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Fabrizio Lorusso

18/04/2024 - 12:05 am

Los recursos de la derecha

El poder económico significa, entre otras cosas, ingresos, pero sobre todo capitales, infraestructuras, finanzas, industria, concesiones, tierras, empresas, símbolos y redes de negocios o inversiones. 

Dirigentes de PRI, PAN y PRD.
“¿De cuáles de estos recursos pueden echar mano, hoy, las élites del bloque neoliberal y las derechas radicales en México para cumplir sus fines?”. Foto: Moisés Pablo, Cuartoscuro

En las conclusiones del libro Historia mínima de las derechas en América Latina, publicado por el Colegio de México en 2023, el autor, Ernesto Bohoslavsky, retoma un sugerente esquema de Barry Cannon, especialista en política y derechas latinoamericanas. 

Éste identifica cinco “grupos de recursos” que las élites han movilizado a su favor en la historia de nuestro subcontinente para construir y mantener la dominación, con más o menos consenso, según el momento: las Fuerzas Armadas, el poder económico, los partidos políticos, la cultura y la comunicación, y finalmente, los socios en el exterior. 

A lo largo del tiempo, sin embargo, la miscelánea concreta de recursos que utilizan los grupos de poder ha sido variable, ya que no siempre les fue posible manejar todas las palancas a la vez y, aun en presencia de más afinidades ideológicas que diferencias en su seno, rara vez se han constituido como un bloque unitario y coherente. 

Esto dependería de varios factores, como, entre otros, el equilibrio de fuerzas con otros actores sociales y políticos, el ya mencionado grado de unidad en su interior, su nivel de legitimidad o descrédito, el tipo y profundidad de control del Estado, el tablero internacional, la disputa de la hegemonía por parte de otros poderes fácticos o institucionales, así como de sectores, discursos y proyectos distintos.   

Entiendo el recurso de las Fuerzas Armadas de manera amplia, como uso de la coerción legal y paralegal, ya sea mediante el Ejército o la Marina, la policía y las fiscalías, los sistemas de vigilancia y las guardias al servicio de intereses particulares. 

El poder económico significa, entre otras cosas, ingresos, pero sobre todo capitales, infraestructuras, finanzas, industria, concesiones, tierras, empresas, símbolos y redes de negocios o inversiones. 

El ámbito político no lo limitaría tan sólo a la creación de partidos representativos de los intereses elitistas, es decir, de una “minoría selecta o rectora”, sino que se expresa también en fundaciones, clubes y organizaciones de la sociedad civil, junto con el lawfare y la influencia sobre el Poder Judicial u otras esferas del Estado.

El recurso de “socios, alianzas y redes en el exterior” debe de incluir, en mi opinión, agencias, actores políticos, lobistas, instituciones de todo tipo, partidos, financistas, iglesias, medios de comunicación, agentes del campo cultural, think tanks y hasta bandas mercenarias foráneas, entre otros.

Sin pretensiones de exhaustividad, en la esfera cultural y de los medios de comunicación se pueden considerar también la religión, la industria cinematográfica y editorial, las redes sociales digitales y la educación privada, más allá del control relativo o absoluto que las élites pudieran tener sobre el sistema educativo de un país como tal.

En el citado libro de la colección “Historias Mínimas” del Colmex, estas categorías, que resumí en la infografía de esta columna, sirvieron al autor para cerrar la obra con un balance de las vicisitudes históricas latinoamericanas y con un ejercicio que resumo en un par de preguntas sobre el ayer y el hoy. 

¿Cuáles de los cinco grupos de recursos a disposición de las élites fueron los más usados en un momento dado de la historia? 

¿De cuáles de estos recursos pueden echar mano, hoy, las élites del bloque neoliberal y las derechas radicales en México para cumplir sus fines?

Los regímenes oligárquicos de finales del siglo XIX, como el Porfiriato o el Estado Velho de Brasil, tenían a su alcance palancas y medios distintos, respecto de la clase tecnocrática y neoliberal surgida en los ochenta en México y Latinoamérica, al calor del Consenso de Washington, o de los regímenes cívico-militares del Cono Sur una década antes, durante la Guerra Fría. El acceso y la disponibilidad para algunas herramientas declinan, para otras crecen y difieren entre subgrupos oligárquicos. 

Sin embargo, a través de mezclas diferentes y cambiantes de recursos e instrumentos, en la mayoría de los países y de las épocas, los grupos de élite del espectro político de derecha han dominado la economía, la política y las narrativas, por encima y en perjuicio de otros sectores de la sociedad.

En este sentido, vemos cómo el PRIAN, la candidata Gálvez, los dinosaurios partidistas, Claudio X González, sus “organizaciones civiles”, la “marea rosa” y el empresariado afín, se han movido para aprovechar, sobre todo, cuatro palancas o grupos de recursos: el del dinero y el poderío económico; el Poder Judicial y el lawfare; sus socios y aliados en el exterior, especialmente en Estados Unidos y España; algunos sectores de la Iglesia, el mundillo de la cultura made in Nexos, Letras Libres, cada vez más descalificado, y los medios tradicionales de comunicación con sus costillas digitales y fake media tipo Latin.Us. 

Me parece que este último elemento es el más poderoso, todavía, en manos de la élite conservadora decadente, aunque le siguen de cerca el “Estado profundo” y la guerra judicial, por ejemplo, gracias al control de la Suprema Corte, como factores de resistencia al cambio y defensores de aquellos grupos antes hegemónicos. Pero a diferencia de antes, todos estos esfuerzos ya han perdido el monopolio discursivo y no logran conformar “hegemonía”, sino que son cada vez más cuestionados, ya no dominan ni suscitan aprobación.  

La pregunta sobre el hoy y los recursos de la élite sirve de brújula, útil para interpretar el ajedrez de la política, sobre todo en periodos de campaña, cuando las piezas se mueven y se caen más frenéticamente. Ayudan a comprender mejor y contrastar acciones, comportamientos, estrategias, verborreas, mentiras y guerras sucias en el contexto actual. Y especialmente en el campo de las derechas mexicanas que fueron “clase dirigente”, aunque fuera con creces contestada, y que se presentan divididas en varios partidos y corrientes, del neoliberalismo progresista al conservador y a la derecha radical, pero unidas por adversarios comunes como el obradorismo, Morena y la 4T. 

Fabrizio Lorusso
Profesor investigador de la Universidad Iberoamericana León sobre temas de violencia, desaparición de personas y memoria en el contexto de la globalización y el neoliberalismo. Maestro y doctor en Estudios Latinoamericanos (UNAM). Colaborador de medios italianos y mexicanos. Integra la Plataforma por la Paz y la Justicia en Guanajuato, proyecto para el fortalecimiento colectivo de las víctimas.

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