Morir joven y de forma trágica, el destino de algunos famosos que no pudieron contra la fatalidad

04/12/2013 - 12:30 am
Paul Walker no conducía el Porsche que lo mandó al otro patio. Foto: EFE
Paul Walker no conducía el Porsche que lo mandó al otro patio. Foto: EFE

Ciudad de México, 4 diciembre (SinEmbargo).- La muerte trágica del protagonista de Rápido y Furioso, Paul Walker, en un accidente de tránsito cuando apenas tenía 40 años consternó al mundo y como es de rigor mandó al actor estadounidense a la inmortalidad.

Allí se encontrará seguramente con James Dean, muerto el 30 de septiembre de 1955 también a causa de un choque cuando conducía su  Porsche Spyder 550 por las calles de Cholame, en California.

En California y a bordo de un Porsche: el pasaporte a la eternidad para Dean y Walker, aunque este último perdió la vida en el asiento del copiloto, cuando el Carrera que conducía un amigo se estrelló en Santa Clarita, en el norte de California, y se prendió fuego.

Los cadáveres quedaron despedazados y no pudo reconocerse en uno de los cuerpos el bello rostro de Walker, cuya última acción en esta dimensión fue organizar una muestra de automóviles para recaudar fondos para los supervivientes del tifón Haiyan en Filipinas.

El policía encubierto Brian O’Conner en  The Fast and the Furious, estaba rodando la séptima entrega de la popular saga.

Había nacido el 12 de septiembre de 1973 en California. Su nombre completo era Paul William Walker IV y se hizo famoso con la serie de películas sobre carreras ilegales, la mayoría coprotagonizadas por Vin Diesel.

LO INESPERADO, LO FATAL

Cory Monteith (Foto: Especial)
Cory Monteith, adiós a un joven en el esplendor de su carrera (Foto: Especial)

La muerte siempre conmociona, pero devasta cuando se trata de jóvenes en el esplendor de su vida, cuando lo inesperado y lo fatal corrompe la calma chicha en que transcurre la cotidianeidad, con esa arrogancia propia de lo que se pretende inmortal y acaba siendo tan fútil, tan pasajero.

El 10 de diciembre próximo llega a las tiendas digitales y físicas el primer disco en solitario de la actriz de la serie Glee, Lea Michele, dedicado a su ex novio y compañero de elenco, Cory Monteith, quien como se sabe falleció a causa de una sobredosis.

Cannonbal, tal el nombre del álbum, extiende un poco la presencia de quien ha desaparecido para siempre a los 31 años. El natural de Calgary, Canadá, medía casi dos metros, era guapo, talentoso, tenía éxito y fortuna: todo lo entregó a las drogas, pagando con la vida el costo de su adicción.

UNA RUBIA ENVENENADA

Brittany Murphy, la rubia que no descansa en paz. Foto: EFE
Brittany Murphy, la rubia que no descansa en paz. Foto: EFE

El 20 de diciembre de 2009 el mundo amanecía con la triste noticia que daba cuenta de la muerte de la joven actriz Brittany Murphy. Tenía 32 años y se había dado a conocer cuando era una jovencita en filmes como Clueless, junto a la rutilante Alicia Silverstone, en 1995. Desde entonces su aspecto físico fue transformándose radicalmente hasta lucir como una rubia de delgadez extrema, a la usanza de Hollywood.

Murió por una neumonía causada por la adicción a los medicamentos, cinco meses antes de que su atribulado marido, el productor Simon Monjack, perdiera la vida por una causa similar.

A cuatro años de la muerte de ambos, el padre de la actriz cree que su hija y su yerno fueron envenenados, una presunción que ha despertado las iras de Sharon Murphy, la madre de Brittany, quien desmintió la especie en una carta enviada a The Hollywood Reporter.

LA DIVA DEL AVIONAZO

El negocio de la muerte no deja en paz a Jenny Rivera. Foto: Archivo
El negocio de la muerte no deja en paz a Jenny Rivera. Foto: Archivo

En nuestros rumbos, todavía da mucho que hablar la muerte trágica de la diva de la banda Jenny Rivera, quien el 9 de diciembre de 2012, después de un concierto en la Arena Monterrey en Monterrey, Nuevo León, despegó junto a seis acompañantes desde el aeropuerto local, rumbo a Toluca.

Rivera y  el resto de los viajeros jamás llegaron a destino. Se habían estrellado en la Sierra Madre Oriental en el municipio de Iturbide en Nuevo León, México. Desde entonces, lo que menos puede decirse es que la cantante descansa en paz.

Su familia enfrentada por la herencia y la explotación de su figura póstuma, el ex marido a punto de iniciar un juicio millonario a la empresa que rentó el avión donde perdió la vida la ex juez de La Voz México que murió en el apogeo de su carrera y el rumor absurdo de que el piloto de la aeronave estaría vivo y pronto daría una entrevista a un medio mexicano son los puntos de toque en la morbosa posteridad de la malograda artista.

Desde Michael Jackson a los 50 (aun cuando su muerte lo hubiera convertido de todos modos en leyenda sin importar cuando aconteciera) a Heath Ledger, el actor australiano que se fue a los 27 a causa de una sobredosis y echando a perder una carrera en Hollywood más que promisoria, las muertes trágicas e inesperadas de los famosos se replican en forma continua entre los comunes mortales.

Vienen a decirnos que la vida no vale nada cuando la muerte se pone tozuda y que más vale cuidar la bocanada de aire que nos permite soñar y hacer planes. Quién sabe dónde, en el momento menos pensado, nuestro corazón se pare para siempre y ya no habrá un jardín de rosas. Ni de espinas.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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