Jackson, de 84 años, interpreta el papel de Maud, que padece la enfermedad de Alzheimer. Su casa está cubierta de recordatorios e instrucciones pegados con cinta adhesiva: “No olvide cerrar con llave” y “No más pan”, y sus bolsillos están llenos de notas garabateadas que escribió para recordar eventos y citas.
Nueva York, 31 de diciembre (AP).– Solo un proyecto atrajo de nuevo a la pantalla a la dos veces ganadora del Óscar, Glenda Jackson, después de una ausencia de 25 años: Elizabeth Is Missing.
La película es un misterio pero mucho más: una mirada poderosa y conmovedora a la demencia, un problema emocional y financiero urgente para muchas naciones con poblaciones que envejecen. Jackson interpreta a una mujer perdida en la niebla entre el pasado y el presente.
“Esto es algo que, como sociedad, debemos considerar seriamente”, dijo la actriz a The Associated Press por teléfono desde Inglaterra. “Es un gran agujero negro”.
La película de 90 minutos se emitió en el Reino Unido en 2019 con gran éxito y los espectadores estadounidenses tienen la oportunidad de verla a partir del domingo a través de Masterpiece en PBS .
Jackson, de 84 años, interpreta el papel de Maud, que padece la enfermedad de Alzheimer. Su casa está cubierta de recordatorios e instrucciones pegados con cinta adhesiva: “No olvide cerrar con llave” y “No más pan”, y sus bolsillos están llenos de notas garabateadas que escribió para recordar eventos y citas.
“Lo único que no se hace a menudo en piezas sobre la demencia es que lleva al espectador a la experiencia de vivir con demencia: el miedo, el pánico, la frustración”, dijo Sarah Brown, productora ejecutiva.
Los espectadores conocen a Maude justo cuando ella insiste en que averigüe lo que le sucedió a su amiga, Elizabeth, que parece haber desaparecido. Esta desaparición se vincula en su mente cada vez más caótica con una mucho mayor: la de su hermana en 1949.
La película tiene líneas de tiempo entretejidas y Maud cambia a la perfección entre su pasado y presente de 1949, revelando un retrato comprensivo y poco sentimental de la demencia.
“Nadie me escucha. ¿Soy invisible o algo así? ” dice Maude. Luego se derrite en un restaurante: “¡Quiero gritar pero no sale!”
Jackson, quien recibió premios de la Academia por Women In Love de 1971 y A Touch of Class de 1974, cambió el cine y la televisión por la política en 1992 cuando se convirtió en miembro laborista del Parlamento.
Solía visitar centros para personas mayores (en Gran Bretaña se les llama hogares de ancianos) como parte del trabajo y vio de primera mano los efectos de la enfermedad.
“El tema es uno sobre el que he estado insistiendo durante mucho tiempo, ciertamente cuando todavía era miembro del parlamento”, dijo. “Estamos ante una situación en la que, si seguimos viviendo más de lo que vivíamos en el pasado, los hogares de ancianos serán fundamentales para la forma en que realmente nos cuidamos”.
Para asumir el cargo, Jackson consultó con el grupo Dementia UK y con su jefa de investigación y publicaciones, la Dra. Karen Harrison Dening.
“Le pregunté que una de las cosas que me resultaban más difíciles de manejar era en realidad qué motivaba a esta mujer”, dijo Jackson. La respuesta fue una palabra: frustración, que nadie la tomara en serio o que no pudiera recordar.
La actuación de Jackson incluso sacudió a la propia Jackson. “Hubo un par de días en los que estaba convencida de que había contraído la enfermedad, pero eso es normal”, dijo.
Otras películas recientes que han abordado la enfermedad de Alzheimer y la demencia incluyen Away From Her, Still Alice, The Notebook y The Savages.
Brown le da crédito a la escritora Emma Healey, cuyo libro del mismo nombre fue la fuente de la adaptación de la película, por encontrar una manera convincente de mostrar el deterioro mental.
“En cierto modo, Emma Healey usó un misterio para atraer a los espectadores, pero en realidad ese fue el caballo de Troya al que entendimos la enfermedad”, dijo.
Es el retrato abrasador de Jackson lo que resuena. Ella interpreta a Maude como enojada y horrorizada, avergonzada y feroz. Es un papel no muy diferente de su reciente trabajo en Broadway en “King Lear”, que desciende a la locura.
“Es una actuación feroz. En realidad, se parece a ‘Lear’ en muchos sentidos ”, dijo Brown. “Ella aporta la fiereza, así como la ternura, así como el humor, y a veces todo en una escena”.
Jackson dice que extraños se han acercado a ella para compartir el precio que la enfermedad ha tenido en sus familias, tanto física como emocionalmente. Últimamente ha visto a políticos británicos abrazar la gravedad de la demencia, especialmente a la luz de cómo COVID-19 ha devastado los hogares de ancianos.
“Esperemos que tenga una reacción similar a las personas que sufren por la realidad de estas enfermedades que parece haber hecho en este país”, dijo Jackson. “La necesidad de atención aumentará en el futuro”.
