Economía

Las farmacéuticas, que siempre ganan de todas, todas, serán las grandes perdedoras del T-MEC

19/12/2019 - 6:07 pm

La semana pasada, los productores de medicamentos sufrieron otra derrota -probablemente temporal, cuando los demócratas aprobaron en la cámara baja una propuesta de ley que autorizaría al programa Medicare a usar su influencia en el mercado para negociar precios más bajos con las fabricantes de medicinas. Se cree que la propuesta no tiene probabilidades de ser aprobada en el Senado, bajo control republicano.

Por Paul Wiseman, Linda A. Johnson y Kevin Freking

WASHINGTON, 19 de diciembre (AP).- Un reformado tratado de libre comercio para Norteamérica está a punto de ser aprobado en el Congreso estadounidense, para beneplácito de la Casa Blanca y los demócratas en la Cámara de Representantes. También se muestran aliviados los granjeros y algunos negocios que querían reglas más claras para el amplio flujo de productos que intercambian Estados Unidos, México y Canadá.

Pero el nuevo pacto, conocido como T-MEC, dejó al menos un perdedor inesperado: la industria farmacéutica, una potencia del cabildeo regularmente invencible en Washington.

Para satisfacer a los demócratas, el gobierno de Trump eliminó una cláusula que le habría dado a los fabricantes de medicamentos biológicos súper caros 10 años de protección frente a los genéricos equivalentes, de costo menor.

Los demócratas se oponían a lo que calificaban de dar un regalo a la industria, que podría haber mantenido los precios altos con una regulación que obstaculizara la competencia. Los medicamentos en cuestión incluyen algunos contra el cáncer y otros que combaten padecimientos inmunológicos, como artritis reumatoide.

“Esta es una de las primeras veces que hemos visto perder a las farmacéuticas”, dijo el representante demócrata Earl Blumenauer, que encabeza una subcomisión de comercio. “Ellos tienen un historial impresionante, porque son una fuerza política enorme. Se gastan muchísimo dinero en cabildeo, publicidad y en contribuciones de campaña, pero nos mantuvimos firmes y ganamos”.

La eliminación de la cláusula es un raro tropezón para la industria farmacéutica y ayuda a ilustrar cuán potentes, como asunto político, se han vuelto los elevados precios de los medicamentos. Fue un recordatorio, además, de que Trump había prometido reiteradamente trabajar para reducir los precios.

La semana pasada, los productores de medicamentos sufrieron otra derrota -probablemente temporal, cuando los demócratas aprobaron en la cámara baja una propuesta de ley que autorizaría al programa Medicare a usar su influencia en el mercado para negociar precios más bajos con las fabricantes de medicinas. Se cree que la propuesta no tiene probabilidades de ser aprobada en el Senado, bajo control republicano.

Pero el nuevo tratado comercial entre Estados Unidos, México y Canadá parece encaminado a su aprobación, sin la protección de precios a los medicamentos biológicos que deseaba la industria.

El martes, la Comisión de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes aprobó el texto legal del acuerdo. Se espera que el pleno de la cámara lo aprobara el jueves más tarde, aunque no parece que el Senado lo vaya a sopesar antes de enero.

“No es un misterio”, dijo la representante demócrata Jan Schakowsky, que ayudó a negociar el nuevo acuerdo comercial con el gobierno de Trump. “Si usted sondea al pueblo estadounidense, el costo de los medicamentos es un asunto muy importante. Está realmente en el tope de la lista”.

El acuerdo comercial alcanzado el año pasado con México y Canadá dio a los productores de medicamentos biológicos -fármacos ultra costosos hechos a partir de células vivas- 10 años de protección de la competencia de alternativas genéricas más baratas, conocidas como biosimilares. Entre los principales medicamentos biológicos están las medicinas contra el cáncer Rituxan y Humira, además de Enbrel, que combate problemas inmunológicos.

La industria farmacéutica -y el Gobierno de Trump- habían argumentado que los productores de medicamentos biológicos necesitaban 10 años de protección para beneficiarse financieramente de sus productos antes de que se permitiera la competencia de los biosimilares. De lo contrario, argumentaron, las compañías grandes de medicamentos y las nuevas firmas biotecnológicas, que dependen de dinero de firmas de capital de riesgo, tendrían poco incentivo para invertir en el desarrollo de medicamentos nuevos.

“El anuncio de hoy prioriza a la política en lugar de los pacientes”, opinó la semana pasada el principal grupo que representa a la industria, PhRMA, en una declaración. “Eliminar la cláusula sobre medicamentos biológicos en el T-MEC retira protecciones vitales para los innovadores, al tiempo que no hace nada para ayudar a los enfermos estadounidenses a poder pagar sus medicinas ni acceder a tratamientos y curas futuros”.

La industria rechazó además la noción de que la cláusula habría mantenido los precios elevados y habría perjudicado a los consumidores. Apuntaron que las actuales leyes estadounidenses ya les dan a los medicamentos biológicos 12 años de protección, dos más que en el T-MEC, pero la cláusula retirada habría forzado a México a expandir la protección de cinco años y a Canadá de ocho, perjudicando potencialmente a los consumidores estadounidenses, que buscan medicamentos menos costosos en esos países.

Además, dijeron los demócratas, si el Congreso hubiera expandido las protecciones a los medicamentos biológicos en el T-MEC, habría impedido que los legisladores redujeran el monopolio a, por ejemplo, los siete años propuestos una vez por el gobierno de Barack Obama.

“Habríamos estado bloqueados”, dijo Schakowsky.

Para los gigantes farmacéuticos, el tropiezo es un giro drástico. Apenas hace cuatro años, la industria ayudó a frustrar un tratado comercial del gobierno de Obama con 11 países de la Cuenca del Pacífico, argumentando que sus ocho años de protección de monopolio no eran suficientes. Ahora, el nuevo tratado para Norteamérica no contiene ninguna protección.

En 2006, la industria logró una victoria importante cuando ayudó a aprobar en el Congreso una iniciativa de ley que añadió cobertura de medicamentos por prescripción en el programa Medicare, pero que prohibió que el gobierno negociara precios más bajos. Esa restricción abrió “una caja de Pandora” que despejó el camino para alzas insostenibles de precios, dijo Steve Brozak, analista para WBB Securities.

Los productores de medicamentos comenzaron a elevar precios de medicinas existentes varias veces al año, a veces 20% anualmente. Comenzaron además a lanzar medicamentos biológicos, una porción creciente de los nuevos fármacos, con precios que rebasaban los seis dígitos al año. En mayo, los reguladores en Estados Unidos aprobaron una terapia genética, Zolgernsma, con el exorbitante precio de 2,1 millones de dólares por paciente.

La reacción negativa ha estado creciendo, especialmente tras reportes noticiosos y audiencias en el Congreso que expusieron historias de enfermos racionando medicinas e incluso muriéndose porque no podían pagar insulina y otros medicamentos.

Los productores de medicamentos han “estado a la defensiva más que lo que hayamos visto antes”, dijo David Certner, asesor legal de la AARP, una asociación civil no lucrativa que aboga por los intereses de las personas jubiladas en Estados Unidos.

El año pasado, dijo Certner, el Congreso le asestó a la industria dos derrotas: primero, al incrementar los descuentos que los productores deben darles a los ancianos en los medicamentos caros no cubiertos por Medicare, y seguidamente rechazando gestiones de la industria para revertir el cambio.

Y en enero, la industria perdió a quien quizás era su mayor defensor en el Congreso, al retirarse el senador republicano Orrin Hatch.

Trump ha prometido desde hace tiempo lidiar con el problema de los precios de los medicamentos. El miércoles, el gobierno procedió con un plan para permitir a los estadounidenses un acceso seguro y legal a medicamentos menos costosos del exterior.

Hasta ahora, loa mayoría de las iniciativas de Trump sobre precios de medicamentos no han ido a ninguna parte y su equipo comercial había negociado la inclusión de la cláusula sobre los medicamentos biológicos en el T-MEC.

Ante la posibilidad de toparse con un electorado molesto, la resistencia demócrata y el hecho de que México y Canadá no tenían razón para apoyar la cláusula, el gobierno de Trump cedió. Cuando llegó a un acuerdo con los representantes demócratas la semana pasada sobre el T-MEC, la cláusula quedó fuera.

“Claramente, deshacerse de la cláusula de los medicamentos biológicos fue un paso atrás”, dijo el martes el representante comercial estadounidense Robert Lighthizer en una entrevista con Fox Business Network. “Y eso fue un arreglo mutuo. Hay consecuencias del control demócrata en la Cámara de Representantes y lo lamento”.

Jeffrey Francer, consejero legal de la Asociación para Medicamentos Asequibles, que representa a las compañías de medicamentos genéricos y biosimilares, lo ve de forma diferente: “El presidente decidió no arrojarse sobre su espada si defendía a los gigantes farmacéuticos”.

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