La pobreza del país impacta en forma directa el índice de lectura, dicen expertos

22/04/2015 - 12:04 am

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Ciudad de México, 22 de abril (SinEmbargo).– Hace 55 años, María Isabel Cárdenas Ruiz, alumna de primer grado de la primaria rural Cuauhtémoc, en El Saucito, San Luis Potosí, recibió el primer libro de texto gratuito, editado por el Estado Mexicano. Se lo entregó el Secretario de Educación, Jaime Torres Bodet, y en la portada venía impresa aquella mujer indígena, representante de la Patria, mientras sostenía un lienzo con el brazo derecho.

En 2009, María Isabel acudió a Los Pinos, invitada por el entonces Presidente Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012), para conmemorar el cincuentenario de este instrumento educativo, una de las políticas públicas más antiguas y consolidadas de México. Ella, que sólo estudió la Primaria.

No era la primera vez que visitaba el recinto presidencial. El también ex mandatario nacional, Vicente Fox Quesada (2000-2006), la había invitado en 2004. En esa ocasión, María Isabel dijo: “No recuerdo cómo fue la entrega. No presté mucha atención, porque no sabía que iba a trascender tanto”.

–¿De qué le sirvieron sus libros?, le preguntaron. “Para salir adelante en mis estudios, en lo que yo estudié, que fue mi primaria nada más”. Luego dijo que no pudo continuar por falta de recursos y porque en esa época no se valoraba la educación de las mujeres.

María Isabel es protagonista de la historia de México y, al tiempo, del rezago educativo integrado por 40 millones de personas, de acuerdo con el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE). Este indicador reúne a quienes se han retrasado en el curso de los grados escolares o que no concluyeron la educación media superior. Por ejemplo, alguien mayor de 15 años de edad que no ha cursado la Secundaria.

MEJOR COMER QUE LEER

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Hay una relación entre pobreza y poco acceso a las letras. El estudio “Panorama del Libro Digital en México”, realizado por Casa del Libro México, expone que en el país hay 25 millones de ciudadanos sin acceso a la lectura porque se encuentran a más de una hora de distancia de una librería o biblioteca. Esa situación es más dramática en las entidades de la República donde el ingreso es menor y predominan las zonas rurales. Es decir, donde el rezago educativo es mayor.

Los resultados de la prueba PISA realizada por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) cada año revelan que México es el país que cuenta con el mayor porcentaje de estudiantes con el nivel más bajo de lectura. La interpretación de esos números han sido explicados por la organización Mexicanos Primero con la identificación de varias brechas de equidad: sólo uno de cada cuatro mexicanos puede aspirar a completar 12 años de escolaridad; pero esos estratos educativos están marcados por si se es indígena o no, si se trata de una escuela urbana o rural, si es telesecundaria o secundaria general y si es pública o privada.

A nivel nacional, 53.3 millones de mexicanos padecen pobreza. Si se sigue la relación que hace la Casa del Libro del rezago económico con la falta de lectura, se entiende por qué 25 millones de mexicanos jamás han abierto un libro en su vida y por qué los más se concentran en las regiones pobres, como se expone en el mismo estudio.

El contraste se vive así. En el Distrito Federal, el 97 por ciento de la población está en posibilidades de tener un libro y leerlo. Pero no sucede así en Chiapas donde sólo el 57 por ciento de la población puede leer. En Tlaxcala o Oaxaca, esa cifra es de 58 por ciento.

Tómese como microcosmos a Chiapas. Al presentar el estudio, Jaume Sués, director de Medios Digitales de Casa del Libro, expuso que en una entidad como Chiapas la escena de la lectura es muy difícil, casi impensable. “Estados como Chiapas, se enfrentan a un grave problema para el fomento a la lectura, pues tienen rezagos tanto económicos como de infraestructura de espacios propicios para el desarrollo de esta actividad”, aseguró.

El Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de Chiapas es el más bajo del país, 57 por ciento por debajo del promedio nacional, según el Índice de Competitividad Estatal del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). En paralelo de este indicador, está otro que está relacionado con los libros: el 59.93 por ciento de la población de 15 años y más tiene incompleta la educación básica.

Diego Juárez Bolaños, profesor-investigador del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación de la Universidad Iberoamericana, reconoció que la relación entre pobreza y la incidencia de la lectura es directa. “Cuarenta millones de mexicanos padecen rezago educativo. En el peor de los casos, son analfabetas. ¿Qué esperanza hay de que haya libros en sus casas? Si tu padre o tu madre no tienen acceso a las letras, es probable que para ti el acceso a la lectura será nulo”.

El experto en Educación expuso que la desigualdad de ingreso en México da como resultado que se lea más en las áreas metropolitanas con mayor densidad poblacional y mucho menos en las comunidades rurales. “Las bibliotecas públicas son casi inexistentes en el medio rural. Los libros se convierten en bienes suntuarios. Y las lecturas sólo se encuentran en las escuelas, sitios a donde no van todos”.

El escritor José Antonio Lugo, director de Actividades Culturales en el Foro Chapultepec, expuso que hay desconocimiento de la diversidad en México. “Si la lectura es concebida como placer, se desconoce quiénes y cómo son los que habitan en las zonas pobres de México. Qué les gusta. Si desean empezar por leer a los clásicos o a cualquier otro. La falta de este conocimiento redunda en la carencia de bibliotecas públicas con los acervos convenientes”.

Si bien María Isabel Cárdenas Ruiz recibió el primer libro gratuito y ha visitado en dos ocasiones la residencia oficial de Los Pinos como símbolo de la alfabetización en México, poco se sabe qué ha leído en su vida y qué le gusta. Se sabe por sus palabras, que sólo concluyó la Primaria, por lo que protagoniza el rezago educativo en México.

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