Algo sobre la vida y la música de Ludwig van Beethoven, en el aniversario de su natalicio [VIDEOS]

17/12/2012 - 12:00 am

Beethoven nació en Bonn, Alemania, el 16 de diciembre de 1770, en el seno de una familia de tradiciones artísticas. Un día después fue bautizado con el nombre de Ludwig en honor a su abuelo, maestro de capilla y su padrino de bautizo. Su padre, Johann van Beethoven, fue un tenor que se dedicó a la bebida pero que advirtió desde muy temprano las cualidades de su vástago.  

A los 12 años de edad, Ludwig van Beethoven fue asistente del organista Christian Gottlob Neefe, con quien estudió. En 1787 viajó a Viena, pero su madre cayó enferma y regresó a Bonn casi de inmediato. Ese mismo año, ella murió a causa de la tuberculosis y de la falta de una alimentación adecuada.

En noviembre de 1792, Ludwig viajó a Viena por segunda vez para estudiar con Franz Josep Haydn. Su padre falleció un mes después y en 1795 sus dos hermanos se reunieron con él, quien se ganaba la vida dando conciertos, enseñando piano y de la venta de sus composiciones.

Los miembros de la aristocracia vienesa fueron sus patrones y en 1809, el príncipe Kinsky, el príncipe Lobkowitz y el archiduque Rodolfo le garantizaron un ingreso anual con la única condición de que residiera en Viena.

Los últimos 30 años de la vida de Beethoven, cuya obra puede situarse entre los periodos Clásico y Romántico, estuvieron marcados por una serie de crisis personales, la primera de ellas fue su sordera.

Los primeros síntomas notables para el compositor fueron a la edad de 30 años, sin embargo, en 1824 ya estaba totalmente sordo, lo cual lo afectaba social más que musicalmente. Se decía que gritaba y maldecía al componer su música.

Sus creaciones incluyen nueve sinfonías, 16 cuartetos para cuerda, cinco conciertos para piano y 32 sonatas para piano. En su obra destaca particularmente la sonata “Claro de Luna” (1800-1801), la ópera “Fidelio” (1805-1814) y la “Misa en re” o “Misa solemne” (1819-1822), por mencionar algunas.

La fuerte emoción de la obra de Beethoven estuvo moderada por su respeto hacia la disciplina y la lógica musical. Enriqueció las bases de la composición establecidas por Joseph Haydn y Wolfgang Amadeus Mozart, y amplió el horizonte de todas las formas musicales de la época.

Su desesperación ante esta condición aparece en cartas a dos amigos en 1801 y en un documento dirigido a sus hermanos hacia finales de 1802, ahora conocido como el “Heiligenstadt Testament”.

Una segunda crisis, una década después, fue la ruptura con una mujer (probablemente Antonie Bretano, la esposa de un amigo). Fueron varios los amores de Beethoven, entre ellos Giulietta Giucciardi, una condesa de 17 años de edad, alumna de Beethoven, quien fue para él un amor tormentoso.

Ella, a quien dedicó su inmortal sonata “Claro de Luna”, rechazó todas sus proposiciones de matrimonio. Beethoven nunca se casó ni dejó descendencia.

Su sordera avanzó a tal grado que ya no podía ejecutar públicamente, además de que requería una tabla o pequeños cuadernos (ahora conocidos como “libros de conversación”) para comunicarse con los visitantes.

Tradicionalmente los trabajos de Beethoven se agrupan en tres periodos: Temprano, Medio y Posterior. Sus estudios en contrapunto (con Haydn y Johann Albrechtsberger) se remontan a 1792.

Durante este periodo escribió primeramente para piano y para conjuntos de cámara. Llegó a los géneros menos familiares de cuarteto, sinfonía, oratorio y ópera con gran sutileza, previniendo una comparación con Haydn y Mozart en estas áreas.

Sus primeros cuartetos de seis cuerdas (Op.18) datan de entre 1798 y 1800, la primer sinfonía de 1800 y 1801, y uno de sus oratorios, “Cristo en el Monte de los Olivos”, de 1802-1803.

Un crecimiento general en las proporciones de poder retórico en los trabajos de Beethoven en el periodo de 1798-1802 culmina con las altamente dramáticas composiciones que marcan el comienzo del periodo Medio en 1803.

Las primeras obras de éste, la “Tercera Sinfonía” (1803), la ópera “Fidelio” (1803-05) y el “Waldstein” (1804), así como las sonatas “Appassionata” (1804), tienen un toque heroico que parece responder a las emociones provocadas por la sordera de Beethoven.

En los trabajos compuestos de 1806 a 1812, este carácter heroico se alterna con una serenidad olímpica. De este periodo son las sinfonías Cuarta (1806), Quinta (1805-07) y Sexta (1807-08).

Así como los conciertos para piano Cuarto (1805-1806) y Quinto (Emperador, 1809); los Conciertos para violín (1806), los Rasumovs, la Obertura Coroliana (1807) y la música incidental para el drama de Johann Wolfgang von Goethe, llamado “Egmont” (1810).

Los años 1813 y 1814 no son ricos en nuevos trabajos, en tanto que a comienzos de 1815 su música se volvió generalmente menos dramática y más introspectiva.

El primer grupo de trabajos en este nuevo estilo del periodo Posterior incluye el ciclo de canciones “An die Ferne Geliebte, op. 98” (A la amada distante); la “Sonata para piano, op. 101” (1816), y las dos sonatas para violonchelo y piano, op. 102 (1815).

En estos trabajos (1829-22), y los cuartetos de cuerdas (op 127, 130, 132 y 135, de 1824 a 1826), Beethoven se apegó menos al árbol clásico o formato de cuatro movimientos, dominado por un dramático primer movimiento en la forma sonata, y más en la yuxtaposición de movimientos (de dos a siete) de un diferente estilo y carácter.

Sin embargo, la música de Beethoven nunca ha perdido su lugar central en el repertorio de conciertos, ni su influencia en otras creaciones, como la “Sinfonía en C Mayor”, de Schubert, o la “Sinfonía Italiana”, de Mendelssonhn, o “Harold en Italia”, de Berlioz, o la “Sinfonía en C”, de Wagner.

La influencia de su “Novena Sinfonía” fue aún más profunda, su especial carácter tuvo un hondo efecto en Bruckner y Brahms, y la combinación de fuerzas instrumentales y corales comenzaron una serie de trabajos sinfónicos híbridos, de Berlioz hasta Mahler.

Beethoven, cuya calidad musical y su obra lo hicieron un símbolo poderoso, el prototipo del moderno héroe-artista como opuesto al artista-artesano de otra época en Europa, falleció el 26 de marzo de 1827, en Viena, Austria.

Su feroz independencia y su doloroso éxito sobre la adversidad personal, especialmente en los trabajos dramáticamente concebidos en el periodo Medio, lo hicieron un modelo a seguir por muchos autores clásicos posteriores.

“El único símbolo de superioridad que conozco es la bondad”, es una frase que se atribuye al compositor alemán Ludwig van Beethoven, en quien curiosamente se ha inspirado una interesante obra pía, como lo es la instalación de “La guía”, una casa para gestantes con dificultades, que fue anunciada por la Congregación Madres de los Desamparados.

–Con información de Notimex

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