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Rubén Martín

18/05/2025 - 12:03 am

La derrota de Trump ante China

La potencia asiática se ha convertido en el gran supermercado de Estados Unidos.

La derrota de Trump ante China
Banderas de China y Estados Unidos. Foto: Xinhua

En el mal llamado “Día de la liberación” el 2 de abril de este año, el Presidente de Estados Unidos anunció la imposición de aranceles prácticamente a todo el mundo (200 naciones, incluida una isla deshabitada en Oceanía), lo que desató un terremoto comercial y económico, afectó a las bolsas, terminó cinco décadas de globalización económica y de acuerdos de libre comercio y anunció posibles cambios en la geopolítica mundial. Falsa y fanfarronamente Trump declaró: “El 2 de abril será recordado como el día en que la industria de Estados Unidos volvió a nacer. Nos han engañado durante más de 50 años, pero no va a volver a ocurrir […] Nuestro país ha sido saqueado, expoliado, violado y robado”, afirmó.

Digo falsamente porque justo el medio siglo pasado es el momento culminante de la hegemonía de Estados Unidos en el orden capitalista mundial, un orden cuyas reglas jugaron a su favor y la de sus empresas. Baste ver el listado de las principales corporaciones globales de la revista Fortune o la lista de multimillonarios que publica la revista Forbes para corroborar como las empresas y los capitalistas estadounidenses se beneficiaron de ese orden. Un orden que incluyó invasiones tan lucrativas para la economía de Estados Unidos como a Irak en 2003.

Por eso es una falsedad que el 2 de abril Estados Unidos se independizara de un supuesto orden donde su país fuera “saqueado, expoliado, violado y robado”, como afirmó Trump. Si algo ocurría en el mundo era lo opuesto: un orden donde la hegemonía estadounidense “saqueaba, expoliaba, violaba y robaba” al resto del mundo.

Volviendo al llamado “Día de la Independencia”, nadie se escapó y los aranceles fueron especialmente severos contra China, la actual potencia ascendente que es considerada por las élites políticas de Estados Unidos, como el principal adversario económico y geopolítico para su país.

Pero la dirigencia política china, liderada por Li Xinping, luego de lamentar el anuncio de Trump y advertir que las guerras comerciales no benefician a nadie, fue el único país que elevó la apuesta y aplicó los mismos aranceles para Estados Unidos.

La dura postura china de resistir la guerra arancelaria de Trump fue expresada por Mao Ning, una vocera de alto rango del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, quien publico en su cuenta de Twitter: “No importa cuánto dure esta guerra, nunca cederemos”, que es la cita de un discurso que Mao Zedong pronunció durante la Guerra de Corea contra Estados Unidos hace 70 años, según reportó en una nota el New York Times (12 mayo 2025).

Durante un mes el Presidente de Estados Unidos esperaba que el Gobierno chino se acercara a negociar, como lo hicieron distintos gobiernos del mundo, hasta que se anunció el pasado 12 de mayo en Ginebra, Suiza, un acuerdo arancelario entre ambos que, a juzgar por sus resultados, puede considerarse que China derrotó la amenaza arancelaria anunciada por Donald Trump.

En el acuerdo anunciado por los representantes comerciales de ambos países en Ginebra, se dio a conocer que suspenderían sus respectivos aranceles durante 90 días y continuarán las negociaciones que habían iniciado este fin de semana. Y acordaron que Estados Unidos reduciría los aranceles sobre importaciones chinas del 145 por ciento actual a 30 por ciento, mientras que China bajaría los aranceles a productos estadounidenses del 125 por ciento al 10 por ciento. El acuerdo alcanzado supone prácticamente regresar a las tasas arancelarias existentes hasta el 2 de abril. Y el acuerdo llegó sin que China hiciera concesiones significativas que exigía Estados Unidos, quien inocentemente culpa a la potencia asiática de “producir barato”, como si ese fuera un pecado en el orden capitalista que hasta ahora ha beneficiado a los estadounidenses.

Un analista de Hong Kong, citado por New York Times, dijo: “Desde el punto de vista de China, el resultado de esta reunión es un éxito, ya que China adoptó una postura firme ante la amenaza estadounidense de imponer aranceles elevados y, finalmente, consiguió que estos se redujeran significativamente sin hacer concesiones”, señaló Zhiwei Zhang, presidente y economista jefe de Pinpoint Asset Management, una empresa de inversiones de Hong Kong.

¿Qué ocurrió para que el Gobierno de Trump cambiara su discurso arrogante y prepotente por un acuerdo que mantiene la ventaja comercial para China? Por un lado, que China es consciente de sus ventajas económicas y comerciales y que no depende de Estados Unidos para mantener su dominio económico, especialmente en la industria manufacturera. Hoy por hoy, China produce uno de cada tres productos manufactureros del mundo y el país produce más manufacturas que Estados Unidos, Alemania, Japón, Corea del Sur y el Reino Unido juntos.

Un excelente reportaje del New York Times revela el grado de dependencia de los consumidores estadounidenses de los productos chinos. El reportaje “Tu hogar sin China” de Pablo Robles, Agnes Chang y Lázaro Gamio (del pasado 27 de abril) está acompañado de un gráfico que ilustra los espacios de un hogar típico estadounidense y precisa el porcentaje de los productos de ese espacio que es producido en China.

La dependencia es brutal. Más de 90 por ciento de los siguientes productos provienen de China: despertadores, paraguas, cochecitos de bebé, estantes de bambú, termos, fuegos artificiales, báscula de baño, microondas, tostadoras, plantas artificiales, libros infantiles, plantas artificiales, parrillas de carbón, sombrillas de jardín, perchas, hierros, linternas, peines, y botiquines de primeros auxilios. Los siguientes productos provienen de China entre 87 y 80 por ciento: adornos navideños, consolas de juegos, licuadoras, pinceles de maquillaje, herramientas para las uñas, ollas y sartenes, cuchillos de chef, mantas, y platos, e incluso uno de cada tres libros que los estadounidenses leen, se imprimen en China. Y así sucesivamente. Incluso buena parte de las cachuchas que tienen la leyenda Make America Great Again, las fabrican trabajadores chinos. (Se puede consultar el reportaje aquí: https://cutt.ly/9rxHsMep).

La potencia asiática se ha convertido en el gran supermercado de Estados Unidos. Estos simples datos confirman porqué Trump tuvo qué recular ante China, pues mantener los aranceles de 145 por ciento que había anunciado, habría aumentado la inflación e impactado la economía estadounidense gravemente. Por lo demás, la imposición de China en esta confrontación arancelaria es una muestra más de la era que estamos viviendo: el declive de Estados Unidos como potencia dominante, y el ascenso de China como nueva potencia de la economía capitalista mundial, aunque sin la impronta del mercantilismo bélico que ha caracterizado hasta ahora a las potencias capitalistas Occidentales.

Rubén Martín
Periodista desde 1991. Fundador del diario Siglo 21 de Guadalajara y colaborador de media docena de diarios locales y nacionales. Su columna Antipolítica se publica en el diario El Informador. Conduce el programa Cosa Pública 2.0 en Radio Universidad de Guadalajara. Es doctor en Ciencias Sociales. Twitter: @rmartinmar Correo: [email protected]

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