Berlín, 7 Oct (Notimex).- La colección estatal de arte de Renania del Norte Westfalia muestra por primera vez sus fondos completos del pintor alemán, nacido en Suiza, Paul Klee; pero más importante que las 101 obras que pueden verse hasta el 10 de febrero en la ciudad alemana de Düsseldorf es quizá lo que se esconde detrás de ellas.
El artista sufrió un gran percance a comienzos de los años 30, cuando los nazis que gobernaban en ese momento Alemania expulsaron al que fuera profesor de la Bauhaus y renombrado pintor de la Academia de Arte. Corría el año 1933 y Klee murió en 1940 en el exilio en Suiza.
En una especie de reparación por aquel daño, el estado federado de Renania del Norte Westfalia compró 88 obras de Klee por 6.5 millones de marcos a un industrial estadounidense, poniendo las bases para la fundación de la colección, que posteriormente siguió agrandándose.
Por primera vez, en Düsseldorf se presenta ahora la colección completa de las obras del artista, bajo el título de “100 veces Paul Klee: la historia de los cuadros”.
Poco antes de la inauguración, el museo de Düsseldorf recibió por sorpresa la cesión de un cuadro de la colección de una coleccionista de Baden-Baden, por lo que son 101 las obras que pueden contemplarse.
Se trata de una de las colecciones más amplias de Klee en Alemania, aunque teniendo en cuenta el conjunto de nueve mil trabajos realizados por el artista, no deja de ser una pequeña muestra.
Pero esta exposición es además especial porque los curadores han querido hacer hincapié en la parte de atrás de los cuadros para conocer la historia que se esconde tras las obras: amarillentas pegatinas de coleccionistas, galerías y museos, así como de paquetes y cofres son testigo de los largos viajes y a veces controvertidos que experimentaron estas obras.
El trayecto más importante y simbólico de los cuadros de Klee tuvo lugar en 1966 con destino a Israel. La colección se convirtió en una especie de mensaje sobre la nueva posición de Alemania respecto al arte.
Tras la pérdida de una generación por la dictadura de Adolf Hitler, ahora el país buscaba la forma de volver a entrar en la comunidad de las naciones culturales. En un pequeño periodo de deshielo de tensiones de la guerra fría entre 1968 y 1969 los cuadros viajaron a Belgrado, Bucarest y Praga.
La parte de atrás de algunos cuadros ofrecen también explicaciones sobre técnicas desconocidas de Klee. Por ejemplo, la obra “43” del año 1928 está cubierta en su parte de atrás por una gruesa masilla blanca.
Klee utilizó “interminables materiales” como seda, yute, tul o madera, explica la curadora Anette Kruszynski, que señala que en realidad Klee era un artista de objetos. “Concibió su trabajo como un todo, no sólo como una superficie plana”.
En la colección también se muestran bocetos malogrados del artista, como el famoso y colorido óleo “Camello (en paisaje rítmico arbolado)” de 1920, o “Chaleco rojo” de 1938.
Galerías famosas como “Der Sturm” o Herwarth Walden descubrieron la riqueza de colores de Klee ya antes de su legendario viaje a Túnez en 1914.
Klee no sólo producía demasiado, sino que trabajó temprano en el desarrollo de su carrera: ya en 1923 expuso sus obras en la Galería Nacional de Berlín, que gustaron a industriales estadounidenses. Y en 1930, el New Yorker Museum of Modern Art le dedicó una muestra.
Pero los nazis consideraron que su obra era “degenerada” y confiscaron más de 100 cuadros durante una acción en 1937.
Todas las obras que se exponen ahora en Düsseldorf fueron sometidas a una investigación sobre quiénes fueron sus anteriores dueños y hasta ahora no se hallaron indicaciones de que se trate de arte robado.
Sin embargo, de algunos cuadros como “Federpflanze” (1919), que se puede traducir como “Planta pluma” o “Das schamlose Tier” (1920), que en español significa “Animal descarado) la trayectoria no está totalmente aclarada y las investigaciones continúan, señala la directora Marion Ackermann.
