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Ernesto Hernández Norzagaray

26/08/2016 - 12:00 am

El plagio y los afectados

  La primera afectada con la revelación del plagio de Peña Nieto es la Universidad Panamericana, ese espacio académico que “comparte con el Opus Dei el principio de vida íntegra, según la moral y las virtudes cristianas”, que hasta ahora había estado fuera de alcance de escándalos mediáticos por sus egresados. Es la principal institución […]

 

No puede un Presidente de la República con esas credenciales académicas, ser el impulsor de la modernización del sistema educativo. Foto: Presidencia
No puede un Presidente de la República con esas credenciales académicas, ser el impulsor de la modernización del sistema educativo. Foto: Presidencia

La primera afectada con la revelación del plagio de Peña Nieto es la Universidad Panamericana, ese espacio académico que “comparte con el Opus Dei el principio de vida íntegra, según la moral y las virtudes cristianas”, que hasta ahora había estado fuera de alcance de escándalos mediáticos por sus egresados.

Es la principal institución afectada porque su egresado más ilustre ha sido encontrado plagiario, en casi 30 por ciento de su tesis de licenciatura en Derecho, lo que demuestra que al menos hace 25 años los controles no eran muy estrictos o era absoluta la independencia de los sinodales.

Así mismo, resulta afectada, porque uno de sus profesores igualmente ilustre el magistrado Eduardo Alfonso Guerrero Martínez, miembro del Poder Judicial del Distrito Federal, fungió como director de la tesis del hoy Presidente de la República, es decir, aprobó como ha sido revelado el texto para que fuera defendido en el examen profesional.

Y, en alguna forma, por los otros miembros del jurado de tesis que pasaron por lo alto el plagio múltiple que tuvieron en sus manos.

Pero, no sólo esa institución académica, resulta salpicada por el nuevo escándalo del Presidente de la República.

Está esa institución informal, casi clandestina, que es el grupo Atlacomulco que teniendo mejores opciones en el PRI se decidió por Peña Nieto sin considerar que su perfil tarde que temprano le acarrearía problemas serios, el más grave, que pudiera regresar el poder al PAN o peor para ellos entregarlo a Andrés Manuel López Obrador.

El PRI es otro de los afectados directos, fue el partido que postuló junto con el PVEM en 2012 a Peña Nieto a la Presidencia de la República, con los déficits que lo han llevado de escándalo en escándalo y le han significado derrotas electorales significativas en 2015 y 2016, además, de que ya se convirtió en un problema para el 2017 y 2018 pues como lo dijo Manlio Fabio Beltrones en su renuncia a la Presidencia de su partido: Lo que los gobiernos hacen, sus partidos lo resienten.

Pero, también, toca al Poder Judicial del DF que se ve envuelto en este escándalo a través del magistrado “asesor-director de 193 tesis profesionales y… jurado académico en 367 exámenes profesionales”, del que está en juego su honorabilidad y responsabilidad académica.

Y, en general el poder político, que con este periodismo está sujeto al escrutinio público.

Incluso, la familia presidencial sale afectada porque no cesa de estar envuelta en escándalos y muy probablemente sus miembros no terminan de deglutir emocionalmente uno cuando aparece otro.

En fin, resulta afectado principalmente Peña Nieto, porque aumenta su descrédito ante la opinión pública nacional e internacional y le resta legitimidad para impulsar las reformas estructurales especialmente la educativa.

No puede un Presidente de la República con esas credenciales académicas, ser el impulsor de la modernización del sistema educativo.

En clave de juego de suma cero.

El primer ganador es el periodismo independiente, y en particular el equipo de Carmen Aristegui, que aun si hubiera fobias personales por los agravios recibidos, da muestras que ese periodismo es un contrapeso verdadero al poder político.

Y, no es poca cosa, en un país donde los contrapesos que deberían ser no lo son pues sus líderes formales han sido cooptados o sometidos.

El Poder legislativo con esta evidencia tiene una nueva oportunidad de abrir el debate sobre el modelo presidencialista “donde el que gana se lo lleva todo” para ver alternativas institucionales y donde el Presidente pueda estar sujeto a revocación de mandato.

El Poder judicial igualmente tiene la oportunidad de mostrar su independencia y revisar los casos de corrupción política que han marcado a este gabinete y con sus sentencias recuperar la desconfianza y credibilidad perdida.

Ganan, así mismo, los organismos sociales comprometidos con la transparencia y la rendición de cuentas que tienen un nuevo dato para avanzar en estos pilares fundamentales de la democratización de la vida pública.

Las redes sociales con todos los asegunes que les pongamos, adquieren nuevamente un lugar privilegiado para el debate de lo público.

Y, claro, ganan las universidades que tienen un alerta mayor en sus subsistemas de titulaciones que debería llevar a revisarlos con el fin de sancionar a quienes incurren en plagio activa o pasivamente en su ejecución.

Finalmente, ante esto unas notas, sobre la pequeñez de las respuestas de algunos académicos, periodistas, vocero de la Presidencia de la República y el Director de la tesis.

En este asunto de interés público, cómo es todo en lo que se ve involucrado el titular del Ejecutivo, hay quienes reducen a lo académico y exculpan en lo político, es más se van contra el mensajero, al que le encuentran motivos oscuros en su investigación y presentación de los resultados, cómo si una persona pública pudiera ser fragmentada en su quehacer cotidiano. La vida del político es un acto público. Y al que no le guste, que no aspire al cargo

Hay, además periodistas, que quizá ante los compromisos con el poder o frustración de no tener la primicia, o ambas, se lanzan contra la mensajera acusándola de solapar a una colaboradora plagiaria o qué ella mismo no terminó la licenciatura en periodismo.

La vocería de la Presidencia de la República por su parte reduce, mejor minimiza y relativiza, el acto de plagio a un “problema de estilo”, de redacción, quizá de olvido de las reglas establecidas en el reglamento de tesis panamericanas.

Y peor, pero en sintonía, el magistrado Guerrero Martínez, que lo atribuye sin rubor a un problema de imprenta de esos que se daban hace 25 años.

Quizá, el más ecuánime y que muestra un alto respeto a su institución, es la declaración del José Antonio Lozano Diez, Rector de la Universidad Panamericana, quien ha dicho que en la institución se toma en serio “la honestidad académica de nuestros egresados y castiga severamente los casos de plagios”.

Está obligada por decoro y marca.

Ernesto Hernández Norzagaray
Doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. Ex Presidente del Consejo Directivo de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales A. C., ex miembro del Consejo Directivo de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política y del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Ciencia Política A.C. Colaborador del diario Noroeste, Riodoce, 15Diario, Datamex. Ha recibido premios de periodismo y autor de múltiples artículos y varios libros sobre temas político electorales.

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