La noche en que los anarcopunkis se peinaron: El Mastuerzo honra su pasado y su presente en el Teatro de la Ciudad

19/07/2014 - 11:43 pm
L@s Jij@s del Máiz. Foto: Cuartoscuro
L@s Jij@s del Máiz. Foto: Cuartoscuro

Ciudad de México, 20 de julio (SinEmbargo).- Fue la noche en que los anarcopunkis se peinaron para vivir la fiesta de la elegancia y la virtud consagratoria de un artista que como Francisco Paco Barrios el Mastuerzo ha aprendido a descreer de ese dios falso y voluble llamado éxito.

Pero ya era hora. La presentación del primer disco que el botello armó con su nueva y arrasadora banda fue una más que justa aunque tal vez tardía legitimación escénica que viene a marcar el esplendor del presente para un cantautor de mucho e ilustre pasado.

Para sus cómplices, L@s Jij@s del Máiz, la posibilidad de brillar y sonar fuerte y claro al lado de un superhéroe sin traje ni alas, pero dueño de una congruencia y un decir que siempre pega allí donde más duele y donde más se piensa.

Iker Moranchel en la guitarra y coros, Gustavo Franco en el bajo y coros y Josué Vergara en la batería, percusiones y coros son L@s Jij@s del Máiz y probablemente los músicos que Paco necesita hoy, requiere en este presente donde está dispuesto a todo, menos a retirarse a cuarteles de invierno para vivir el gran otoño del patriarca.

Se trata de un power trío entusiasta y diestro que en esta noche de gala le puso tal vez demasiado power. La ocasión lo valía, pero no estaría de más bajar algunos decibeles para permitir que las canciones del Mastuerzo no pierdan esa dulzura melódica que se abre paso en lo agreste, en la rusticidad, y que constituye la fuerza de un estilo personal e intransferible.

No hay que olvidar que Paco es un poeta maldito y siempre es importante lo que tiene para decir. Es la palabra lo que lo conmueve y con la palabra conmociona, transforma.

Una cita de lujo en la abultada cartelera nacional. Foto: Notimex
Una cita de lujo en la abultada cartelera nacional. Foto: Notimex

Tal vez se trató de un problema en el sonido a causa de un equipo que no dio más de sí en el escenario y que no permitió que la buena noche en el Teatro de la Ciudad fuera perfecta.

Así es: fue casi perfecta.

La impensada sobriedad de un cuarteto que toca un repertorio ensayado, previsto de antemano y la configuración de un concierto formal para la más informal y espontánea de las propuestas musicales en nuestro país, hicieron que el legendario Paco Barrios el Mastuerzo se recibiera la noche del sábado en músico profesional.

A él no le gustará que alguien –esta cronista- le adjudique esa categoría, porque antes muerto que sencillo y prefiere como sabemos ser llamado activista, cantor, defensor acérrimo de la otra canción mexicana y sin duda discípulo de su admirado León Chávez Teixeiro que músico profesional.

Sin embargo, su presencia en el Teatro de la Ciudad, con su nuevo proyecto, sin el marco de una actuación a beneficio de algunas de las muchas causas político-sociales que apoya, sin formar parte de Botellita Jerez, sin músicos invitados, sólo él y su banda, le dieron al fin la entidad merecida, la de un artista consagrado a la verdad de su expresión y la de un hombre que después de muchas luchas ha entendido que forma también es mensaje, que forma muchas veces es contenido.

EL CONCIERTO

Fue un show tempranero. No habían pasado nueve minutos de la siete de la tarde cuando Paco hizo su aparición rodeado de sus músicos, para ofrecer una canción dedicada a la caída del Muro de Berlín, a la que siguió “La ventana y el umbral”, escrita especialmente para el libro homónimo de su compañero en Botellita de Jerez, Armando Vega Gil.

Paco tiene afán didáctico y le gusta contar las historias de las canciones y a su público no parece molestarle tanta pasión verbal. “Los zapatistas”, de Chávez Teixeiro, “Alicia amor de mi vida”, para honrar la memoria de Alicia de los Ríos Merino, militante comunista de Chihuahua desaparecida en 1978, fueron marcando el ritmo y la comunión de L@s Jij@s del Máiz con una audiencia fervorosa y participativa.

  Foto: Notimex
Foto: Notimex

Hubo algunos claros en las butacas, pero puede decirse que El Mastuerzo cumplió su propósito de llenar el Teatro de la Ciudad, donde sonó “El baile”, “la canción que nos autodedicamos en esta inconmensurable máquina de producir mierda donde vivimos”, Paco Barrios dixit.

“Para la banda que se organiza aunque sea para ir por las cervezas”, el grupo cantó “Nube Risueña”, en una versión muy distinta de la original del tema que forma parte del emblemático disco Podrid@ (claro, por momentos hizo falta el violín fantástico de Jorge Cox Gaitán).

Una canción en euskera escrita por el fallecido Mikel Laboa mostró el buen momento vocal que atraviesa Barrios y de paso sirvió para testificar lo mucho que sigue ligado el hidalguense a la causa vasca.

Clásicos de su repertorio como “Cántate una que se sepan todos”, “Resistencia” y “Bartola” certificaron lo que ya sabíamos: alguna vez, seguramente, por nuestra raza hablará Chespirito.

Un digno escenario para uno de los músicos más talentosos de México. Foto: Especial
Un digno escenario para uno de los músicos más talentosos de México. Foto: Especial

La huelga histórica de la UNAM revivió en “Toque de queda”; “El corrido del pasamontañas” y “Ven y mira” fueron el adiós en un show impecable, aunque corto, apenas una hora eso sí sólida y gozosa.

Los bises vinieron con “Prohibido”, “Rinoceronte de reversa” y “La mamá de Tarzán”, un ejercicio de canto colectivo que fue buen colofón para una noche (casi) perfecta.

Talento. Talento. Talento. Eso le ha sobrado siempre a Francisco Paco Barrios El Mastuerzo. Benditos nos que cada tanto podemos disfrutarlo y bendito él que dos por tres toma el riesgo de cambiar y hacer lo que le plazca.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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