La balada de los niños muertos: Una historia fantástica sobre la violencia

18/11/2023 - 12:05 am

Efraím Blanco habló con SinEmbargo sobre su más reciente trabajo, una historia sobre niños a quienes el Señor Muerte les ha arrebatado la vida, obligándolos a deambular por un pueblo, que bien podría ser cualquier rincón de México, en donde la fantasía de la oralidad y la violencia conviven.

Ciudad de México, 18 de noviembre (SinEmbargo).- La balada de los niños muertos es una historia del escritor Efraím Blanco, ilustrada por el italiano Daniele Serra y editada por el Fondo de Cultura Económica, que ahonda en los fantasmas de la violencia a partir de un lenguaje poético, fantástico y especulativo, que conforma el estilo de su autor.

La historia se desarrolla en el pueblo Gatonegro, que bien podría ser cualquier rincón en México: un lugar con pequeñas casas, con poca gente, con barrancas, con un bosque cerca, con un cauce de río y, en donde los niños y sus padres sobreviven bajo el acecho del Señor Muerte, quien se ha cobrado la vida de varios pequeños cuyas almas penan por el lugar.

“La idea de esta historia era retomar el espíritu de los cuentos de hadas de las leyendas de la tradición oral a partir de estas recopilaciones de los hermanos Grimm que eran historias, leyendas orales, cuestiones que transmitían en ciertas partes de los pueblos de Alemania y demás, y después ellos ya las convirtieron en las historias clásicas de cuentos que todos conocemos, y de alguna manera esa paradigma de la literatura se fue suavizando con el paso de los años”, comentó en ese sentido el autor.

Los niños y sus padres sobreviven bajo el acecho del Señor Muerte. Ilustración: Daniele Serra, cortesía del Fondo de Cultura Económica

Efraím Blanco compartió que esta obra acerca, de una forma distinta, a la infancia y a la juventud a temas como la muerte en un país marcado por la violencia, las desapariciones, los secuestros y, sobre todo, los asesinatos. “La idea era adentrarnos en los territorios desde la Literatura fantástica, contar una historia en la que no solamente ocurren estas cosas sino que también es un pueblo lleno de gatos gigantes, de alebrijes, además combina géneros como la poesía, la nota periodística y juega con los nuevos formatos de Facebook, de WhatsApp, una nota dejada en un parque, etcétera”.

Blanco precisó que este libro fue pensado desde un principio para infancias, para niños que ya son lectores, y buscaba tener ese acercamiento a este tipo de temas, pues finalmente los personajes del relato son unos niños muertos que se descubren en esta condición y llevan al lector al territorio de lo fantástico y de lo sobrenatural.

“Está este personaje llamado el Señor Muerte que a los adultos nos remite a un montón de ideas, a un montón de contextos, a un montón de cuestiones que leemos y que vivimos todos los días y que son cosas que están ocurriendo y a la vez están como fuera de esa esfera de cristal en la que mantenemos a la infancia, porque también es parte de crecer con cuestiones sin tener que preocuparse por lo que está allá afuera y sin embargo en estos tiempos a veces uno piensa. Bueno, sí, hay que protegerlos. Hay que cuidarlos, pero tienen que saber que cuando les sueltas la mano, pues hay cosas terribles en la oscuridad, hay cosas feas”, ahondó.

El escritor Efraím Blanco. Foto: Cortesía del Fondo de Cultura Económica

No obstante aclaró, que este tipo de historias las infancias las entienden de una manera distinta: “he tenido la fortuna de escuchar las reacciones de niñas y de niños que se encuentran con una lectura muy distinta a la que se encuentran los adultos, estas partes en la que los adultos escriben estas cartas acerca de su mujer desaparecida o de sus hijos desaparecidos, el sentimiento es muy distinto al que viven los niños, que están más enfrascados a cómo la transformación de una niña muerta a una niña, que ahora tiene estos poderes fantasmales esas capacidades fantásticas, pues lo viven de una manera distinta”.

Además habló de la búsqueda de justicia que emprenden sus personajes, una situación que explicó como un “rayito de esperanza” en una historia, que siempre está plagada de oscuridad, con algunos momentos luminosos y con la idea de alcanzar un balance.

“Trae esta sensación de un poquito de esperanza, un poquito de encontrar también diversión, encontrar acción, encontrar imágenes fantásticas y, sobre todo, siempre ese juego de la narrativa especulativa y fantástica para que las niñas, los niños que lo puedan leer, y los jóvenes, que son los que lo van a descubrir a través también de las ilustraciones, encuentren algo interesante, que les atraiga como una lectura fuera de lo normal también”.

Portada del libro La Balada de los Niños Muertos. Foto: Especial

Obed Rosas
Es licenciado en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón de la UNAM. Estudió, además, Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras.
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