Leshmanianisis

05/04/2015 - 12:03 am

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La evolución de la vida en la Tierra ha generado una inmensidad de seres vivos que han ido explotando todos los ambientes posibles, sin embargo la mayoría de las especies que han habitado este planeta ya no están vivas, las que existen hoy en día son sólo una muestra de los linajes que han sobrevivido.

Como sabemos la biodiversidad actual no está distribuida homogéneamente en el globo terráqueo sino que hay lugares mucho mas diversos (como los trópicos), mientras que otros ambientes tienen menos especies (los polos o las zonas alpinas). Las zonas tropicales que albergan esta efervescencia de vida, presentan especies maravillosas como las orquídeas o los perezosos pero también en ellas habitan pequeños parásitos que junto con sus hospederos insectos causan enfermedades terribles. Este es el caso de la Leshmaniasis.

La leshmanianisis es una enfermedad que se distribuye en las zonas tropicales y subtropicales del mundo ocasionada por un parásito protozoario unicelular que es transmitido por la picadura de un insecto hematófago. Es una enfermedad relativamente frecuente puesto que está presente en 88 países y se considera que 310 millones de personas en el mundo están en riesgo de infección. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) anualmente existen 1.3 millones de nuevos casos y entre 20 000 y 30 000 defunciones ocasionadas por este parásito. Con estos datos uno pensaría que en los países que estamos en la zona tropical debería ser una de las enfermedades que todos conocemos y sabemos reconocerla, sin embargo no es así, en particular en México hay una tendencia a ignorar las enfermedades tropicales bajo el supuesto de que lo tropical nos hace tercermundista y por ello debemos de ignorarlo, en lugar de entenderlo y atenderlo.

            Esta enfermedad es causada por al menos 20 especies del género Leshmania, es una parásito que ha sido exitoso y se ha diversificado mucho, dependiendo del país en donde nos encontremos hay diferentes especies de este protozoario que pueden ocasionar la enfermedad. Dado que es un parásito que está globalmente distribuido se han hecho investigaciones para establecer su origen y aún no se tiene un panorama claro, puesto que hay rastros de la enfermedad en momias egipcias de 3500 años de antigüedad y también en momias incas del Perú, por lo que pareciera que el parásito se originó en el viejo continente y migró con el humano a América, pero también otras evidencias moleculares que afirman que los parásitos del continente americano son mas antiguos, por lo que todavía no hay  acuerdo al respecto.

Aunada a la diversidad de especies de Leshmania, la enfermedad tiene otros aspectos que la hacen interesante, no es un solo vector el que la transmite sino que se han reportado 70 insectos que pueden ser transmisores. En América, el más común es el mosquito Lutzomyia, y en Europa, moscas de arena del género Phlebotomus. Dependiendo de que especie de Leshmania infecte serán los síntomas de la enfermedad. La forma mas común es la leshmaniasis cutánea que implica una lesión en la piel que va creciendo y no cicatriza si no se utilizan los medicamentos adecuados. En África y la India existe también otra manifestación de la enfermedad mucho mas grave conocida como leshmaniasis visceral o Kala-azar que ataca órganos como el hígado, el bazo o la médula ósea y es mucho mas difícil de tratar. Y hay una tercera forma de leshmania que es mucocutánea que afecta tanto la piel como las mucosas nasales o bucales.

            El ciclo de vida del parásito es complejo y fascinante, la primera fase ocurre dentro de vector, cuando un mosquito chupa sangre de un hospedero infectado, que puede ser un humano pero también otro mamífero o inclusive reptil, las leshmanias se van con la sangre de la víctima y se alojan en el tracto digestivo del mosquito. Ahí el parásito vive libremente dentro de la cavidad del insecto moviéndose por medio de un flagelo, se reproduce activamente pero no causa daños al vector, a esta fase se le llama protomastigote. Después de algunos días cuando el mosquito vuelve a picar, las leshmanias aprovechan el “aventón” y se bajan dentro del nuevo hospedero, una vez ahí las células defensivas del hospedero (fagocitos mononucleares o macrófagos) detectan a los parásitos y los engullen. Justo lo que los parásitos quieren, pues dentro de estas células se transforman en su forma infecciosa (llamada amastigote), aquí las células pierden su flagelo y se dedican exclusivamente a multiplicarse, cuando son muchas dentro de una célula ocasionan la ruptura de al membrana para salir e infectar una nueva célula. Este ciclo ocasiona la yaga en la piel de los pacientes que va creciendo conforme se van infectando nuevas células. En el caso de la leshmaniasis visceral, la lesión es interna pero ocurre de la multiplicación ocurre en la misma secuencia. Como es de esperar, no todas las personas que son infectadas con Leshmania desarrollan la enfermedad, en los humanos bien alimentados los macrófagos son capaces de luchar contra los parásitos y eliminarlos, por lo que la leshmaniasis también está relacionada con la desnutrición y con enfermedades inmunosupresoras como el SIDA, es decir es otra enfermedad vinculada con la pobreza.

En México se ha documentado que la presencia de la enfermedad está muy relacionada con la asociación con perros infectados, dado que los perros juegan un papel social y tienen una estrecha relación con el humano, tanto en áreas rurales como urbanas de nuestro país, es importante monitorear a las mascotas. Existen también otros reservorios como roedores, otros cánidos, primates e incluso reptiles por lo que se tienen registros de que la colonización del humano hacia nuevas áreas que estaban previamente cubiertas por bosques o selvas también aumenta el riesgo de transmisión y al rápido aumento del número de casos. La transmisión entre humanos infectados también ocurre por contacto con material de una lesión, trasplante de órganos, transfusión sanguínea y a través de la placenta.

A nivel mundial las epidemias de las dos formas principales de leishmaniasis (cutánea y la visceral) a menudo se asocian con la migración y el desplazamiento de personas no inmunizadas a zonas donde ya existen ciclos de transmisión. La exposición en el trabajo y el aumento de la deforestación siguen siendo factores importantes.

            El tratamiento para la leshmaniasis ha implicado la utilización medicamentos muy fuertes llamados antomoniales pentavalentes y mas recientemente también se utiliza la termoterapia y la crioterapia sobre las llagas de la piel; esta combinación ha dado buenos resultados y es menos invasiva que los antimoniales. A pesar de existir el tratamiento, el problema es que no siempre se genera inmunidad al parásito, por lo que las personas que viven en regiones con alta incidencia de leshmaniasis es muy probable que se infecten varias veces a lo largo de su vida.

            Para el control y prevención de la leshmaniasis la OMS recomienda el diagnóstico temprano que permite tratar a los pacientes con los medicamentos adecuados lo cuál reduce la prevalencia de la enfermedad y previenen la discapacidad y la muerte, para ello es importante que los médicos de las zonas donde prevalece la enfermedad cuenten con la información para el diagnóstico y sobre todo con lo medicamentos necesarios para recetar.  Además proponen que es necesario el control de los vectores (mosquitos) con ayuda de insecticidas en aerosol, mosquiteros tratados con insecticida así como una gestión del medio ambiente que no promueva la proliferación de mosquitos (evitar encharcamientos en los patios y agua estancada en general). Por otro lado, a pesar de que es muy complicado el control de los reservorios animales, es necesario monitorear la enfermedad en los animales domésticos y tratarlos, tomando en cuentas las situaciones locales. Y por último es muy importante realizar campañas de concientización para las comunidades que viven en zonas donde la enfermedad prevalece.

            Sin duda la Leshamnia es un bicho extraordinario el cuál hay que conocer para no espantarse y actuar en consecuencia si llegamos a contagiarnos.

Para leer más:

Tuon et al. 2008. FEMS Immunology & Medical Microbiology 54 (2): 158–166 

http://www.facmed.unam.mx/deptos/microbiologia/parasitologia/leishmaniosis.html

http://www.facmed.unam.mx/deptos/microbiologia/parasitologia/images/leishmania_ciclob

Animación del ciclo de vida de Leshmania

 

Ek del Val de Gortari
Soy bióloga egresada de la UNAM y después realicé un doctorado en ecología en el Imperial College del Reino Unido. Actualmente trabajo en el Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM en Morelia y coordino la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la ENES-Morelia también de la UNAM. Dedico mis días a tratar de entender cómo funcionan las interacciones entre las plantas y los herbívoros que se las comen. Me gusta trabajar en las selva y también estoy interesada en entender como se modifican las interacciones entre especies cuando hay alteraciones en los ecosistemas, por lo que estoy trabajando en campos agrícolas y en ambientes restaurados. Considero que la visión que la ciencia aporta a la vida cotidiana es muy importante, por eso me gusta escribir textos de divulgación científica y procurar que un mayor número de gente conozca las maravillas que hemos aprendido y descubierto. En particular escribo sobre bichos porque son seres considerados abominables en el inconciente colectivo, que cuando nos detenemos un poco a observar y entender mejor, se vuelven maravillosos.
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