actividades académicas, y que el confinamiento no se convirtiera en vacaciones.

Aun no se decretaba el estado de alarma y tuvieron que enfrentarse a algo nuevo, esperaban retornar a las aulas el 20 de abril, pero no fue así, las autoridades determinaron extender la medida hasta dos semanas antes de que inicie el próximo ciclo escolar.

La complejidad fue enorme, los docentes tuvieron que reinventarse para trabajar de otra manera, por primera vez tendrían que planificar, desarrollar y evaluar el proceso de enseñanza desde su casa hasta la casa de cada uno de los estudiantes.

Docentes de educación pública y privada se han topado con diferentes necesidades más apremiantes, sobre todo los del nivel básico donde de por sí un niño necesita atención especial, y a distancia es más complejo. Foto: Cuartoscuro

La medida no ha sido nada sencilla, además de cumplir con la enseñanza digital para que padres y madres lo apliquen en casa, también tienen que cumplir con una carga administrativa, que ha venido a triplicar su trabajo. Deben entregar reportes continuos sobre su práctica.

Docentes de educación pública y privada se han topado con diferentes necesidades más apremiantes, sobre todo los del nivel básico donde de por sí un niño necesita atención especial, y a distancia es más complejo.

Laura López docente en la División de Ciencias Económico-Administrativas (DCEA) de la Universidad de Guanajuato desde hace siete años, contó que un día ya no es suficiente para un docente, su vida se resume a estar frente a la computadora, lo que ha empezado a ocasionar problemas de salud.

Explicó que los programas educativos no fueron diseñados para impartir educación online, lo que ha implicado una gran inversión de tiempo, pues las actividades que pueden ser revisadas de manera grupal, ahora son individuales.

“No da abasto un día para resolver dudas que llegan por el teléfono, la plataforma o correo electrónico, toma mucho tiempo y prácticamente es estar pegada a la computadora toda la semana”.

Esa situación ha provocado que los niveles de estrés aumenten considerablemente, pues ya no hay tiempo ni si quiera para tener una interacción social de manera virtual.

“El estrés que ha provocado está medida es mucho, empiezo a tener dolor de cabeza, hay días que preferiría no hacer nada, pero la responsabilidad con la comunidad universitaria es mayor. Al principio de la cuarentena pensé que tendría más tiempo, pero resultó todo lo contrario”.

Marco Antonio Medina, docente de primaria en el Instituto La Salle, explicó que en su caso el trabajo se ha triplicado, pues no solo tiene que estar atento a las necesidades de los menores y la revisión de sus actividades, también de los padres de familia que buscan por todos los medios -correos electrónicos, llamadas o WhatsApp- resolver sus dudas.

“Esto ocasiona un estrés laboral que no se había visto anteriormente. Muchos de mis colegas se encuentran estresados por la situación de tener que atender a aquellos padres de familia que quieren hacer la encomienda como ellos consideren y no como se plantea”.

Agregó, que muchos maestros “no logramos los objetivos esperados, ya que la SEP y los libros que se manejan no fueron diseñados para un aprendizaje a distancia si no presencial, esto lleva a que tengamos que adecuar cada actividad pensando en el bienestar del menor sin invertirle tanto tiempo al padre de familia”.

Carolina Jasso quien desde hace 23 años imparte clases de fotografía en la División de Arquitectura Arte y Diseño (DAAD) en la UG, coincidió en que la educación a distancia ha resultado desgastante, porque las revisiones y observaciones han tenido que ser de manera individual a cada alumno, además de que el uso de las plataformas fue todo un reto que la obligó a usar el ingenio para dar seguimiento a las actividades académicas.

“De pronto nos vemos con que no hay de otra más que hacerlo. En un principio le dije a los alumnos: ustedes y yo estamos iniciándonos en la plataforma, vamos con tiempo y poco a poco nos vamos familiarizando”.

Pese a todas las complicaciones, y gracias a la comunicación que mantiene con el alumnado que también ha respondido, aseguró que ella ha logrado mantener el programa educativo que se planificó desde un principio y se podrá llegar al 100 por ciento de cumplimiento.

“Ha sido muy desgastante, trató de mantener la supervisión en cada uno de los alumnos, me la vivo frente a la computadora, tengo vista casada de revisar las fotografías y sus características. Para mí ha sido muy desgastante visualmente y en tiempos, porque hay que generar documentos para poder dar instrucciones de las tareas a un alumnado que anda disperso”.

La maestra Jasso también imparte clases en la universidad privada Santa Fe desde hace 25 años, donde al principio no había plataforma para dar continuidad lo que complicó aún más la situación, con el paso de los días se implementó que de alguna manera permitió mejorar el proceso.

Sin embargo, refirió que en la institución privada la carga administrativa es mayor pues la autoridad pide reportes, informes y documentos recurrentemente, “y mi prioridad son los alumnos, yo prefiero invertir mi tiempo en darle la atención a los alumnos y después los reportes”.

Marisela Rico, también docente en la Universidad de Guanajuato afirmó que fue un cambio de 180 grados tanto para docentes, como para administrativos y alumnos, quienes han tenido que adaptarse a espacios que no son adecuados para el desarrollo educativo.

“De entrada eso limita un poco, sin embargo, hemos buscado la manera de que las clases se impartan de mejor forma posible y esto genera mayor carga de trabajo administrativo y docente, porque tienes que estar pensado en cómo adaptar la clase a la tecnología y cómo hacerle y no es lo mismo el contacto directo que estar a través de la computadora con los chavos”.

Consideró que a pesar del cambio tan brusco que tuvieron, no ha sido un lío adaptarse a este nuevo proceso, y la tecnología ha facilitado no perder la secuencia de la enseñanza.

“Claro, dice la Ley de Murphy, que todo lo que puede fallar, falla, entonces nos hemos enfrentado a algunas cuestiones a tecnología de que internet falla, que con lluvia no haya acceso, o que la computadora de alguno algo le paso, pero no quiere decir que sea un lío”.

Los docentes también se enfrentaron con complicaciones tecnológicas, como el hecho de que un alumno no tenga acceso a internet o una computadora para cumplir con las actividades, que han podido resolver gracias a la comunicación.

En Guanajuato, este nuevo proceso de enseñanza deberá continuar hasta concluir el ciclo escolar, los docentes y alumnos tendrán que disponer de teléfonos celulares, computadoras y demás herramientas tecnologías, además de su tiempo, para salvar el curso.

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