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Latinoamérica 21

24/05/2024 - 12:05 am

Agua escasa: un enfoque ambiental para la sostenibilidad

“Todos los países sin excepción deben estar plenamente conscientes de la disponibilidad actual y futura del agua, y de las estrategias diseñadas para una eficaz gestión de la misma”.

“El agua afecta todos los aspectos del desarrollo y se relaciona con la mayoría de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), es por ello la necesidad de abordar su problemática de manera integral, interdisciplinar y transdiciplinar”. Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro

Por Nathalia Tejedor-Flores, José Fábrega-Duque, Reinhardt Pinzón y Elsa Flores

Alguna vez habremos escuchado o leído que a la Tierra se le conoce como el “planeta azul”, ya que vista desde el espacio, el color de sus océanos es el predominante. Nuestro planeta está cubierto por un 70% de agua, el 97.5 % de esa agua es salada (forma mares y océanos) y sólo 2.5 % es agua dulce, del cual sólo 0.3% se localiza en lagos y ríos de donde nuestras sociedades toman la mayor parte del agua que utiliza. El resto se encuentra en forma de hielo (glaciares y casquetes polares) y en aguas subterráneas.

Según datos del Banco Mundial1, alrededor de 2000 millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a servicios de agua potable gestionados de manera segura, 3600 millones no cuentan con servicios de saneamiento seguros y 2300 millones carecen de instalaciones básicas para lavarse las manos. El agua es, literalmente, la esencia de la vida. Es absolutamente esencial para la salud humana, la producción de alimentos y el saneamiento, así como para el progreso económico, transporte, producción de energía, la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible.

Las brechas en el acceso a fuentes de abastecimiento de agua y saneamiento, el crecimiento demográfico, el uso intensivo de agua, la mayor variabilidad de las precipitaciones y la contaminación son factores que se conjugan en muchos lugares en América Latina transformando al agua en un bien que genera las principales crisis de la región. América Latina no solo presenta una distribución geográfica desigual del agua, con zonas extraordinariamente ricas y otras más secas, sino que también el 80% de la lluvia se concentra en pocos meses del año.

Si a lo anterior descrito, le agregamos que, según el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), la variabilidad climática (la parte natural del clima (no antrópica) por ejemplo, causada por El Niño Oscilación del Sur y otros fenómenos naturales) y el Cambio Climático (cambio climático antrópico o sea causado por los humanos), han provocado que los fenómenos meteorológicos, como las inundaciones y las sequías, sean cada vez más extremos; entonces es fácil suponer, que cada vez serán más probables e intensos los daños sociales asociados. Esta dinámica aumentará aún más con cada grado de calentamiento global.

Todos los países sin excepción deben estar plenamente conscientes de la disponibilidad actual y futura del agua, y de las estrategias diseñadas para una eficaz gestión de la misma. El agua de una ciudad constituye un componente clave que incide sobre las complejas condiciones ambientales que sostienen a las poblaciones humanas. La disponibilidad, calidad y abastecimiento del agua en muchas ciudades de Latinoamérica, están interrelacionados en las regiones urbanas debido a los siguientes factores: falta de agua potable de buena calidad que llegue a todas las comunidades, en especial a las zonas periféricas, a causa de la polución y contaminación ocasionadas por el uso intensivo de la tierra y /o la falta de tratamiento de las aguas residuales, (la proliferación de los vertederos a cielo abierto, y la disposición de desechos sólidos por doquier, se han convertido en un problema de significativa importancia dentro de la contaminación de fuentes superficiales y subterráneas), para  así como por la eutrofización debida a fuentes puntuales y no puntuales de nutrientes.

Los componentes de un programa de gestión del agua exitoso son bien conocidos en la región y existen numerosos estudios por parte de la academia y la comunidad científica, algunos componentes se resumen a continuación3:

Reciclaje y reutilización: Esto significa que sólo hay dos maneras de reducir el volumen de contaminantes:1) reducir el flujo de entrada, o 2) reciclar y reutilizar los materiales que se descargan en el medio ambiente. El reciclaje se practica en un grado u otro en todo el hemisferio, pero es necesario aumentar la magnitud de los programas de reciclaje.

Monitoreo: El monitoreo y la generación de datos deben ser llevados a cabo normalmente por el gobierno central debido a la interdependencia de las aguas que fluyen entre los estados, provincias o regiones de los países.

Programas de investigación: Los programas de manejo deben basarse en la ciencia de la calidad del agua, para ser efectivos. A medida que avanza el crecimiento económico y demográfico, el problema de la gestión de la calidad del agua se hace más amplio y complicado. Esto requiere más investigación científica para comprender tanto la naturaleza del problema como las medidas adecuadas para combatirlo.

Políticas y gobernanza: La gestión del agua también requiere un conjunto eficaz de instituciones para establecer las políticas, supervisar los resultados y hacer cumplir las normas y políticas resultantes. Para esto es necesario contar con marcos legales adecuados, agencias públicas, políticas y mecanismos de aplicación apropiados.

Finalmente, el agua afecta todos los aspectos del desarrollo y se relaciona con la mayoría de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), es por ello la necesidad de abordar su problemática de manera integral, interdisciplinar y transdiciplinar.

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