Ciudad de México, 30 de mayo (SinEmbargo).- La muerte súbita en los campos de juego, morir de golpe y sin aviso en un contexto donde la salud y la vida sana son convocados en forma obligada, constituye un drama con el que se topan a menudo los deportistas de alto rendimiento.
La ciencia médica indica que las personas que practican actividad deportiva intensa presentan una incidencia mayor de muerte súbita que las no deportistas, 1,6 muertes por 100.000 frente a 0,75 por 100.0002.
La patología cardiovascular, al igual que en la población que, al hacer ejercicio se libera adrenalina que no practica deporte, es la causa más frecuente de muerte súbita. Entre el 74 y el 94% de las muertes no traumáticas ocurridas durante la práctica deportiva se deben a causas cardiovasculares.
La liberación de adrenalina durante la práctica del deporte actúa como disparador de problemas cardíacos que hasta ese momento podían ser silenciosos.
La principal medida de prevención consiste en llevar una vida saludable, al tiempo de hacer un chequeo cardiológico antes de iniciar la práctica de una actividad física y repetirlo en el plazo que su médico lo indique. Los estudios básicos que se realizan en un chequeo son: Electrocardiograma, Ecocardiograma y Ergometría, obligatorios para todas aquellas personas que van a practicar actividad física o deporte a nivel competitivo o de alto rendimiento.
Considerada un “fantasma” por la ciencia médica, la muerte súbita continúa siendo un misterio difíciles de contener y de evitar las tragedias que en forma frecuente se suceden en los campos de juego.
Cristian Gómez
Un caso reciente acontecido hace seis días en Corrientes, Argentina, cuando el zaguero del Atlético de Paraná Cristian Gómez falleció tras padecer una descompensación en el partido que su equipo jugaba con Boca Unidos, por el torneo de Segunda División del fútbol de dicho país sudamericano. Tenía apenas 27 años.
Mateo Uriburu
En 2014 tenía apenas 17 años y jugaba al rugby. Durante un entrenamiento en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, Mateo Uriburu sufrió una arritmia grave. A los cuatro días moría en un hospital.
Adam Watene
Jugaba al rugby en el Wakefield Trinity Wildcats. Había nacido en las Islas Maoríes cuando la muerte lo sorprendió en el gimnasio, cuando entrenaba, el 12 de octubre de 2008. Era padre de dos niños pequeños.
Leon Walker
Tenía apenas 21 años y jugaba en la reserva del equipo inglés de rugby Wakefield Trinity Wildcats. En marzo del 2009, durante un partido de suplentes frente al Celtic Crusaders, Leon Walker cayó desplomado en el minuto 63 y aunque fue traslado al un hospital en la localidad galesa de Swansea, falleció antes de la llegada.
Antonio Puerta
El jugador del Sevilla tenía apenas 22 años cuando murió en el hospital Virgen del Rocío de dicha ciudad española, como consecuencia de las múltiples crisis cardíacas que sufrió durante y después del partido que enfrentaba a su equipo con el Getafe.