Monocordio: pájaros y cuchillos para hablar de la realidad mexicana

24/01/2017 - 12:03 am

Fernando Rivera Calderón, acompañado por Alonso y José María Arreola, presentará su disco el 28 de enero en El Imperial, con vistas al Vive Latino, en el próximo marzo. En esta entrevista, el músico, poeta y cabaretero habla de la salida de El Hueso y de lo que significa hacer las cosas a partir de la complicada situación con los medios tradicionales. Para pensar.

Ciudad de México, 24 de enero (SinEmbargo).- Fernando Rivera Calderón, un muchacho con muchas cualidades, es ampliamente conocido en la industria del entretenimiento local. Desde hace tiempo lleva adelante, entre muchas otras cosas, su propia banda de rock, que ahora ha decidido sumar a Alonso y a José María Arreola, para poder denunciar cosas de la realidad mexicana y hacer, como hace siempre, sus acostumbradas canciones de amor.

Es un hecho un poco más orgánico que los anteriores, en el sentido de que Fernando ha abandonado El Hueso, el programa de radio donde hacía canciones de protesta y muy a la usanza de la realidad actual, entre otras cosas porque ya no podía decir lo que quería.

Ahora, al frente de Monocordio y con dos músicos de lujo entre sus filas, uno de los cuales: Alonso Arreola se encarga de los arreglos de las canciones, no sabe cuánto durará la formación, pero mientras tanto se prodiga en canciones y conciertos, uno de los cuales lo llevará al escenario del próximo Vive Latino.

Mientras tanto, prepara con Marisol Gasé un cabaré que tiende a graficar la salida del programa de ambos y a intentar una actividad por Internet, más allá de la que tengan pensado en El Vicio.

La música como expresión y refugio. Foto: Facebook
La música como expresión y refugio. Foto: Facebook

Una charla franca con Fernando Rivera Calderón nos obliga a pensar en cuáles serán los métodos de divulgación en los próximos meses en México, en vistas de que los canales de información convencionales cada vez más se condenan a sus grupos de focus groups y a los partidos políticos y marcas publicitarias que indican lo que hay que poner.

Los espectadores tenemos gran batalla que darle a este sistema, pues somos los que decidimos qué ver y qué no ver. Internet, con una periodista de primer nivel: Carmen Aristegui, ha comenzado a dar guerra por vías no convencionales de audición. Es nuestro turno.

Monocordio tocará el próximo 28 de enero en El Imperial, una preparación de su próxima presentación en el Vive Latino.

–¿Cómo va el disco de Monocordio?

­–Bueno, el disco ya fue presentado pero tenemos todavía mucho para dar con él. Tuvo una historia peculiar, pues lo presentamos tocando, sin que hubiera disco todavía, con el power trío que fundé con los hermanos Arreola. Luego fue la presentación oficial hace muy poco tiempo y estamos haciendo unas cuantas presentaciones hasta la fundamental, que será en el Vive Latino próximamente.

­–Quiere decir que todavía hay mucho patio para recorrer con él…

–Sí, totalmente. Es un disco que significa mucho, no sólo en términos musicales, sino que nos representa mucho porque implica una mutación que es muy refrescante para nosotros. Los tres hemos sido bastante experimentadores en ese sentido y este disco es una prueba de ello. Nos tiene muy emocionado y conforme vamos haciendo presentaciones lo vamos cambiando, transformándolo.

Monocordio en concierto. Foto: Facebook
Monocordio en concierto. Foto: Facebook

–¿En qué consiste el disco Pájaros y Cuchillos?

–Es un disco de puñado de canciones que tiene que ver con un momento particular de mi vida. La mayoría son canciones que tienen que ver con un momento en el que terminé de desprenderme de muchas cosas que me molestaban desde hace tiempo atrás. Había estado buscando en términos armónicos y melódicos otras cosas, pues fue cuando se dio la alianza con Chema y Alonso, al compás de temas un poco más complejos de los que yo había realizado en otra época. También tenían un desafío lírico y temático. Yo siempre he sido un cantante del amor y en esta etapa las canciones tienen más implicancia social, sin dejar mis temas y mis obsesiones. Este disco de Monocordio hace una especie de autocrítica a la sociedad en la que vivimos, con temas como “Si no escucho el eco”, hay otra canción dedicada al ménage à trois, como que en Monocordio hay una exploración del amor más romántico y en este disco hay más erotismo, más cachonderío, hay canciones crudas como “No existe más”, el epitafio de una relación de amor que tuve y representa una canción dolorosa.

­–Ahora que ya no estás en El Hueso, las canciones de Monocordio te sirven como temas de barricada…

–Bueno, así es un poco. Yo había puesto el límite ese, lo que escribo en mi columna política, lo que hago en la radio y lo que hago en la banda. Monocordio siempre abordaba la parte más estética, la más emocional. Pero desde que salí de El Hueso y creo que mi salida se fue dando mucho antes de que yo la expresara en forma literal, me ha obligado a que Monocordio tenga que hablar de esos temas pero con otra poética. Hablar de la política en términos literales es fácil y efímero, trasladarlo a una canción es más complicado. Monocordio es un proyecto de permanencia para mí y como tal tengo que tratarlo.

–¿Por qué dejaste El Hueso?

–Hay varias historias ahí, unas que puedo contar y otras no. No fue una salida para mí realmente agradable, pero tuve diferencias conceptuales, de cómo entendemos la radio las personas que allí trabajamos. Para mí la radio es la calle, tiene una función social con la gente que la escucha y creo que tuve diferencias muy profundas con la gente que hacía el programa. Además, se estaba dando un desgaste natural y una relación muy complicada en la cabina, era inminente que yo dejara ese espacio. La gente pensaba que yo dejaba El Hueso porque tenía otros “huesos” por ahí, pero la verdad es que no tenía nada, sólo la música de Monocordio, donde poder refugiarme. También tengo mi literatura, soy muy reacio a entregar, me tardo mucho en quedar bien con las editoriales, pero es algo que me ha apasionado en los últimos meses. Frente a la pregunta de cómo va mi carrera, creo que estoy en una crisis vocacional, aunque todo es para bien. He vuelto a hacer radio, una colaboración los jueves en Charros contra gangsters, no estoy seguro de querer haciendo lo mismo. Llevo un par de meses cuestionándome mucho cómo hacer, qué hacer. El próximo miércoles estrenaré con Marisol Gasé un espectáculo de cabaré, que se llama “Radiocabaré”, donde hacemos una parodia por qué salimos de El Hueso. Lo vamos a transmitir en streaming, una especie de experimento para ver si Internet es posible para seguir comunicándonos con la gente y ver si también es rentable. Soy escéptico hasta que las cosas suceden y por el momento es lo que hay. Estoy peleándome un poco con mi manera de entender el mundo, pero también lo he platicado con muchos colegas últimamente y hay una especie de incertidumbre, de inestabilidad que seguramente nos va a llevar a algo. Tampoco quiero creer que estemos cayendo en un vacío sin encontrar nada.

­–Falta un poco el espectador, que tiene que poner su mirada

–Los medios se han sentido con derecho a decidir qué es lo que quieres escuchar o no. En su afán comercial, en su afán por los focus groups, por los partidos políticos, por las marcas publicitarias. Han desdeñado la función del público y eso es lo que me hizo alejarme de la W. La radio está conectada a la gente, yo hago las canciones en la calle y la mejor retroalimentación que recibo es de la calle. Hemos visto lo que pasó con Carmen Aristegui, le mandé una felicitación, me emocionó mucho. Hasta ella misma está regresando en un contexto experimental en términos mediáticos. Una periodista de esa importancia, con millones de personas que la escuchan, no encuentra un sitio en los medios informativos convencionales. En los medios tradicionales han desdeñado completamente la voz de la gente. Están dando patadas de ahogado, son volubles, prueban una cosa y a los dos meses no les gusta y prueban otra y no están entendiendo nada. Los medios necesitan constancia, que las personas se acostumbren a escuchar ciertas voces, creo que hay una muy mala idea de lo que significa la comunicación en estos tiempos y la verdad es que el panorama es muy desolador. Yo soy parte de una generación en la que no es que no nos importe el dinero, pero hacemos las cosas con otra motivación, con destino social, con interés en transformar parte de la realidad.

–Por otro lado el nivel de popularidad de Enrique Peña Nieto y sus colaboradores es desastrosa…hay algo bueno para sacar de ahí

–Sí, claro. Tienen el poder pero se están equivocando. La manera en que el Gobierno quiere tapar un agujero, es crear uno más grande. Este asunto de los Gobernadores prófugos, que cada Gobernador que asuma en su puesto ya tiene un pasaporte y una identidad cambiada para cuando se vaya, está sucediendo tanto y de una manera tan atroz, percibo en las clases más jóvenes menor arraigo a las formas democráticas e inquietudes de romper por otro lado. También es preocupante un poco eso, pero lo cierto es que las forma democráticas en que hemos estado participando en las últimas tres décadas tampoco han servido demasiado.

–Bueno, van a actuar el 28 en El Imperial

–Sí, así es. Vamos a cantar todas las canciones que se adecuen al trío y un homenaje a Luis Alberto Spinetta, con “Bajan”, que es también un homenaje a Gustavo Cerati.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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