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Gustavo De la Rosa

06/04/2024 - 12:04 am

Solidaridad moral para Xóchitl por su hijo, pero reclamo público por unirlo a campaña

“Para muchos parecerá difícil establecer la línea entre los sentimientos familiares y  la función pública”.

“Eso parece ser muy difícil para Xóchitl, no puede comprender, que teniendo el poder para hacerlo, no pueda ayudar con recursos bajo su disposición a su familia”. Foto: Isaac Esquivel Monroy, Cuartoscuro.

A los hijos y parientes difíciles se les aguanta, se les apoya pero no se les dan cargos de responsabilidad pública.

En un acto de misericordia, Beatriz muller brindó solidaridad personal con Xochitl y su hijo Pablo, poniendo en claro la distancia que debe haber entre los actos de los hijos y los de sus padres, y viceversa.

Esa voz fue suficiente para que una enorme cantidad de ciudadanos desistieran de seguir criticando e incluso burlándose de el hijo de Xóchitl y haciéndolo extensivo a la candidata a la presidencia.

Ciertamente no es la culpable de lo mala copa que es Pablo, pero conociéndolo ella sí es responsable de haberle dado un cargo en su campaña política que exige buena conducta,  honorabilidad, respeto a los trabajadores y a las mujeres, el mejor mensaje a la juventud es el ejemplo, por eso Xochitl es responsable de haberle encargado organizar a la juventud para su campaña, sabiendo los incidentes en que ha incurrido cuando consume más alcohol del justificado socialmente.

Y esa responsabilidad demuestra que es incapaz de controlar los conflictos de interés entre la función pública y la familia.

Para muchos parecerá difícil establecer la línea entre los sentimientos familiares y  la función pública.

Sin embargo cuando el  funcionario, está convencido que debe separar  su relación familiar con la función pública, es fácil, muy fácil hacerlo,a los familiares se les dice no Y si insisten se les repite dos veces NO.

Siguiendo con el método de escribir estos artículos fundándolos en los recuerdos de mi vida política explicaré cómo resulta muy fácil separar familia de la función publica.

El primer puesto gubernamental,  que desempeñe, fue en 1995, como director del CERESO de Ciudad Juárez, entonces un penal administrado por el municipio. Y la primera decisión que tomé fue impedir el acceso de cualquier familiar al área de trabajo, o de proveeduría al penal.

El primer domingo, día de visita general, se presentó a la puerta del penal un sobrino muy trabajador por cierto, que llegó con un queso de unos 3 kg y como yo recibía a los visitantes ahí, lo recibí y me dijo ”Tio, lo felicito por el puesto y le traje como regalo este queso del rancho de la familia”

Desde luego no podía aceptar un regalo en el ejercicio de mi trabajo, y decidir no aceptar regalos en ese momento fue muy fácil simplemente había que hacerlo y le regresé el queso diciéndole “ en 10 años qué tienes como un responsable, del rancho, nunca me habías regalado ni un asadero, por lo tanto sospecho que puedes tener algún interés de ser favorecido por mis decisiones como funcionario, mejor llévate tu queso y compártelo con tu familia o con tus amigos”.

Luego mandé poner un anuncio a la entrada del CERESO que decía, “ El Director, no celebra su cumpleaños, ni la Navidad, ni festeja ningún día, por lo tanto NO ACEPTA REGALOS.”  hacer eso resultó de lo más fácil del mundo y nunca tuve que molestarme por atender personalmente a quién insistía en hablar conmigo para darme algún presente.

Días después, el administrador del penal me informó que uno  de mis hermanos, le había vendido unas partes eléctricas en muy buen precio,  para la planta que teníamos como emergencia en el penal, pero que las facturas no estaban expedidas a la Presidencia Municipal, y me pedía que autorizara esas facturas para poder pagarlas,  que ese era el protocolo contable acostumbrado cuando se presentaban esos problemas.”.

No lo autoricé y le devolví sus refacciones a mi hermano, mayor que yo por cierto. Estoy sorprendido me reclamo “ Vas a ser director del CERESO, ¿no sabes acaso que es uno de los puestos que más desprestigian al funcionario, y de pasada desprestigian a la familia, que mis amigos se van a burlar de mí porque aceptaste este puesto? Y a cambio de esa vergüenza ni siquiera me quieres dar oportunidad de ganarme unos dolaritos honestamente, yo les puedo conseguir refacciones más baratas, que todos los proveedores les va bien a ustedes y me va bien a mí”

Mi decisión fue fácil otra vez; “ Hermano no puedo mezclar los negocios familiares con mi trabajo como servidor público” …” Son Agua y aceite”  mejor perdemos todos.

Cuando enfrenté esos problemas de política y familia y vi que se resolvían tan fácil, bajé la presión que generaba ese puesto por lo menos en un 25% y pude cumplir con mi encargo por tres años, sin ningún problema de conflicto de interés, simplemente hay que entender que los intereses privados no deben mezclarse bajo ninguna razón con el desempeño de la función pública. Y que antes de aceptar un puesto público se debe evaluar si se puede vivir razonablemente con el salario que le van a pagar, igual que cualquier ciudadano empleado de una empresa, de una fábrica o con negocios propios.

Eso parece ser muy difícil para Xóchitl, no puede comprender, que teniendo el poder para hacerlo, no pueda ayudar con recursos bajo su disposición a su familia. O encargarle una tarea de campaña,  a su hijo, a pesar de que es un riesgo cuando toma licor más allá de lo razonable socialmente.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.

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